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La mudanza había llegado y con ello un estilo de vida distinto, o al menos eso sabia que sucedería debido al peculiar arrendatario que tenia.
Si bien ambos se soportaban, a veces resultaba caótico que los dos mantuvieran la mínima interacción.

Siendo ya fin de semana, se encontraba descansando en la habitación que Alhacén le había asignado mientras procastinaba con su celular.
Para un adulto poco había que hacer, o eso era lo que provocaba que el joven arquitecto viviera en esa burbuja de monotonía.
Si bien la convivencia con el de cabello grisáceo lo había sacado de su zona de confort, aún seguía con sus antiguos hábitos.

Un bostezo salió de los labios del joven arquitecto.

El día era nublado pero la tranquilidad era bastante y eso lo relajaba.
Sabia que Alhacén estaba sumergido en sus libros y que a causa de eso la acasa estaba más callada.

Pronto se recostó de costado dejando su celular de lado cuando el sueño empezó a inundarlo.
Los cuatro días anteriores habian sido una calvario para Kaveh quien solo se predispuso a seguir indicaciones aunque eso fuera en contra de sus propios principios. Días que eran los causantes del cansancio que sentía.

El sueño llegó y con ello un durmiente Kaveh que sin moverse demasiado de su posición solo descansó.
Las horquillas resbalaron de las hebras de su cabello en algún momento dejando que su fino cabello se desordenara. Sin embargo, eso no causó que el joven arquitecto despertara.

Por otra parte, por los pasillos caminaba Alhacén quien después de haber recibido unas llamadas sobre la construcción se detuvo frente a la habitación de Kaveh.

-Kaveh.

Sin obtener respuesta esperó un poco antes de aclarar que entraría. Cuando abrió la puerta y entró a la habitación pudo observar como el pelirubio descansaba boca arriba con una mano extendida a su costado y la otra permanecia sobre su abdomen. Notó por igual que de igual manera su cabello permanecía suelto y algunos mechones caían sobre su rostro.

Alhacén mantuvo silencio unos momentos en tanto lo admiraba de manera correcta.
No podía negar lo atractivo que era, a pesar de eso, tampoco sentía alguna otra cualidad en el joven arquitecto además de su pasión por la arquitectura.

En el momento en que iba a retirarse, escuchó un suave lamento provenir de los labios del arquitecto provocando que se detuviera y observará la manera en la que se removía y acomodaba un poco.

-Al...Alhacén -balbuceó el joven arquitecto entre quejas inentendibles- Alhacén...

El llamado observó a Kaveh con algo de curiosidad de lo que podía estar soñando con él. Ante esa duda se acercó hasta agacharse a un costado de la cama justo en el lado donde este guiaba su cuerpo.

-¿Por qué sueñas conmigo? Arquitecto llo...

-Devuelveme...mis llaves -kaveh extendió su mano entre sueño en intentos de recuperar aquel objeto pero logrando nada más tocar la mejilla del peligrisaceo- y...ya basta...

Alhacén se mantuvo en silencio cuando sintió el tacto de Kaveh sobre su mejilla y la manera en la que buscaba algo que con notoriedad no estaba ahí.
Sabiendo que era mejor no estar para evitar malentendidos hizo a levantarse de no ser que vio al joven arquitecto abrir de a poco los ojos y observarlo.

Al principio ambos mantuvieron silencio.

Kaveh con una notoria sorpresa y al estar recién despertado se alejó pegando un grito que causó que Alhacén lo mirara algo colmado.
Poco a poco y al ver que solo se trataba de su arrendatario llevó su mano derecha a su pecho de manera dramática a causa de la sorpresa llevada.

Cabina telefonica || kavetham Onde histórias criam vida. Descubra agora