Xie lian afirmó que no lo sabía.

"Pues él es nada más y nada menos que el más fuerte de los fantasmas, es una calamidad nivel supremo. Tan poderoso y talentoso, no hay nadie quien se le equipare, teniendo enemigos por todos lados, pero para él son solo insectos fáciles de deshacerse. Hasta los propios dioses de los cielos le tienen pavor y admiración. Incluso considera a todos insignificantes por no estar a su nivel, es normal, es tan fuerte que nadie podría estar a su altura, nadie sabe como es su verdadera forma, pero eso da igual, es espectacular en todas ellas.

Continuó lleno de motivación.

"Hua chengzhu, el gran y alabado Hua chengzhu. Nuestro rey y señor que domina a todos y nos llevará a la gloria eterna".

Xie lian no sabía si reír o llorar, claramente el vendedor estaba tan perdido en sus inspiraciones hacia su rey que ya habían perdido el hilo de la conversación original. Incluso se sintió nuevamente ignorado y pasado por alto su petición de encontrar a la bestia.

Y antes de que Xie lian volviera a retomar el tema, el vendedor pronto gritó en colera

"¡Mira sacerdote! ¡es él! ¡está aquí!", gritó emocionado.

Y al voltear, había una multitud, incluso él de manera incosciente fue caminando con ellos.

Pese a los empujones de toda la multitud, Xie Lian terminó muy cerca de donde estaba el rey fantasma.

Pero más que ver a un rey que mostraba toda su gloria y poder, se parecía más a una persona enferma que apenas podía sostenerse de pie.

"Hua chengzu ¿qué pasó?", preguntó un ciudadano fantasma común.

"Señor ¿necesita ayuda?", dijo otro fantasma.

"Largo, estoy bien, solo fue un pésimo día, me voy y ustedes...¿ah?", no acabó lo que quería decir, pues a pesar de sus malestares, había encontrado una particularidad que incluso hizo que olvidara su propio malestar.

"¡TU!", se dirigió al Dios de la basura, que al instante quedó inmóvil, pero no sorprendido, esto sin duda era producto de su mala suerte.

"¿Quién demonios eres y qué haces aquí en mi territorio?", cuestionó furioso el fantasma supremo.

Toda su atención estaba sobre Xie lian, ignorando a los demás. A pesar de que solo lo mirara con un ojo, su mirada era tan clara, prácticamente diciéndole que lo odiaba y quería estrangularlo.

"Sacerdote, contesta o las consecuencias podrían ser irremediables", sugirió otro fantasma que estaba a su lado.

"Vamos, se valiente o nuestro señor no mostrará compasión alguna", no sabía si lo estaban ayudando o recriminando, pero lo cierto es que estaban obligándolo a que no ignorara a Hua cheng o habría consecuencias graves.

Hablando con cortesía, Xie Lian respondió la pregunta del impaciente fantasma rojo.

"Hua chengzu, no era mi intención invadir su territorio, ni causar problemas, lo que es que he estado buscando un monstruo maligno que ha estado atacando a la gente en donde vivo y se encuentra por estos alrededores, pero nada es para ofenderlo", dijo de la forma más calmada y honesta de la que pudo expresarse.

"¿Resultados?", preguntó curioso.

Xie lian apenado, tomó aire y dijo con un poco de vergüenza.

"No he encontrado nada".

Al decir esto, la calamidad roja instantáneamente se puso a reír de él.

"Representas muy bien a todos esos bastardos que se autoproclaman las salvaciones del mundo, todos los dioses si que son unos inútiles", aunque Hua cheng se refería a los dioses en general, Xie lian se sintió un poco mal por lo espinosas de sus palabras.

La mala suerte de conocerte | TGCF.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora