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Mr

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Mr. Lonely

༺𝐴𝐿𝐼𝑆𝑂𝑁 𝑃𝑂𝑉༻

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༺𝐴𝐿𝐼𝑆𝑂𝑁 𝑃𝑂𝑉༻

La noche caía como toda mi vida, vivía en Los Ángeles ya que mis padres y hermano habían decidido que seria lo mejor, por lo problemática que era.

Al parecer su patético intento de sacarme de las drogas y todos mis problemas, había funcionado por un tiempo, hasta que decidí escaparme de ahí, sabía que ellos estaban en Monterrey, México, me llegué a enterar que mi dulce hermanito se caso con una mexicana por el sobrenombre de "Ari", la verdad desde que me habían sacado de sus vidas, enviándome a un internado, no volví a saber de ellos.

Mi mano viajo al cigarrillo en mi boca para quitarlo y apagarlo, había vigilado a mis padres y a Juan durante algunos días, era cuestión de tiempo para que supieran que había escapado del internado.

— Que onda. — Escuche la voz de una chica acercándose a la mesa de Juan y Ari, junto con otros cinco chicos y tres chica.

— Hola hermanita. — Hablo la esposa de mi hermano, saluando a una chica muy parecida a ella, para luego saludar a la rubia de pequeña estatura, Juan se levantó e hizo lo mismo con los demás chicos.

Mi papel de mesera iba funcionando demasiado bien, me acerqué especialmente a su mesa.

— Buenas noches, ¿Puedo tomar su orden? — Pregunté repasando cara por cara de los presentes sin que se dieran cuenta.

— Aún no decidimos bien. — Mencionó el más alto con lentes.

— Puede volver en unos minutos. — Al fin habló Juan viendo la carta.

— Por supuesto que si. — Dije con la sonrisa más falsa que pudiera hacer.

Regresé a mi lugar inicial sin despegar los ojos de esa mesa.

— ¡Hey! — Me dijo un amigo que había tenido hace años y que ahora trabajaba en este lugar, donde gracias a el pude entrar. — Al parecer tu hermano ni noto tu presencia.

— Tranquilo Jones, todo es parte del plan. — Mencione viéndolo para voltear a la mesa y ver que la rubia me hablaba. — A seguir con el plan.

Me acerqué a la mesa y en cuando llegué mis ojos hicieron contacto con uno de los presentes ahí, un chico de cabello castaño que llevaba un suéter blanco con rojo, pero mi vista se desvío rápidamente.

— Que desean ordenar. — Dije de manera amable.

Mi vista seguía en Juan y cuando termine de decir esto, me volteó a ver, sus ojos parecían como si hubiera visto un fantasma. Le sonreí descaradamente, sabía que esas miradas y la sonrisa no había pasado desapercibido por nadie.

— Oh. — Rompió el silenció su esposa. — A mi me puedes traer el platillo de filete a la plancha, por favor.

— Claro señorita. — Anoté cada pedido, sin embargo Juan no habló, solo me miraba. — Y para usted señor. — Lo miré.

— Nada, tomaré más tiempo tráeme agua solo por ahora. — Sabía que no la creía.

— Bien. — Me fui de ahí a dejar los pedidos, unos minutos más tarde sentí una presencia detrás mía.

— ¿Qué haces aquí? — Me dijo la voz de mi hermano detrás de mí.

— Trabajo señor Guarnizo, no es obvio. — Dije sin voltear a verlo aún.

— Sabes a lo que me refiero Alison, deberías estar en Estados Unidos. — Dijo dándome la vuelta para verlo.

— Pero estoy aquí, no te da gusto. — Le dije haciendo voz triste.

— Claro que si, eres mi hermana, pero aún así no deberías de estar aquí, deberías de estar en Los Ángeles.

— Me cansé de vivir entre personas que no me entendían, vine aquí a verlos, no a hablar con ustedes, déjame trabajar, no te molestare si eso gustas.

— No, te extrañe A, se que fui pésimo hermano, pero me da gusto que estés aquí. — Me agarró mis hombros para acercarme a el y me envolvió en un abrazo, mis brazos fueron a su espalda y me sentía cálida.

— ¿Interrumpo? — Una voz nos hizo separarnos, era la rubia. — Ari quiere ver por que tardas tanto, ya veo porque.

— No es lo que piensas Rivers. — Juan rió nervioso y ella alzó una ceja viéndome de arriba para abajo.

— Rivers, Juan corran. — Dijo un chico llegando también, era aquel chico del suéter blanco con rojo, quién se calló luego de ver la mano de Juan en mi hombro.

— Vamos Roier, Juan esta ocupado. — Dijo la rubia en un tono molesta, para luego irse.

Así que siempre si era un secreto para todos.

— Vuelve con tu esposa, anda. — El asintió y se fue, me asomé para ver, vi que la rubia le decía algo a Ari, la cual cambio totalmente su cara y cuando llego Juan le dio una mirada muy fea.

— Ya te metiste en problemas. — Dijo una castaña llegando a mi lado, la reconocí estaba con ellos y estaba sentada a lado del alto. — ¿Eres Alison no?

— Si, ¿Tú quien eres? — La miré sin comprender porque ella si me conocía.

— Soy Harriet, mucho gusto amiga de Juan, hace mucho me platicó de ti, no eres conocida entre nuestros amigos, pero cuándo me dijo estaba borracho, así que le jure que no diría nada.

— Claro, al final de cuentas soy un secreto. — Murmure, ella palmeo mi hombro y regreso a su asiento.

Iba a ser una larga noche.


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𝐷𝑂𝑁'𝑇 𝐵𝐿𝐴𝑀𝐸 𝑀𝐸 / 𝑅𝑂𝐼𝐸𝑅 /Où les histoires vivent. Découvrez maintenant