Capítulo XXXIII ━ Suerte

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—No es por eso, y no es lo mismo —dijo—. Sabes cómo es allá afuera, y no podemos tener margen de error para esto. Deberías quedarte aquí con Rosita, haciendo de vigía en la comunidad para mantener a los niños a salvo.

—No soy así, Rick. No quiero hacer eso...

—Quiero que entiendas una cosa —aclaró—: Si te dejo ir allá, debes saber que no habrá vuelta atrás. Pase lo que pase, no podrás desviarte del camino y deberás terminar la misión. Piensa que aquí puede ser peligroso, incluso para Marion.

—Subestimas a Marion, Rick —contestó seria. Él trataba de intimidarla con ello, pero para ella solo eran palabrerías—. Marion sabe defenderse bastante bien y es grande para saber lo que debe hacer en situaciones como esas. No me quedaré aquí viendo cómo ella se encarga sola de ello, quiero salir y atraer a todos los caminantes que pueda, si eso significa que ella pueda dormir a salvo por las noches.

Él había aceptado dejarla ser parte del plan, no sin antes mencionar que era muy terca y que admiraba su valentía. Hoy harían las barreras que mantendrían a los caminantes por el camino exacto en el que ellos querían que fueran. Rick la vigilaba de lejos, pero admitió que se desempeñaba muy bien en sus tareas, entonces decidió confiar en ella por su fortaleza.

Cuando volvieron, esperó que Marion la saludara, pero corrió directo a los brazos de Tara, quien había despertado la misma noche de la sentencia de Rick, con el dibujo en mano. Dejó que estuvieran juntas mientras ella regresaba a casa y descansar para el simulacro de mañana.

Hablaba en serio cuando decía que Marion sabía defenderse bien, pero aún tenía miedo de que algo más grande de lo que habían presenciado se avecinara cuando ellos estuvieran afuera. Esa noche, le rezó a Dios por primera vez para que Marion y los de su grupo tuvieran suerte el día en el que el plan se ejecutará.






El día antes de la realización oficial del plan, Rick estaba repasando las calles por las que cada uno pasaría y hasta donde el grupo debía detenerse para dejar que Sasha, Abraham, Daryl y Jess continuaran hasta alejarlos de Alexandria. Luego los llevó a donde los caminantes se hallaban, encontrando sorprendente la cantidad de muertos que rondaban en el mismo lugar.

Sin embargo, la suerte que antes los cubría bajo su manto se había ido, y Jess lo notó cuando percibió que uno de los camiones había caído, dejando una parte abierta para que pudieran salir y tomar camino por los bosques. No quedaba otra opción que adelantar el día de la realización y hacerlo ahora mismo.

Todo pasaba tan rápido que a Rick apenas le alcanzaba la voz para dirigirse a todos. Ordenó a Sasha que encontrara a Daryl en la señal roja, y cuando tiraron las bengalas y apartaron el camión para dejarlos pasar fue la señal para que Jess se subiera junto a Daryl en su moto y se sujetara lo más fuerte que podía por la velocidad de esta.

Jessica tenía el walkie talkie por donde Rick se comunicaría mientras Daryl continuaba manejando hasta la señal con globos rojo, en donde se encontraron con Abraham y Sasha. Los caminantes venían hacia ellos, y fue ahí cuando comenzaron a dirigir a los caminantes hacia la señal amarilla, donde encontrarían a Michonne, Rick y Morgan, el hombre que Aaron y Daryl habían encontrado.

Jess recordó lo que había hecho en casa como anzuelo para que los caminantes los siguieran con efectividad y lo sacó de su mochila, haciendo equilibrio para no caerse de la moto. Retiró un palo largo con latas que eran sostenidas por tanzas y lo ató a la moto de Daryl para atraer la atención de los muertos.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now