Capítulo XXXI ━ Almuerzo o cena

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—No actúes como un niño, Kenny —contestó finalmente—. Si tuviera algo con Daryl, ¿crees que yo estaría aquí contigo?

La respuesta lo tomó por sorpresa. Estaba tan acostumbrado a ver a la Jessica sumisa que esta faceta de ella lo descolocó por completo, dejándolo sin poder defenderse e impactado por la forma de su hablar. Jess esperó unos momentos a que dijera algo y al no escuchar respuesta alguna, decidió levantarse y volver a su casa sin despedirse de él.

Daryl no estaba allí para pasar el rato, y Marion se encontraba con Carl haciendo Dios sabe qué con sus nuevos compañeros, así que ahora no tenía propósito en el grupo; con ese pie inútil no llegaría muy lejos. Deanna aún no le había conseguido algún quehacer allí, así que estuvo todo el día sin hacer nada.

—¿Tan rápido terminó tu cena con Ken? —oyó la voz de Rick acercándose al pórtico—. ¿Qué sucedió?

—No recordaba que fuera tan idiota, ¿sabes? —hizo una mueca con sus labios—. Intentó hacer lo mismo que hacía hace tiempo: una escena de celos. —Grimes rió ante esto—. ¡Yo ya no tengo 17 años como para soportar esas cosas! Yo quiero... algo profundo, una relación con confianza.

Solo se refería a una persona cuando hablaba de esa forma, y Rick lo sabía. Tras su semblante triste, se vió obligado a cambiar de tema.

—¿Irás a la fiesta de bienvenida? —Jess bufó—. ¡Vamos, necesitas estar con gente! Lleva a Marion y a Katie, estoy seguro de que se llevarán bien.

—¿No crees que nos está haciendo débiles? ¡Mírate ahora! Eres el alguacil de Alexandria —rió—. Me alegro por tí, solo te pido que no olvides todo por lo que pasamos.

—No olvido. Nunca olvidaré —comentó serio—. Solo es un pasatiempo, pero siempre estoy alerta —aseguró. Hubo un silencio luego de eso—. Carl, Jud, Carol y yo estaremos allí. Avísanos si vendrás.

Jessica tenía bastante tiempo para meditar la respuesta a esa propuesta, pero estaba más segura de que fuera negativa. Sin embargo, un pedido de disculpa y arrepentimiento de parte de Kenny minutos después de la discusión la hizo cambiar de opinión. Darle la oportunidad a algo no significa olvidarse de todas las cosas que pasaron; sería un pequeño descanso mental de todo.

Se cambió de ropa a una más adecuada para la ocasión y fue acompañada por Kenny, quien recién arribaba a la fiesta y ya se encontraba con amigos, mientras tanto ella estaba de lado, sin conocer a nadie. Exactamente como los viejos tiempos.

Hablaba con Noah, Carol (quien, luego de un momento, desapareció), Rick, incluso Marion, pero nada la hacía sentir cómoda; había sido impuesta a participar de un evento en el que no se sentía como en casa. Además, el chico que la había invitado se había ido con sus amigos a jugar a uno de esos juegos de cerveza que hacen que los muchachos se emborrachen más rápido.

Iba a salir de ahí. Habían pasado dos horas y seguía con la misma sensación de antes. Tomó sus muletas y se largó, y aunque pensó que alguien saldría a internarla de nuevo a la fiesta, nadie lo hizo; eso solo la alegró. Necesitaba tomar aire, ver algo real después de estar horas conviviendo con lo irreal y saber que no era para ella.

Y entonces, vio a Daryl; la persona más real que pudo haber conocido en toda su vida.

—¿Qué haces aquí afuera? —cuestionó, como siempre.

—Ese no es mi mundo, al igual que no es el tuyo, ¿o me equivoco? —Esperó respuesta y el silencio le lo otorgó.

Se quedaron callados y entonces, Daryl sacó un cigarrillo de su bolsillo delantero y lo prendió en su boca; Jessica miraba con detenimiento todo lo que hacía. Recordaba sus ganas de querer fumar hace unos días y le preguntó si podía darle uno. Él le compartió el suyo.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora