Capítulo XVIII ━ Jessica

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Cuando volvió a donde estaban las niñas para advertirles que debían correr, vio algo que no se esperaba. Lizzie tomaba a Judith de la boca y la miraba de una forma que ella desconocía, pero no del todo.

Tenía la misma mirada de asesino que su hermano portaba casi siempre.

—¡Lizzie! —Quitó la mano de la niña de la boca de la bebé. La primera la miró asustada—. ¿Qué haces?

—Callando a la bebé —respondió con simpleza.

—Jess, se están acercando —advirtió la menor de las hermanas.

Sabía que Tyreese dijo "No disparen a menos que sea necesario", pero esas cosas se encontraban a centímetros de ellas y no tenía otra alternativa. Lo supo cuando oyó a Mica disparar. Y justo cuando estaba por hacer lo mismo, una persona apareció de forma divina.

Cuando vió a Carol matar a los caminantes, se quedó helada. Estaba tan feliz de volver a verla que estaba a punto de llorar, pero decidió no hacerlo; en su lugar, la abrazó fuerte junto a las niñas. A Tyreese le agradó volver a verla. Era obvio que aún no sabía que la habían desterrado y el porqué lo habían hecho.

Había un hombre, debía ser el único sobreviviente que había comenzado los gritos y disparos. Les dijo a los tres adultos que siguieran por las vías; por un momento, Jess pensó que estaban mucho más expuestos que en el bosque, pero antes de decirlo, este hombre comentó que, siguiendo las vías, había un refugio para las personas sin hogar.

Sonaba bien. Sonaba seguro para Jessica. No lo conocían, por supuesto, pero podía haber una posibilidad en la que todos los que salieron de la prisión terminaran en el mismo lugar. Decidieron seguir las indicaciones del señor.

Caminando más adelante, se encontraron con un cartel algo inusual. Era un mapa con vías que finalizaban en el mismo destino: Terminus. Allí decía que era un santuario para todos, y cualquier vía que tomaras, te llevaría a él.

—No quiero dar falsas esperanzas... —empezó comentando Jess—, pero si las demás vías tienen el mismo camino, es probable que los encontremos.

Continuaron con el camino hacia las vías. Tyreese iba delante, seguido de Mica y Lizzie y al último, charlando, estaban Carol y Jess cargando a Jud.

—Te cortaste el cabello —reconoció la mujer—. Te queda bien.

—Gracias. No fue por gusto —agregó—. Sybil. Ella... se puso agresiva y me tomó del cabello. Fue horrible.

—¿La mujer a la que cuidabas? Como lo siento. Parecía buena —dijo mientras bajaba la cabeza. No hablaron por unos quince segundos bastante largos.

—Tyreese no sabe lo que hiciste —dijo en un susurro. A Carol la tomó por sorpresa—. Rick nos lo contó a Maggie y a mí. —Carol no levantaba la cabeza, se sentía culpable—. Me pareció demasiado injusto que Rick te expulsara de esa forma después de tanto tiempo juntos...

—Tuvo sus razones —excusó Carol—. No deberías enojarte con él. El odio no lleva a ningún lado, y tarde o temprano terminarás arrepintiéndote de ello, y no se siente bien. Créeme.

Jessica reflexionó sobre las palabras dichas por su amiga y se sintió avergonzada de haberse enojado con Rick segundos antes de que todo sucediera.

Pensándolo en retrospectiva, Rick le había salvado el trasero más de una vez. Incluso cuando aquella anciana loca la atacó, fue él quien la llevó al pabellón donde todos se resguardaron. Sabiendo que ella no lo podía ver a la cara y que, desde el punto de vista de la mujer, había cometido un gran error, Rick le salvó la vida.

Y no solo pensaba en las cosas que habían ocurrido desde que el apocalipsis comenzó; desde que conoció a Rick él le salvó la vida, metafóricamente hablando. Cada vez que lo veía en su casa, acompañándolos en las cenas de sábado por la noche, se sentía cómoda.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now