Capítulo V ━ En peligro

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Hicieron lo que Rick les recomendó y no iban a salir de ahí hasta que todo se solucionara. Jessica se encontraba en silencio desde que habló con Maggie, así que en todo este tiempo no había dicho ni una sola palabra.

—¿Qué te sucede? ¿Estás bien? —cuestionó su amiga cuando notó su silencio.

—Él lo hizo.

—¿De qué estás hablando? —Maggie se sentó a su lado.

—Sé que él lo hizo. ¿Randall lo golpeó, tomó su arma y se largó? —Maggie la calló para que no hablara tan fuerte—. Shane será todo, pero sabe lo que hace. No puedo probarlo, pero... creo que lo hizo.

Greene no trató de buscar otra respuesta porque sabía de lo que Shane era capaz, y que Jess sospechara de él primero fue algo que no se esperaba, pero que tenía sentido luego de todo lo que había pasado el día de hoy.






La noche había caído, y con ella la duda del paradero del prisionero y los muchachos. Los primeros en entrar por la puerta fueron Daryl y Glenn. Aunque era la última cara que quería ver después de Shane, oyó lo que tenía que decir.

Habían encontrado a Randall convertido, pero sin mordidas o rasguños a la vista; había muerto de causas naturales. Daryl comentaba que le habían roto el cuello y que el primer sospechoso era, claramente, Shane.

Una sola mirada dirigida a Maggie bastó para hacer que esta no pudiera creer lo que estaba escuchando. Casualmente, había sido supuesto por su amiga unos minutos antes de que los chicos llegaran. Cuando fueron a buscar al dúo que faltaba, Maggie se acercó a ella.

—¿Para qué hizo eso?

—No lo sé, pero si Shane lo planeó, no debe ser bueno —contestó con miedo en su voz.

Antes de que tuvieran tiempo de pensar, Glenn alertó a todos que los infectados se acercaban a la casa. Ahora estaban a la altura del granero, pero cada vez se iban acercando más, y era solo cuestión de tiempo para que los atrapara a todos.

Para empeorar las cosas, Carl no estaba en la casa. Lori estaba desesperada y Carol la ayudó a buscar mejor para tranquilizarla.

Todos estaban armándose para cuando la manada se acercara. Daryl tomó un arma, a pesar de que tenía una ballesta en su mano izquierda y, sin habérselo esperado, se dirigió a Jessica.

—Ten —dijo antes de dársela. Luego la miró a los ojos—. Demuestra que sabes defenderte.

—No. No, no, Daryl...

—No hay tiempo.

Hershel advirtió que debían tomar los autos y camionetas para que puedan tener más oportunidades para matar a todos ellos, mientras él protegía su casa a corta distancia. Jess había subido al auto que Maggie conducía; Glenn iba de copiloto y ella iba detrás, intentando saber cómo rayos usar un arma.

Porque esa era la verdad: Jessica no sabía usar un arma. Todas esas clases de disparo a las que no había acudido dirigidas por Shane le hacían demasiada falta ahora mismo. Al ver el temblor de sus manos, Glenn preguntó:

—¿Por qué tiemblas?

—Aparte de que tenemos una horda acechándonos en medio de la noche, no se usar un arma, gracias por preguntar.

—¿Cómo que...? —Glenn suspiró—. ¿Por lo menos sabes cuál es el gatillo?

—Por supuesto que lo sé, no soy tan estúpida.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora