Capítulo II ━ Reflexiona

965 77 5
                                    

Le preocupaba ser Carol; buscando a su hija con la esperanza de que estuviera viva y hallándola en un granero, convertida en un enfermo. Sería un gran sufrimiento, ya que ella lo quería mucho y realmente quería que estuviera bien, donde sea que estuviera.

Lori entró unos minutos después para advertirles sobre el funeral de la pequeña llamada Sophía. Fue entonces cuando Carol se rehusó; había dicho que esa cosa no era Sophia y que se negaba a presenciar el funeral de eso. Cuando el hombre y Lori se largaron, supuso que la mujer quería estar sola.

—Quédate —dijo en un susurro lo suficientemente alto como para ser escuchada por la más joven. La miró, con lágrimas en sus ojos—. Por favor.

No sabría decir por qué tuvo la idea de acompañarla a todo lugar donde ella quería ir. Debería estar en el funeral de su hija, velándola junto a los demás, pero en su lugar, quería caminar por todo el bosque en busca de algo.

—La rosa Cherokee —mencionó Jess en cuando la flor saltó a la vista.

—¿La conoces? —cuestionó Carol con un hilo de voz.

—No mucho, pero a mi padre le encantaba su historia.

—Sí. Daryl me la contó.

—¿Daryl?

—Es el muchacho que estuvo en la furgoneta antes de que Lori llegara —le aclaró. Jess asintió y mantuvo una distancia entre las dos para que tuviera paz.

Carol tomó un pétalo y en cuanto comenzó a llorar lo rompió para acto seguido romper la arboleda donde las rosas crecían. Jess se apresuró en tomarla de los brazos para que se detuviera; no quería que se lastimara. Luego de que se tranquilizó, la abrazó.

Se culpaba por la muerte de su hija, y era necesario que descansara después de un día tan pesado como ese. Y Jess debía buscar un botiquín para que las espinas en sus brazos no le generaran una infección en el cuerpo.

Carol se había ido a lavar y, como quería ir sola, Jess se quedó en el campamento, pasando un trapo de agua hervida por sus manos lastimadas.

—¿Tú la acompañaste? —oyó la voz de su hermano. Ella ni siquiera lo miró—. Si me contestas, me lo harías más fácil.

—Sí, lo hice. Y quiero recordarte que ya no soy una niña para...

Su mano tomó el brazo de su hermana antes de que pudiera terminar de hablar y la levantó a su altura. Le dolían por las raspaduras y ahora sentía miedo de lo brusco que Shane estaba siendo.

—No estoy de humor para tus estupideces.

—¿Y tú crees que yo quiero hablar contigo después de todo lo que hiciste? —respondió.

—¡Estarías muerta si no me hubiera ocupado del granero, Jessica!

—¡No estoy hablando de eso! —Su cara se frunció. Al parecer Jess había cambiado en estas semanas en solitario—. ¿Crees que puedo hablar con una persona que no subió a verme después de sufrir un accidente? Hershel temía que yo tuviera una contusión, y mi hermano no subió a saludarme porque estaba ocupado, si es que en realidad estaba haciendo algo.

—Hay cosas más importantes...

—¿Más importante que una hermana herida, Shane? —le dió oportunidad para responder; no lo hizo—. Y yo como una idiota pensando que tal vez te preocupabas por mi. ¡Suéltame! —Azotó su brazo hacia abajo para que la soltara—. Me lastimas.

Se largó sin decir nada más, caminando hacia la casa de Hershel y entrando solo para buscar a Lori y salir.

Decidió que la mejor opción en este momento era quedarse hasta que Rick llegara. Él se había ido a buscar a Hershel para que atendiera a su hija menor, Beth, después de lo sucedido en el granero. Rick era la única persona que conocía que la podría defender de Shane y sus constantes abusos.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now