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Ella ya estaba ahí, en la puerta de la que un día fue su casa, debatiendo entre  tocar la puerta o esperar un rato más, se hundió en sus pensamientos hasta que la puerta fue abierta por su madre

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Ella ya estaba ahí, en la puerta de la que un día fue su casa, debatiendo entre  tocar la puerta o esperar un rato más, se hundió en sus pensamientos hasta que la puerta fue abierta por su madre.

—Por fin podemos vernos —saludó con un abrazo—. Te extrañé tanto, que tal todo, te gustó New York —preguntó.

—Yo también te extrañe mucho, también a papá, me hicieron mucha falta los primeros meses, pero no dije nada porque sabía que pedirían que vuelva —comunicó con un tono de vergüenza sin pensar que no era también hacer esa confesión.

—Lo que dije, que raro que no volvieras a la primera dificultad —habló alguien que sabía muy bien quién era.

—No otra vez por favor —pidió al ver a su tía.

Quedaron un rato en silencio, en parte su madre seguía molesta, ella tenía mucha confianza en su hija y sabía que era capaz de ser independiente, pero ahí estaba la familia por parte de su padre viendo defectos a todo lo que hacía.

—Pero está más que claro que ella si puedo superar las dificultades —agregó la madre reteniendo un monton de cosas por decir—. Permiso —habló para tomar la mano de su hija y adentrarse en la casa.

Al entrar vio a su padre, se saludaron con un gran abrazo, seguido de su tío que si bien la juzgó años atrás terminó pidiendo disculpas por lo que un día dijo, ella sabía que sería difícil pedonar, pero por lo menos pidió disculpas y no como su tía.

El día estuvo tranquilo, pero un poco tenso, cuando empezó a oscurecer su padre propuso ir al hotel a recoger sus cosas, ella trató de convencerlo para quedarse en este y no en la casa, pero no resultó y salieron de la casa rumbo al auto de su tío.

—¿Y qué hiciste hoy antes de venir a casa? —interrogó.

—Fui a caminar un rato por la playa —respondió con naturalidad.

—¿Fuiste caminando hasta la playa? —preguntó muy asustado.

—Que no, lo intente, pero en medio camino me cansé y tome un bus —respondió soltando una carcajada.

—Empezaba a creerlo porque tardaste desde que te llamamos —comunicó dejando a la chica pensando.

Empezó a preguntarse qué pasó con Pedri, según internet era de Tegueste, pero encontrarlo en San Andrés la dejo con más dudas, tal vez ahora su familia vivía ahí y ella que llegó a pensar volverlo a encontrar por casualidad, pero al recordar la fiesta en Tegueste la dejo más confundida.

Llegaron al hotel y ella subió por su cosas, al llegar a cuarto se dio cuenta que nada estaba en la maleta y comenzó a guardar todo, hasta que encontró aquel vestido que uso el primer día que llegó a la isla; no pudo evitar pensar en él canario, se sentó en la cama con el celular en la mano en el chat del número que consiguió horas antes.

Columbia - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora