¿ES EN SERIO?

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Mientras íbamos en el taxi ella me miraba coquetamente, tomaba mi mano o me llegaba a abrazar, yo no ponía alguna objeción ya que era lo mejor para mí, lograba darme uno que otro beso en la mejilla, yo solo reía y la miraba de la misma manera que lo hacía conmigo. De pronto el auto se detuvo, mire por la ventana y solo di una expresión de asombro, ¡me llevó al hotel más lujoso de la ciudad!, la miré y solo soltaba pequeñas risas.
-No te preocupes, yo pagaré todo, baja del auto- comenzaba a balbucear pero logre entenderle, baje del taxi como me lo pidió, ella pagó y bajó después de mí, tomó mi mano y caminamos en dirección al gran Hotel 5 estrellas, al entrar la recepción era inmensa, con una fuente, asientos de espera acolchonados, hombres y mujeres con una ropa muy elegante y fina iban y venían, mi ropa aunque era de marca se veían como trapos viejos en comparación a aquellos que esos tipos vestían.
Sin darme cuenta, ya estábamos frente al recepcionista.
-Buenas noches dama y caballero, ¿Qué recámara desean solicitar?- el tipo era atractivo y sus compañera igual, ahora entiendo porque es tan renombrado este sitio.
-Hola, quiero pedir la recámara más cara que puedan tener- Disculpa ¿Qué? ¿Cómo?
-Muy bien, tenemos una disponible, ¿Cuánto tiempo será su estadía?
-Pues será solo está noche, ¿no es así, guapo? -soltando mi mano y tomando mi brazo, asentí nerviosamente sin dejar de sonreír.
- Excelente, ¿llevan consigo maletas?
La chica y yo negamos con la cabeza.
-En ese caso, por favor firme este documento y tenga la llave- en lo que ella firmaba, yo tomé la llave, cuando terminó de firmar me tomó nuevamente de la mano y me llevó a la habitación, tomamos un elevador el cual nos debía dirigir al piso 25, al llegar caminamos en el gran pasillo buscando la habitación con la letra L, al encontrarlo metí la llave en la cerradura, al abrir la puerta le di acceso a aquella bella dama para que entrara primero, después entré detrás de ella, la habitación era hermosa, más grande y lujosa que mi propio departamento, al cerrar la puerta detrás de mí la desconocida me llevo a la recámara, al entrar había un enorme televisor frente a la cama la cual de veía apetecible y cómoda, a los lados tenían cómodas de madera con hermosas lámparas blancas, varios cuadros minimalistas en las paredes, hablando de ellas tenían un color blanco con dorado.
Estaba perdido observando cada centímetro de aquella habitación y sin darme cuenta, aquella señorita me jaló hacia ella dándome varios besos en los labios, era muy torpe, la detuve y comencé a tomar las riendas, besaba sus labios de manera cálida y lujuriosa. Di una media vuelta, me senté en la cama sin dejar de besarla, rodee su cintura con mis brazos y ella hizo lo mismo con mi cuello, sus brazos comenzaron a bajar hasta mi camisa negra y comenzó a desabrocharla de botón a botón hasta descubrir mi torso por completo, separó sus labios de los míos y miró todo lo que se iba a comer, me quitó por completo la camisa y la tiró al suelo, beso mi cuello y fue bajando de poco a poco, cada beso se sentía dulce y suave, comenzaba a soltar leves gemidos y suspiros a consecuencia de sus bellos besos.
Volvió a subir a verme a la cara, retomó el beso y mientras lo hacía, tome el cierre de su vestido azul y comencé a bajarlo, espere un golpe o algo pero no sucedió nada, en cambio, al bajarlo por completo su vestido bajó al suelo, me separe por un momento y mire su cuerpo, sus pequeños senos y su ropa interior pequeña, empecé a besar su cuello en lo que mis manos acariciaban su pálida y suave espalda, proseguí desabrochando su sostén dejando ver sus pequeños pechos, comencé a besarlos, lamerlos y chuparlos, mientras lo hacía sus gemidos y suspiros eran bajos y excitantes.
Mientras hacía tal acción, mis manos se dirigieron a mi pantalón el cual comenzaba a apartarme ya que, soy hombre que siente y necesita liberarse, me logre desabrochar el cinturón y después el pantalón, a continuación mis manos volvieron a poderse en el cuerpo de aquella flaca para acariciarlo, ya no podía más, la alejé de mí la levante en brazos y la acosté en la cama, de la bolsa de mi pantalón saqué un preservativo, ella me miró de manera lasciva mientras cubría sus labios con su mano derecha, al ver aquel preservativo sus piernas se abrieron como si la puerta al cielo se tratará, reí y me quite tanto el pantalón como los bóxers por completo, mostrándome ante ella completamente desnudo, debieron haber visto su reacción, era de sorpresa y lujuria, mientras sacaba aquel condón de su envoltura y lo colocaba en mi miembro, ella se quitó las bragas y volvió a abrir las piernas.
-¿Estás lista?- me acomode sobre ella sin dejar de sonreír.
-Creo que sí, es mi primera vez-… ¿Qué?, ¿Cómo que es su primera vez?
-Okey, no te preocupes, seré gentil- volví a juntar mis labios con los suyos en lo que poco a poco introducía mi miembro dentro de ella, se separó de mi al sentir dolor, al ver esa señal mis acciones se volvieron más lentos y cuidadosos, sus ojos comenzaron su lagrimear pero eso no me iba a detener, limpie sus lágrimas y la daba leves besos en sus mejillas.
A cabo de unos minutos los quejidos de dolor se fueron convirtiendo en gemidos de placer, creo que ahora podré subir el ritmo un poco, mis movimientos se volvieron más rápidos y con ello sus gemidos más sonoros, eso me exitó mucho al punto de soltar leves suspiros, sus manos se dirigieron a mi espalda intentando sostenerse en ella mientras mis embestidas se volvían más rudas, se sentía increíble al punto de llegar al orgasmo, al término me separe por completo de ella y me acosté a su lado, la muchacha se levantó y se acomodó sobre mi, ella sola introdujo mi miembro dentro de ella dando pequeños saltos.
Retomé mi posición sentándome, con una mano tomando su cintura y con la otra sosteniendome de la cama, nuestras respiraciones se volvieron uno al ritmo de los movimientos que hacia sobre mi, sus manos se posaron sobre mi pecho, sobandolos y acariciandolos.
-Sebastián… -apenas y lograba hablar-se siente increíble, tan profundo y tan extraño
Solo reí y retome el beso pero ahora eran más húmedos, mezclados con los suspiros y gemidos de ambos, cuando ambos llegábamos al clímax, la chica no soportó y cayó sobre mi.
-Amiga… ¿estas bien?- su respiración se notó pesada, comencé a reír, volví a sacar mi miembro dentro de ella, desacomode la cama introduciendo a la chica entre las cobijas, me quite aquel preservativo y lo tiré al basurero, me acomode junto a ella y proseguí a dormirme.

Lo que se ve no siempre es la verdad. (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora