EL COMIENZO.

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Hey, ¿veniste aquí a conocerme?, pues es tu día de suerte, mi nombre es Sebastián y trabajo de escort en un lujoso antro de la ciudad, visto bien para las mujeres con una gran cantidad de números en sus cuentas bancarias ya que ¿te imaginas a una mujer con mucho dinero invirtiendolo en un hombre con la playera de algún equipo de fútbol? O peor, con un tipo que use una playera de algún personaje de caricaturas.

En fin, utilizó camisas de vestir oscuras, pantalones de vestir negros, zapatos Lottusse que cuestan más de lo que ganaras como un simple maestro y también sacos de vestir oscuros para ocasiones especiales, ¿Sabias que la ropas oscuras te hacen ver delgado y atractivo hacia las mujeres? Te lo dejó de tarea hermano.

Esta noche es distinta a las demás, hay demasiada gente en este lugar y eso significa que hay demasiado dinero aquí, me alegro de haberme vestido con una camisa negra de Alexander McQueen abierta del pecho, un pantalón oscuro de Calvin Klein, zapatos de vestir Lottusse, anillos, brazaletes y collares de David Yurman, todo de marca como debe de ser.

Caminé entre la multitud observando la gran variedad de mujeres que había en el lugar, mujeres con vestidos cortos, con pantalones pero con pequeñas blusas, con grandes bustos y también con pequeños bustos al igual que los traseros, altas y bajas, delgadas y frondosas, de cabello largo y cortó de diversos colores al igual que la piel, pero no venía por ellas, vengo por lo que tienen dentro de sus bolsas, de sus carteras.

Me detuve en el bar, me senté en una de las sillas altas viendo a mi alrededor, mis ojos se posaron en una chica que estaba en mi lado derecho; tiene un cabello tan largo que llegaba a su cadera, lacio y negro, sedoso y brilloso, unos ojos grandes color miel, una boca pequeña teniendo unos labios carnosos y rojos, un vestido azul marino corto pero no tan revelador pero si dejaba ver sus largas, blancas y contorneadas piernas, unos tacones altos del mismo color, sus pendientes, anillos, brazaletes, todo sus accesorios se veían de lujo que es lo que más me importa, miré su bolso y si, de veía que era de una marca muy cara.

Miré hacia la bartender, le hice una señal con los dedos para que se acercará a mi, al hacerlo le solicité dos martinis uno para mi y otro para aquella chica la cual le señale, la bartender me miro e hizo un gesto con la cabeza afirmando mi petición y comenzó su trabajo, mientras hacía las bebidas solicitadas, no dejaba de mirar a aquella chica, su mirada era inocente y tímida, no la veía relacionarse con nadie más, se veía sola, ¿Habrá venido con alguien más?, no creo pero no veo que hable u observe a alguien, mis pensamientos se vieron interrumpidos al ver como el pedido fue entregado a aquella mujer, me miro con sorpresa y yo solo moví la cabeza en forma de saludo mientras le daba una sonrisa coqueta y amigable, ella me respondió del mismo modo agradeciendo aquel gesto, miré la barra y mi trago ya estaba ahí, lo tomé y me acerque a aquella mujer.

-Buenas noches señorita, ¿Cómo va su noche? -me senté a su lado mirando su linda cara.

-Hola, todo va bien y ¿tu qué tal?-sin mirarme a la cara, sus ojos estaban enfocados en su martini.

-Igual, hay demasiadas personas- tomé mi bebida, la agité un poco y le di un trago- pero ninguna es tan linda como tu- acerqué un poco mi cara a la de ella sonriendo.

Amigos, debieron haber visto su cara, sus mejillas se tornaron a un rojo tomate, sus ojos se dirigieron hacia mi, esos bellos ojos color miel que daban un aire de inocencia, rió y le dio un sorbo a su bebida, yo reí sin dejar de mirarla.

-Eres muy atractivo y de seguro se lo dices a todas las mujeres.

-No mentire, pero mira a tu alrededor, eres la chica más hermosa del lugar. -No se si fue por nervios o pena pero aquel martini desapareció tan rápido después de terminar aquella oración.

-¿Gustas alguna bebida?- ella saco de su bolsa una cartera de color morado, al abrirla sólo habían 3 tarjetas de crédito y varios billetes, ¡Bingo!, termine mi bebida y acepté su invitación.

Bebimos y reímos, casi no hablamos de nosotros pero supe que no era de aquí, viajó con sus padres por negocios y que era la primer persona que conocía, pobre tipa, ella quiso saber de mí así que solo dije que venía a desestresarme ya que mi "mi semana de trabajo" era muy agotador, me dio una leve risita y concordó conmigo.

Ya comenzaba a verse muy ebria, mi oportunidad, le ofrecí llevarla a bailar pero ella rechazo mi petición y ofreció otro lugar, acepté, tomó mi mano y me llevó afuera del antro, levantó su mano en señal para pedir un taxi, uno de ellos la miro y se detuvo, ambos entramos, ella dictó una dirección la cual desconocía pero sin ella paga, yo iré.

Lo que se ve no siempre es la verdad. (+18) Where stories live. Discover now