Te despertaste lentamente, el cálido sol acariciaba agradablemente tu piel. El sonido de los pájaros cantando te hizo dar un salto hacia adelante, con los ojos apuntando hacia la ventana.
— Min ¿Escuchas eso-? — Jadeaste y te diste la vuelta para despertar a tu novio, pero ya no estaba. Su lado de la cama estaba tibio, por lo que asumiste que quería ir al baño — Se acerca la primavera...
Suspiraste y te dejaste caer, enterrando tu cabeza en su almohada. Cerrando los ojos, esperaste a que Seungmin regresara.
De repente, escuchas un suave crujido de la puerta que se abre y una sonrisa tira de tus labios.
— Me voy por un momento y te llevas toda la cama, qué... — Tu novio chasquea la lengua divertido, sin terminar la frase.
En cambio, comenzó a tararear. Hay un pequeño ruido sordo de algo que se coloca en la superficie de madera de su mesita de noche y luego el colchón se hunde.
Las yemas de sus dedos se deslizan sobre la piel expuesta de tu brazo, el zumbido de su voz se atasca lentamente en su garganta.
— Tan bonita... — Seungmin exhaló. Sonríes ante eso, ya no puedes fingir que estás dormida y él grita cuando te pones de costado, de espaldas a él.
— Deja de ser tan cursi, nos acabamos de despertar — Gruñes en la almohada y él se burla, sentándose a tu lado.
— Acabas de despertar. Yo fui productivo — Anunció Seungmin. Lo miraste a través de tu brazo, dándote cuenta de que está apoyado contra la cabecera. Cuando sus ojos se encontraron, su mirada se suavizó y palmeó el lugar entre ustedes dos — Acercate, tengo una sorpresa.
Te acercaste y te sentaste a su lado. Seungmin alcanzó un plato y lo colocó en su regazo, luego su brazo se balanceó alrededor del tuyo.
— ¡Ta-daa! — Tarareó y tus ojos se abrieron como platos al ver la comida frente a ti — Desayuno en la cama solo para ti. Bueno, y para mi.
Sonreíste cuando te diste cuenta de que estaban todos tus favoritos y los de Seungmin, junto con un café caliente.
— Estoy tan contenta de no haber ido a dormir a mi casa, de lo contrario esos gremlins te los comerías todo — Te reíste entre dientes y le pusiste un tierno beso en la mandíbula — Gracias, Min.
— Fue un placer — Se rió, alcanzando un trozo de fruta cortada.
Disfrutaste tu desayuno en la cama mientras conversabas con Seungmin, el apacible canto de los pájaros y el cálido sol te hacían perderte en el momento.
