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Seungmin había sido conocido por ser callado y tranquilo, a menudo se lo encontraba en silencio y daba pequeñas miradas; pero no cuando estaba contigo. Siempre había dependido de ti desde que ustedes dos se conocieron y empezaron a salir. Era mucho más hiperactivo y sentimental de lo que pensabas antes, pero lo disfrutaste.
Pero algo andaba mal hoy y lo sabías por la forma en que actuaba. Te había recogido de un almuerzo que tuviste con algunas de tus amigas y no te había dicho una sola palabra. Incluso cuando estaba en uno de sus estados de ánimo, por lo general al menos preguntaba cómo estaba tu día, pero esta noche no recibías nada de eso de él. De hecho, recientemente no habías recibido casi ni una palabra de él y eso te hacía sentir mal.
— ¿Seungmin...? — Dijiste después de un rato de silencio.
No respondió, ni siquiera te miró.
— ¿Estás bien? — Lo intentaste de nuevo, usando una voz dulce que usualmente sacaba algo de él.
Sin embargo, el tema parecía continuar y todavía no recibiste nada de él.
Cuando llegaron a casa, tenías que admitir que te estabas un poco enojada. Habías intentado varias veces obtener alguna palabra de él, incluso trataste de sostener su mano, pero él seguia ignorandote.
Sin embargo, estabas dispuesta a tratar con él en silencio porque lo amabas y entendías que algunas noches era difícil. Y habrías mantenido la calma, estuviste tan cerca de mantenerla hasta que trataste de entrar a tu apartamento y él prácticamente te tiró la puerta en la cara. Ahí fue cuando lo perdiste al paciencia.
— Maldita sea, Seungmin ¿Qué problema tienes? — Gritaste, ahora deteniéndote y cerrando la puerta de golpe detrás de ti.
Seungmin no se dio la vuelta.
— ¡Respóndeme! Me has ignorado toda la noche como si no existiera, no has dicho una palabra, no has hecho nada más que ser grosero ¿Cuál es tu problema?
