Capitulo 6 - ¿Sentiste algo?

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— No, quiero seguir jugando. -Respondió-

— Ya lo llamo yo. -dijo Natalie levantándose de su lugar-

— Bien, gracias Natalie.

Natalie llamó a Carlos y me dijo que ya estaba en camino.

— Bueno, sigamos jugando. -dijo Mariana-

— No, ya se acabó el juego para ti.

Le respondí y la sujeté algo más fuerte sin hacerle daño.

— Fede no seas aguafiestas.

— No soy aguafiestas, cuido tu salud.

— Bésala y ya está como nueva -Dijo Giovanni-

— Giovanni no es momento de bromas...

Nos despedimos de los chicos los cuales seguían jugando y salimos del antro para esperar a Carlos fuera.

— Fede... No me encuentro bien.

— Ya vamos para la casa y descansas, Carlos está llegando.

Sostuve a Mariana levemente, noté cómo se tambaleaba un poco

— Tomaste de más...

Mariana me sujetó levemente del brazo, pude notar que esta realmente muy mareada y fría... Eso me preocupa aún más.

— Enserio no me encuentro bien... -dijo mirándome-

Continué sosteniendo a Mariana, realmente se le ve mal... Me agarró algo más fuerte pero su agarre se volvió más débil. Me preocupa que no se pueda mantener en pie y no me siento bien al verla así.

En ese momento, la vi abrir los ojos y moverse un poco. Su rostro estaba pálido y tenía los ojos medio cerrados. Sus labios estaban muy blancos y su cuerpo se movía con lentitud. Mierda ¡¿Carlos donde estas!?

La mirada de Mariana se perdía en un punto indefinido y parecía que se estaba quedando sin fuerzas. Su expresión era de angustia, parecía que no podía mantenerse en pie.

De un momento a otro se desmayó, la sujete al instante para que no cayera al suelo y noté que su respiración se aceleraba algo más.

— ¡Hey! Mariana.

Trate de mantener la calma pero sentí una sensación de pánico y no se qué hacer.

Carlos todavía no a llegado, y siento que cada segundo es una eternidad. Mariana todavía esta inconsciente, y yo siento miedo y desesperación...

Pasaron unos minutos y llegó Carlos, se bajó del carro y se acercó a donde estábamos. Le hice una señal para que se acercara a Mariana.

Él fue al lado de Mariana, le tocó el hombro y le habló:

— Mariana, ¿podrías tratar de abrir los ojos y responderme?

Mariana seguía inmóvil y no respondía...

Carlos le hizo una prueba de la pupila y le dijo:

— Mira hacia la luz, y dime si ves bien.

Mariana se quedó inmóvil, y Carlos me miró con una expresión de preocupación.

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