Capítulo 7 Parte 1: La recompensa de la espera

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El apartamento de Jack era pequeño, pero tenía una acogedora elegancia que cortaba el aliento, principalmente por la variedad de obras de arte costosas que adornaban la estancia magistralmente. También tenía en el salón una larga vitrina que llegaba desde el suelo hasta el techo abarrotada de sus lustrosos trofeos.
A Marlon le pareció bien beber del costoso y exquisito bourbon que Jack guardaba para ocasiones especiales. Bajaba con una extraordinaria facilidad y subía a su cabeza con mucha más rapidez. Los temas de conversación de lo más animados también lo hacían querer disfrutar más de la bebida mientras conversaban como dos amigos que no estaban de repente embargándose en una relación. Jack parecía ser capaz de hablar de cualquier cosa, y hablar bien, a Marlon le sorprendió que no solo conversaba de deportes y coches valiosos sino que tenía una facilidad para entender los grandes negocios como él mismo. También era un manitas capaz de arreglar cualquier cosa en un hogar, lo que Marlon encontró la mar de interesante puesto que a pesar de él mismo ser hombre, no sabía dominar una llave ni con un explícito manual.
También sabía cocinar, puesto que ambos habían cenado ya, Marlon no pudo comprobarlo, pero confiaba en que no estaba metiéndole.
– Joder Jack, serías el marido perfecto – le comentó dejando el vaso que acababa de vaciar de un trago, sobre la mesita del té.
Jack sonrió ante tan placentero halago, era obvio que lo encontraba divertido porque ambos estaban un poco pasados de tragos, de hecho, los dos llevaban la última hora riéndose de los comentarios más serios.
Se dispuso a coger la botella para servirle a Marlon un último trago, no creía que debía destapar otra, pero si Marlon lo sugería, lo haría sin pensarlo dos veces.
– No, ya es suficiente para mí – le dijo agarrándole la muñeca para detener su avance.
– ¿Seguro?
– Por supuesto, créeme, no quieres que termine vomitándome en tu sala de estar en nuestra primera cita.
Ese fue, sin dudas, el primer comentario serio que en la última hora no le hizo ni pizca de gracia a Jack.
– ¿Es esto una cita? – preguntó vacilante.
– ¿No lo es? – inquirió alarmado Marlon al tiempo que liberaba su muñeca del agarre.
– Yo pensé que… no ibas a querer tener citas conmigo.
– ¿Por qué? Acepté que…
– Sí, sí, pero lo uno no viene pegado a lo otro, Marlon, se tienen citas cuando se busca una relación.
Marlon analizó su señalamiento silenciosamente mientras, poco a poco iba formándosele una arruga entre las cejas.
– Supuse que si las cosas se daban bien, habría una relación ¿No es lo que querías?
– Es lo que quiero – ratificó, bien sabía Dios que ese era su mayor anhelo –, pero yo supuse que tú únicamente querrías experimentar conmigo.
– Jack, jamás te haría una mierda así – repuso –. Me sentí como un capullo por querer usarte aquella noche y eso jamás volverá a pasar. Si me gusta estar contigo, seguirá ocurriendo… en una relación, no en…
Jack se tiró sobre él sujetándole la cabeza y acallándolo con un tórrido beso. Marlon lo agarró por la cintura y lentamente se dejó tirar hacia atrás sobre el sofá mientras era besado. Probablemente fuesen los tragos de más, pero no sintió deseos de detener a Jack. Cuando este acomodó su corpulento cuerpo entre las piernas de Marlon, abriéndose un sitio y aplastando su erección contra la polla de Marlon, este sintió que un placentero escalofrío recorría todo lo largo de su columna. Jack no dejó de besarlo con una suavidad asombrosa, con ternura infinita y a la vez con suma pasión. Se frotó contra Marlon mientras dominaba su boca, de arriba abajo rozando su polla contra la de él con gusto a pesar de la tela gorda de los vaqueros de ambos.
Marlon deslizó las manos, titubeante, por el torso de Jack, aplastándole los dedos en la piel a saltos, metiéndolas por debajo del pulóver, sintiendo su tenue calor. Con un lento recorrido las llevó hasta su cabeza y con torpeza le desató la pequeña coleta. El pelo negro ondeado cayó desmenuzándose como un velo de seda alrededor del rostro de Jack.
Entonces dejó de besarlo para contemplar fascinado aquella revelación.
– Tienes un pelo precioso – le dijo hundiendo los dedos dentro y peinándolo hacia atrás.
Jack sonrió antes de morderle la barbilla con dientes compasivos.
– Y tú tienes una bendita erección – informó soberbio.
Marlon lo miró desconcertado, ceñudo por no haberlo notando antes que lo hiciera Jack ¿Cómo demonios había ocurrido tan rápido? ¿Y por qué demonios seguía sin bajarse ahora que lo había descubierto? Bueno, realmente eso le importaba poco. Sonrió, pletórico de satisfacción y con una urgencia extrema tiró de la cabeza de Jack y lo besó con un fervor que logró desatar en pocos instantes lo que faltaba para alcanzar la cúspide de la excitación.
Le arrancó el pulóver a Jack automáticamente después de que este le quitó el suyo. Clavó los ojos detenidamente en cada uno de los tatuajes del pecho de Jack. Tenía un largo dragón rojo con reflejos naranjas que ocupaba buena parte de su pectoral derecho y cuya cola se extendía hasta el hombro terminado en el deltoides con un pequeño enrosque.
– Vaya… – susurró recorriendo el tatuaje con los dedos –. ¿Quién iba a decir que algún día terminaría tocándolo así, viéndolo tan de cerca? – Se acercó y posó los labios sobre el pecho de Jack, fue un beso efímero, que sin embargo logró dejar una roleta de calor en la zona.
También tenía una cruz egipcia en el pectoral derecho que Marlon no dejó besar. Y no besó hasta mucho después el tatuaje de su espalda: el árbol de la vida cuyas raíces salían de símbolo del Vegvisir.
Jack entrelazó los dedos de su mano derecha con los de la mano derecha de Marlon. Alzó sus brazos, tiró y al mismo tiempo inclinó la cabeza para darle pequeños y cariñosos besos sobre las cinco flechas que tenía tatuadas en la cara externa del antebrazo.
– Tampoco imaginé que podría tenerte así, Marlon, a mi disposición para adorarte – le susurró entre besos.
Se acariciaron sus torsos mutuamente, tocando sintiendo con las manos cada centímetro de piel caliente del otro. Jack besó el rostro de Marlon, su cuello, su pecho, su abdomen y mientras lo hacía se dispuso a zafarle los pantalones con ágiles dedos.
Sintiendo demasiado cerca una parte de sus temores, Marlon le agarró las manos, deteniéndolo.
– Jack… yo no quiero… no creo que pueda hacerlo.
La mandíbula de Jack se descolgó súbitamente mientras iba cayendo de golpe toda su ilusión.
– ¿Qué? Pero estás… excitado.
– Lo sé, lo sé, joder, pero… no estoy preparado para que me cojas el culo, nene, lo siento.
Jake sonrió, de repente aliviado y dejó caer los hombros.
– Mi dulce niño – dijo con ternura mientras arrodillado entre sus piernas le acariciaba los muslos –, lo sé. Yo no te lo habría hecho esta noche aunque me lo rogaras.
– ¿No? – pregunto alarmado –. ¿Entonces cómo…?
– Marlon… tenemos varias formas de hacer el amor sin penetración.
– Oh, no sabía que… ¿Sexo oral?
– Mucho más que eso. Te las mostraré, no te preocupes.
– Está bien – dijo dejándose caer contra el brazo del sofá, entregándose con plena confianza.
Jack retomó su labor, desató el pantalón de Marlon y luego el suyo propio mientras Marlon bajaba el de él hasta la mitad de sus muslos. Cuando Jack sacó su gran polla de debajo del bóxer, el no evitó mirarla con tamaña sorpresa. Era un poco más pequeña que la suya propia, pero el generoso grosor provocaba tanto espanto como una longitud exagerada. Se dejó llevar por el primer impulso y se sentó estirando el brazo para acariciarle la cabeza húmeda por la excitación, con la punta de los dedos. Jack tembló con el roce tímido y cerrando los ojos se dedicó a masturbar a Marlon mientras este satisfacía sin apuros las curiosidades de su tacto.
Jack quedó estupefacto cuando Marlon, en un arranque impetuoso, lo lanzó contra el sofá y bajó rápidamente la cabeza hacia su polla.
– Joder, no sé cómo coño voy a hacerlo, pero quiero comértela – advirtió antes de sacar la lengua y rozarle el frenillo con esta.
Marlon se dedicó de a lleno a hacerle todo lo que sabía que le gustaba a él que le hicieran y el resultado fue embriagador para ambos. 
– Mi niño – susurró Jack con voz ronca mientras le agarraba la cabeza –, me matas… me… Joder – exclamó cuando Marlon de golpe se la metió toda en la boca –. Joder, que rico mamas.
– Supongo que me guste más hacerlo que me lo hagan.
– Veremos si eso cambia después – gruñó acariciándole la cabeza, pasándole los dedos por el cabello –. Quítate los pantalones y ven aquí después.
Marlon se puso de pie para quitarse los zapatos y desvestirse; Jack lo hizo desde el sofá. Luego se sentó y haló el cuerpo de Marlon hasta que quedó de pie frente a él. Le abrazó las nalgas redondas y musculosas con un brazo y comenzó a chuparle la polla con su legendaria experiencia.
Marlon se desesperó en cuestión de segundos, juntó su cabello en una coleta mal hecha y terminó follándole él la boca con rudas embestidas que Jack recibió de muy buena gana. Terminaron los dos sobre el sofá haciendo el 69, dándose placer mutuamente, gozando hasta casi correrse. Después Jack se colocó al revés, de cara a Marlon. Con su ternura apabullante lo besó y abrazó mientras ambos calmaban parte de su excitación. Cuando se acomodó entre las piernas de Marlon, humedeció las cabezas de sus pollas con saliva y comenzó a frotar la suya contra la de Marlon balanceándose sobre él, sin dejar de abrazarlo, son dejar de besarlo, sin dejar de decirle constantemente lo mucho que le gustaba.
– Jack… demonios ¡Estás matándome tú a mí! Mierda, nunca imaginé que esto podía ser tan malditamente rico.
– Mi pequeño, todavía no has visto nada – le susurró al oído mordiéndole la oreja en el acto.
Con sus pollas una sobre la otra, rozando en la zona de mayor excitación, con la experimentada agilidad de Jack para frotarlas sin que se separara, con la rapidez que fueron tomando sus movimientos, con la urgencia febril de sus besos, incontrolablemente terminaron derramándose uno sobre el otro, juntando el semen de ambos en sus pollas y sobre el plano abdomen de Marlon. Cuando los gruñidos desesperados de ellos cesaron contra los labios del otro, cuando sus cuerpos antes convulsos y sudados se serenaron, Jack se apoyó en la palma de una mano e irguió su torso separándose de un extasiado Marlon. Agarró con su mano ambas pollas y comenzó a masturbarlas, primero con lentitud pues aún conservaban esa extraña sensación que queda después del orgasmo.
Marlon se desperezó al instante y clavó en Jack y en lo que hacía, su mirada intensa y embragada. Acarició su torso musculoso, su brazo que lo mantenía erguido y luego sus nalgas que eran como dos rocas.
– Deberíamos ducharnos – dijo Jack unos minutos después.
– ¿Ahora que nos has parado las pollas? – masculló antes de clavarle los dientes en el antebrazo.
– Podemos continuar en la ducha – le dijo poniéndose de pie. Le extendió una mano y Marlon la sujetó al instante. Encontró de lo más divertido que con lo que parecía ser un simple tirón para Jack, logró ponerlo de pie sin trabajo pese a que Marlon pesaba sus buenos quilos de músculos.
– ¿No es hora de que me eches? – preguntó recostándose contra él.
– Claro que no – repuso abrazándolo –. Di por hecho que ibas a quedarte a pasar la noche.
Marlon enarcó las cejas con un ademán de asombro.
– ¿Eso quieres?
– Recién estamos comenzando, campeón.
Jake acercó los labios a su boca y lo besó prolongadamente.
De una ducha que se prolongó por mucho tiempo y terminó en orgasmos, pasaron a la cocina por unos generosos aperitivos que encontraron enormemente revitalizantes.

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⏰ Last updated: Aug 01, 2023 ⏰

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