Promesas

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Hacia dos años que no la veía, dispuesto a olvidarla había emprendido un largo viaje sin un destino fijo, lo único que tenia claro en el momento de su partida era que la había perdido de manera irremediable por su estúpido orgullo.

Le llevo varios meses digerir la situación lo suficiente para dejar de mentirse a si mismo y admitir que la quería de un modo que apenas era capaz de comprender. Pero orgulloso como era y tan apegado a sus viejas costumbres hizo todo lo posible por olvidarla, por sacarla de su sistema, tratando de borrar cualquier cosa que se la recordara. Y cuando se dio cuenta que no podía se decidió a buscarla solo para ser rechazado de nuevo.

Herido en su amor propio, viajo mucho a tantas partes que llego un momento en que el lugar no implicaba la menor diferencia, todo era lo mismo o al menos eso sentía cuando la soledad le invadía apremiante, cuando el calor de los muchos cuerpos que compartieron su cama no eran suficientes para entibiar siquiera la frialdad en su corazón.

Fiesta tras fiesta... copa tras copa... hermosas mujeres de cuerpos esplendidos mas que dispuestas a cumplir sus mas ínfimos caprichos y aun con todo no era suficiente perderse en el placer de los vicios, en la saciedad de la carne, en las muchas bocas que beso sin emoción alguna. Nada le daba tregua o paz o una tranquilidad mínima que le hiciera creer que la había olvidado.

Pudiera ser que lograra borrarla de su mente por días, semanas o meses, pero siempre regresaba su recuerdo con fuerza, burlándose de sus debilidades, de sus desaciertos, de sus estúpidas manías que lo llevaron a perder quizás lo único en su vida que había valido la pena.

La amaba como nunca había amado nadie, como jamás pensó o siquiera soñó con hacerlo. Fiel a sus crecías había ido por la vida desprovisto de la madures emocional necesaria para admitir ese tipo de cosas.

"Los sentimientos son una debilidad" -Le dijo su padre hasta el cansancio, cuando era tan niño que no comprendía siquiera la dimensión de las cosas y había creído que los sentimientos era algo así como una enfermedad que debía evitarse a toda costa.

Siguió al pie de la letra las enseñanzas de sus padres y siguió su ejemplo como se hubiera esperada de alguien con su cuna y abolengo. De nada le sirvió enfrentarse con una guerra que no era suya y terminar siendo un borrego que se manda al matadero sin emoción alguna solo para cumplir los caprichos de un don nadie que tenia la mente retorcida.

Aun con toda la mierda que vivió, aun sabiendo con toda certeza que gran parte de su educación no era mas que basura retrograda y anticuada, siguió con sus viejos modos, con sus costumbres y ahí estaban las consecuencias.

Perdió todo lo que en verdad le importaba dejando de lado el dinero que ya no le satisfacía, pues si bien podía comprarse todo cuanto quisiera, lo único que quería era justo aquello que no podía comprarse.

Hermione agito su mundo, cuando la permitió colarse en su vida o mejor dicho cuando decidió invadir la suya y quererla para el, usarla como una distracción en su patética existencia.

Tomo todo de ella, todo aquello que no sabia que podía ser tomado, todo eso que se entrega en los patéticos sentimentalismos de los estúpidos o eso pensó en aquel entonces, pero la realidad era muy distinta y no lo supo hasta que fue tarde.

Tuvo muchas mujeres antes que Granger y otras tantas después que ella, pero no había encontrado nada parecido a lo que ella le había dado. No encontraba el amor sobreponiéndose en el calor de la pasión o la dulzura de sus ojos brillantes mientras la tomaba.

Ya fuera un placer pagado o uno brindado en la frivolidad de un encuentro casual nada le complacía y no podía evitar compararla con cada mujer que a tenido en su cama. Lo enerva pensar lo patético que se ha vuelto, pero eso no cambia lo que siente.

Entre Dos SerpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora