Capítulo 1

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[─Sólo los humanos con un destino superior, pueden cazar lobos.]

Los pueblos, en su mayoría nómadas, perdieron relevancia por el desarrollo de la civilización. Los humanos sellaron su destino armándose con explosivos y municiones. Por muy listos que fueran los lobos, con sus toscas patas delanteras dejando huella en la tierra, no eran rivales para el elevado destino de los humanos cuyas "delicadas" manos sujetaban herramientas.

A nosotros también nos llamaban "lobos". Pero no éramos como los lobos comunes, pues nosotros no codiciábamos los corderos de los humanos. En lugar de comernos sus corderos, entrenábamos a nuestros perros para trabajar con ellos pastoreando ovejas, ganándonos así, la vida como humanos. Básicamente, éramos como los humanos.

Éramos hombres lobo tomando prestado el lenguaje de los humanos, por así decirlo. La gente nos utilizaba para narrar cuentos e historias, pero no creían en nosotros. Las únicas personas que creían que éramos reales eran aquellos que pensaban que la realidad era como un sueño.

Nos mezclamos por todas partes, sin embargo, inevitablemente, en todos lados hay normas que cumplir, y ahora estoy a punto de morir por romper esa regla.

─Al final, ¿no te cansaste de destrozar la Asociación todos estos años?

Él llevaba una máscara de bima sin barbilla, tallada con ojos curvos y una gran naríz. Se acercó, llevaba su espada colgando al hombro. Su ropa estaba tan empapada de sangre que resultaba difícil distinguir su color original. A su lado, una camada de perros sabuesos me gruñía.

En lugar de responder, enseñé mis colmillos puntiagudos y le gruñí al humano que se me acercaba. Mis fosas nasales se encendieron y mis orejas se agudizaron. El amenazador carraspeo hizo que tanto los perros como el aire se estremecieran, pero el humano no detuvo sus pasos.

─¿Por qué no dejas de ser terco y dejas que te atrape?

Tenía razón. Esto era pura terquedad. Mi cuerpo malherido no podía hacer mucho para mantener mi voz intacta. El chico que se había acercado a mí se agachó de mala manera.

A diferencia de la tranquilidad en sus pasos, la evidencia de la dura batalla estaba en su cuerpo. La piel de su pecho y espalda estaba desgarrada, justo en el lugar donde lo había arañado con mis garras. Sus pantalones estaban a punto de convertirse en un trozo de tela roto. Uno de sus brazos se encontraba medio inmóvil. Era un milagro que aún se moviera, pero no le temblaba la voz.

─Los "Espers" que cazaste... ¿Eran buenos?

N/C: Un esper es, en varios tipos de ficción, un individuo capaz de usar telepatía u otras habilidades paranormales.

No dejé con vida a ninguno de los Espers afiliados a la Asociación que habían ido por mí. Me había cansado tanto de ellos que ni siquiera recordaba cuántos eran ni a qué sabían. Resoplé y respondí:

[─Comer esas cosas sólo me haría enfermar. Pero "cazador de la Sociedad", usted... Se ve delicioso.]

Era apodado "El Cazador de la Sociedad". Él enviaba Espers para cazar a quienes rompían las reglas para "mantener el orden". Pero él era un Guía. Los Espers sólo se manifestaban entre las especies alienígenas de los mundos lunares, y los Guías se manifestaban sólo entre los humanos. No había excepciones. Había océanos de naves estelares que no lo eran en absoluto, océanos de naves estelares que él había capturado, océanos de naves estelares que le temían a un simple Cazador mortal.

Cuando el chico me escuchó, se echó el pelo revuelto hacia atrás, luego arqueó la espalda y soltó una carcajada. Chasqueé la lengua. Pensé que le había roto las costillas de un solo mordisco, pero si podía moverse así, entonces lo demás con seguridad era imaginación mía.

No es la oveja lo que se come, es el loboWhere stories live. Discover now