Capitulo 2

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El sol comenzó a salir, iluminando las aguas del basto océano. Peces nadaban, las aguas se movían con la más absoluta tranquilidad. Eso hasta que. 

Un bote salvavidas pasó, tan rápido como su motor le permitiera avanzar sin quemarse. Por detrás a unos 200 metros, otro bote salvavidas iba en su persecución. En el techo del bote perseguidor estaba un hombre corpulento con un rifle francotirador automático.

Los disparos llegaban cada ciertos tiempo al bote persiguido. El único tripulante estaba moviendo palacas de un intento por hacer que su bote se moviera tan rápido como pudiera, mientras revisaba el medidor de la gasolina asegurándose de que cada gota contará. Todo eso mientras se agachaba por cada disparo que atravezaba la parte trasera de su bote. 

Para su fortuna la olas y el constante movimiento de ambos botes, hacia que los disparos sean erráticos y más cuando no podías ver a tu objetivo que estaba dentro de una pedazo de metal que aún que sea fácil de penetrar para una rifle de precisión, solo podías hacer agujeros al asar si no tenias un objetivo claro. 

Y para mala suerte del perseguido, Henry, sus perseguidores eran listos, o al menos lo era el que manejaba el rifle. Cada disparo fue hecho con intervalos de tiempo, nunca fueron disparados al azar, nunca disparando más de una bala. Era como si estuviera cartografíando el bote, tratando de encontrar posibles lugares donde pudiera estar su objetivo.


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Un par de horas pasaron, el sol del medio día se estaba elevando aún más. El Bote Salvavidas al ser uno con ventanas cerradas herméticamente, poco a poco comenzó a convertirse en un horno bajo el intenso sol, Henry no se atrevío a abrir la puerta trasera que para su mala suerte era la única puerta del bote.

Ahora con solo más que su ropa interior puesta debido a la calor Henry comenzó a desesperarse, la idea de abrir la puerta comenzó a ser más tentadora, pero cada vez que pensaba en eso negaba con la cabeza y se recordaba que el solo abrir la puerta era firmar su propia centencia de muerte. ¿Tal vez romper una de las ventanas herméticas...?

Un golpe sacudió el bote mandandado a Henry de frente contra los controles del bote. Levantó su cabeza por la ventana de la proa, sus ojos se abrieron como platos al ver una playa y un densa selva delante de él.

Otro disparo sonó detrás de él, y eso fue suficiente motivante para que agarra la pistola que tenía en uno de los asientos y comenzará a disparar a la ventana de en frente. Dos disparos fueron suficientes para que la ventana se rompería, más unos golpes de la empuñadura de la pistola para hacer un agujero lo suficientemente grande para que pudiera pasar. 

Con su polera y pantalones a medio poner por las prisas se arrastró por la larga proa del bote, en ese mismo momento pensó en que tal vez hubiera sido mejor idea arriesgarse a salir por la puerta ya que su polera era de manga corta y debido a eso sus brazos se quemaron debido al metal caliente.

Usando toda su fuerza de voluntad para no levantarse y exponer su cabeza a un tiro limpio, comenzó a arrastrarse tan rápido como era humanmente posible. Al por fin llegar al final y poner sus pies en tierra, comenzó a correr directo a la jungla, por suerte el bote salvavidas era lo suficientemente grande como para cubrir su huida.

Al adentrarse lo suficiente en la jungla, se detuvo a tomar un pequeño descanso. Pero su descanso duraría poco tiempo, al ver como un montón de arbustos a su alrededor se levantaban y le apuntaban con rifles de asalto, exigiéndole que se quedara donde estaba. 

Muchos Cuerpos Una MenteWhere stories live. Discover now