La sangre de un dios. | LuoXie | - 24

El joven atrapado en la botella.

Luo Binghe estaba de paseo junto con su harén, estaban bordeando los límites del desierto del este. Xie Lian observaba a tres de las esposas colgadas del orgulloso marido, el cual también era suyo. Sí, Xie Lian era el único hombre del harén y sentía tanta envidia del resto de las esposas, pues presentía que Luo Binghe les daba más atención y cariño que a él. Xie Lian suspiró y se alejó con pereza. Fijó la vista en una formación rocosa aparentemente cercana. Escaló la angulosa roca y descubrió que era hueca del medio. Descendió y el abrasante clima desértico desapareció, aquí abajo era fresco. Se sentó y se permitió una sonrisa triste.

— Aun después de todo lo que hemos pasado...no sé por qué se casó conmigo...— murmuró para sí mismo— No dudo de que soy importante para él, pero...

Se cubrió el rostro con una mano y sintió vergüenza de su persona por pensar mal de su esposo. Su otra mano se deslizó por la arena y palpó algo debajo. Xie Lian liberó sus ojos del obstáculo y centró su atención en este nuevo descubrimiento. Escarbó y encontró... ¿una botella? El asombro era tal que contempló su hallazgo con la boca abierta. La extraña reliquia era color púrpura oscuro, pero reflejaba la luz. El cuerpo de la botella era ancho y de varias caras, pero corto en altitud. El cuello sí era largo y el remate estaba sellado, como si al fabricante se le hubiese pasado por alto hacer el agujero.

— Esto debe ser valioso.

Sacudió la superficie con su mano y la botella tembló. Xie Lian se asustó y la botella brincó en sus manos ansiosas, cayendo lejos del joven. De la boquilla cerrada salió un humo espeso que tomó forma de persona. ¡Debía ser un objeto maldito! Xie Lian lamentó su imprudencia, trató de volver a la cima, pero el miedo debilitó sus piernas y no pudo escalar. El humo desapareció después de un estallido de luz que iluminó el cielo en pleno medio día y en su lugar quedó la figura de un apuesto joven con un ojo oscuro como la noche y el otro rojo como la sangre. Por alguna razón Xie Lian no tuvo miedo, de hecho, este muchacho se le hizo conocido. Se relajó y lo observó con curiosidad. Más alto que él y con el pecho descubierto por su camisa rasgada, Xie Lian se sonrojó. Por el contrario, el joven parecía que iba a llorar, sus ojos relucían como el firmamento.

— Gege...

Xie Lian alzó las cejas y se apuntó a sí mismo con su dedo índice.

— ¿Yo?, ¿me conoces? — rio nervioso—. ¿No me estarás confundiendo con alguien más?

El joven caminó con desesperación hacia Xie Lian.

— ¡Gege! — tenía tanto que decir, pero nada le salía de la boca.

Xie Lian pegó la espalda a la pared de roca y borró su sonrisa cuando escuchó voces discutiendo entre sí, eran las esposas de Luo Bighe.

— Alguien viene— el joven aturró el entrecejo—. Gege, escapemos.

— ¿Qué-qué? Mi esposo vendrá por mí y si me ve contigo tú te llevarás la peor parte.

El joven del ojo escarlata puso una expresión complicada, de sumo desconsuelo y tragedia. Xie Lian no comprendió su reacción y mucho menos que después lo tomara con sus fuertes brazos para ayudarlo a escapar de la prisión de roca. Xie Lian estaba muy confundido, quisiera poder quedarse para hablar, ¿quién era él?, ¿por qué estaba dentro de esa botella?, o su nombre. ¡Rayos!, ni siquiera supo su nombre...

Cuando Xie Lian salió a flote, vio a Sha Hualing y a Liu Mingyan, su esposo mandó a las chicas más fuertes y talentosas de su harén para buscarlo. Tragó con dificultad y descendió. Sha Hualing alcanzó a verlo prendido a mitad de la pared de roca.

— ¿Qué haces ahí? — cuestionó la chica demoniaca, cruzándose de brazos con fastidio.

Xie Lian sonrió nervioso, ser pillado lo desconcentró y cayó. Ni una lo ayudó, pero en ese momento apareció Luo Binghe y ambas se intimidaron un poco y le cedieron el paso. Xie Lian se puso en pie rápidamente y se sacudió la arena.