01.00 ✶ La bruja pierde su trono.

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01 | La bruja pierde su trono

❛Y cuando llegue a los 7 Reinos; lo sentiré

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Y cuando llegue a los 7 Reinos; lo sentiré.

Su vestido pesaba y sus pies dolían como nunca antes habían dolido. Sus manos estaban heladas, y la túnica que intentaba protegerla de la gélida nieve estaba augereandose con cada paso que ella daba. Su cabello estaba endurecido, sucio y olía al barro que había tenido que pasar por las hebreas peliblancas. Su abuela le había advertido que su cabello advertíaria quien era a kilómetros a la redonda. — eso en Lerion, claro.— No supo que día era, ni cuanto llevaba huyendo de lo inevitable. Ni tampoco donde podría estar, porque Lerion siquiera se sentía en ella misma.

¿Podría morir como su madre o el suicidio la atraparia mucho antes que los rebeldes? Ephimia no tenía idea. El cielo estaba oscuro, y sus manos se protegían entre ellas ocultándose entre su abdomen, su piel y la tela las resguardaban. Su profesor le había enseñado que el estómago tenía altas temperaturas, así que confío en su nublada memoria.

Las estrellas hacia tiempo no brillaban con gran intensidad, y ella intento encontrar los principales dioses que debían estar ahí. Les rogó ayuda, incluso había dado pequeñas ofrendas, que eran raciones de su poca comida. Las quemo y espero que la escuchasen.

— Oh...— jadeo con algo de inquietud, las altas temperaturas no estaban tan presentes en su hogar. El clima era templado y ¡Por Apolo! Ella extrañaba que el cálido sol la abrazara en la madrugada. — Abuela, ayúdame...— Ephimia susurró hacia la nada.

Sus ojos iban y venían, pasaban de los árboles al suelo, con miedo de que algún forastero la persiguiera. El mar había sido lo más difícil de pasar, pensó ella. Pero ahora, en este territorio desconocido y misterioso, dudo si la tierra era algo mejor que las olas peligrosas. Ephimia suspiraba a cada rato, e imaginaba escenarios de su pasado que nunca había vivido. Imagino su coronación, esa donde ella vistió un bello vestido azul decorado con piedras preciosas. Pensó también en su casamiento, donde vestiría de rojo sólo para enojar a su abuela. Y por último llego él, no sabía quién pudo haber sido, pero el cabello castaño, y esos ojos ¡Oh sus ojos! Estos eran cálidos y enigmáticos, pero ella sabría que solo se fijarían en ella. Al final del día, Ephimia era solo una niña, que soñaba con un pasado que nunca sucedería.

No recordó haberse caído, desmayarse era algo no común en ella. Nunca había perdido la razón antes de la caída de Lerion, nunca. Ella era fuerte, su querida abuela siempre se lo decía, y ella le creía. Así que al despertar, parpadeo con rapidez. No debió dejarse caer, no tuvo que haberlo hecho. Debió luchar contra el deseo de terminar todo.

Pensó en buscar ayuda, incluso alguien debía tener algún conocimiento de Lerion ¿Verdad? Ella deseo saber que hacer, deseo no haber sido la elegida de su abuela para escapar. Deseo no haber estado sola.

Y cuando creyó caer en la soledad, una mujer mayor se acercó a ella. Y ella se dijo a sí misma.

— Has venido por mi, madre.

𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐄𝐏𝐇𝐈𝐌𝐈𝐀  ⎯⎯⠀ jacaerys velaryonWhere stories live. Discover now