En un mundo al borde del colapso se tiene que recurrir a medidas desesperadas.
Las Pruebas son indispensables para que la humanidad pueda sobrevivir.
¿O no?
¿Qué sucedería si lo que consideran salvación termina siendo su destrucción?
¿Qué sucedería...
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Otro día más en el Área con un nuevo habitante. Newt se levanta temprano para darle el recorrido al Nuevo y yo decido acompañarlo. Nos dirigimos a la parte trasera de la Finca, en una sombra oscura entre el edificio y la pared de piedra que está detrás, muy cerca de los Jardines, donde la mayoría de los habitantes que no consiguen un lugar dentro de la Finca duermen en bolsas de dormir en la intemperie. Localizamos al Nuevo, Thomas, dormido a un lado de Chuck. Newt sacude a Thomas para levantarlo. Antes que pueda hablar, la mano fría de mi hermano le cierra la boca con fuerza, entrando un poco en pánico por la forma tan repentina y tosca en que ha despertado.
- Shhh, Nuevito. No queremos despertar a Chuck, ¿verdad? -le dice mi hermano
La sensación de alarma parece desaparecer en Thomas de inmediato. Asiente con la mirada, hasta que finalmente Newt retira la mano.
- Vamos, Novato -susurro
Se estira y lo ayuda mi hermano a incorporarse.
- Debemos mostrarte algo antes del despertar
Cualquier resto de sueño que quedara en su cabeza parece que ya se desvanecido.
- Bueno -dice simplemente, listo para acompañarnos- ¿Adónde vamos?
- Sólo síguenos y no te alejes -respondo
Pasamos sigilosamente entre los cuerpos dormidos, que yacen desparramados por el suelo. Thomas tropieza varias veces. Al pisar la mano de alguien, escucha un grito agudo de dolor y recibe un golpe en la pantorrilla.
- Lo siento -murmura, ignorando las miradas molestas que le lanzamos
Una vez que dejamos la zona del césped y pisamos la piedra gris del patio, Newt y yo comenzamos a correr hacia el muro occidental. Al principio, Thomas duda, sin saber por qué es necesario apurarse, pero enseguida se recupera y nos sigue a la misma velocidad.
Nos detenemos justo al lado del enorme muro que se levanta encima de nosotros. Observamos unas lucecitas rojas que brillan en distintas partes de la pared: se mueven, frenan, se encienden y apagan.
- ¿Qué son? -susurra el Nuevo con nerviosismo
El resplandor intermitente de las luces oculta una advertencia. Newt y yo nos encontramos a menos de un metro de la tupida cortina de hiedra.
- Carajo, cuando tengas que saber algo, lo sabrás, Nuevito -le suelta
- Bueno, es medio estúpido mandarme a un lugar donde nada tiene sentido y no contestar mis preguntas -repone- Larcho... -agrega, cargando la palabra de sarcasmo.
