Mi Salvación (Grey)

Capítulo 12

Pov Ana

Camino a la entrada y veo a Christian esperándome afuera, me he puesto un vestido morado hasta la rodilla y unos zapatos de piso negros.

– Santo cielo, que sexy estás. La mujer más guapa de Seattle es mi novia. Menuda locura.

Me toma de la cintura y me besa, pongo mis manos en su cuello, acarició su cabello y el gruñe.

– Si sigues así me vas a matar.- me dice con una sonrisa.

– No puedes morirte.- le digo sonriendo.

–¡No, no puedo morirme por que hay demasiados gilipollas peleándose a empujones por ocupar mi lugar!. Podría vivir para siempre para fastidiarlos.

Sonrió tristemente.

–¿Por qué yo Christian?

–¿A qué te refieres?

– Has estado con muchas mujeres; y ahora éstas conmigo, una chica a punto de tener cáncer...¿por qué yo?

–¿A qué viene esa pregunta?

– Sólo tengo curiosidad.

–¿Y por qué yo?. Tienes a la mitad de los hombres de Seattle esperando a que lo arruiné contigo.

– Eso no es verdad.

Bajó la mirada y el hace que lo vuelva a mirar.

– Claro que lo es, ahí está José o Paul y quien sabe cuantos más.

–¡No esquives mi pregunta!

Me sujeta más fuerte la cintura.

–¡Vale!. ¿Por qué tu?. Por que eres lo más precioso que he visto, y cuando me miraste en aquel parque no has salido de mis pensamientos.

Lo abrazo como si no quisiera que jamás se separara de mi.

– No me dejes nunca.- susurra a mi oído.

– Nunca te dejaré Christian, nunca.

Da un suspiró y siento algo mojado en mi hombro, miró a Christian y a derramado una lágrima.

–¿Por qué lloras cariño?.- le preguntó.

El niego con la cabeza.

– No es nada.- susurra.

–¿Qué pasa cariño?. Cuéntamelo por favor.

El da un suspiro y otra lágrima vuelve a salir.

– No quiero que te pase nada, por el cáncer.- susurra.

– No me va a pasar nada Christian, me estoy cuidando estoy llenado con un doctor y me está dando medicamento.

Se sienta en el borde de la calle y voy tras el.

– Va de algo más, ¿qué es Christian?

– No lo puedo decir.- susurra.

– No quiero que me dejes nunca, no quiero dejar de ver el rubor de tus mejillas, tus lindos ojos azules y tu hermosa sonrisa.- susurra.

– Nunca pasara eso Christian.

El me mira y sonríe tristemente.

– No entremos a clases.- le digo.

–¿Que?.- me dice sorprendido.

– No entremos a clases.- le repito.

– Ahora eres mala.

– Sí muy mala.

– Pues vamos señorita malota.

– Vamos.

Me toma de la mano y me ayuda a subir a la moto.

***

Cuando vamos por la carretera siento que todo desaparece con el viento.

Le digo adiós a los miedos.

Estiró mis manos como si quisiera volar y el viento rodea toda mi alma, me siento hermosa y me siento amada, con el siempre que estoy con el me siento amada el es el único que logra despertar esos sentimientos en mi y siempre será así.

«Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo.»

Llegamos a un lago y me ayuda a bajar.

– Te quiero mostrar algo. Vamos.

– Vamos.

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