❝𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀❞ ¦ 𝐒𝐚𝐇𝐲𝐨.

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— Gracias, eh… — se quejó soltando un gruñido bajo que no hacía más que enternetecer a su madre.

— Habla directamente con ella, sin mentiras, si tanto te agrada la chica, invitala a salir, siempre y cuando tengas su permiso para ligar con ella. ¿Quién es? ¿Alguna de tus amigas? — se oía verdaderamente interesada, hasta donde se quedó con la vida amorosa de su hija, la menor tenía un noviazgo estable. No lo creyó mucho, sabía que Sana le mentiría con tal de no hablar sobre su problema para tener relaciones serias.

La única novia que le conoció a Sana, fue Eunha, ambas tenían 16 años, la relación duró dos años y terminó porque Eunha encontró a su predestinada, y Sana no quería ser la tercera en discordia. Su relación terminó de buena manera, incluso Sana se volvió amiga de la nueva pareja.

Ella algunas veces se encontraba con Eunha, la joven formó una familia hermosa, y aunque estaba feliz por la chica, siendo sincera, no veía a Sana con Eunha por un tiempo largo, lo vio más como un noviazgo adolescente.

Incluso dudaba si Sana había tenido su primer amor, nunca la noto profundamente interesada en alguien.

— Es mi secretaria, mamá. —murmuró sabiendo que eso sí que le traería problemas.

— ¿Jihyo? Dios, Sana. Le haces algo malo a esa chica y voy a castrarte. — por supuesto que Sana se ofendió por lo dicho, pero no podía decir algo en contra.

Ella misma se odiaría si lastimaba a Jihyo, era la protegida de todos en la empresa, tal vez por el hecho de ser madre soltera, pero dudaba de eso, tal vez hubiera otro motivo.

— No pienso hacerle nada, mamá. Por eso quiero que me digas que hacer, sé que es difícil acercarse a ella, pero me gusta mucho. — confesó, le podía mentir a quien fuera, menos a la persona que la vio crecer y dio todo por que ella estuviera bien.

Otro suspiro y la mayor contestó : — Bien, ¿sabes sobre su pequeña?

— Sí, mamá. Hoy la conocí y terminé asustandola. — recordó, ahora estaba de nuevo la culpa por decirle ese gran dato a la pequeña.

— Es normal, podrá comportarse como una alfita por su mami, pero es una chiquilla. — Sana se preguntó si debería sentir celos de que su madre hablara dulcemente de la menor.

Su madre tenía razón, la Park menor, podía tener una mirada de miedo, pero era tan tierna como lo podía ser una niña de su edad.

— Entonces… ¿qué hago con Jihyo? ¿Le soy sincera o me alejo? — preguntó intrigada de cuál era la mejor opción.

Pero era Minatozaki Sana, no se rendiría fácilmente, no podía simplemente tomar su distancia con Jihyo, bueno, sí Park se lo pedía, entonces lo haría. No había nada peor, que un alfa insistente.

— Habla con Jihyo, pero ten en cuenta que te costará que ella acepte. Ahora que presto más atención a esto, ¿cómo te besaste hoy con ella?

Sana se movió nerviosa sobre su asiento, tendría que explicarle con detalles todo lo sucedido.

— Ayer pasó algo, entonces la acompañe a su departamento, mi alfa no quería estar lejos de ella porque se veía mal, pero como no creí que fuera correcto decirle eso, me fui y toda la noche estuve inquieta. Pero sus pertenencias las tenía yo, y lo use de pretexto para ir a verla. —se tomó una pausa para exhalar y seguir —Me invitó a desayunar por lo temprano que era, y como tenemos una platica pendiente, acepte, pero no hablamos de nada y al salir, me dio su permiso para besarla. —terminó conteniendo las ganas de gritar el final.

— ¿Así por así te dijo que la besaras? — cuestionó la mayor, sabía que Jihyo tenía cierto miedo a los alfas y prefería mantenerse alejada de ellos lo mejor posible.

— Sí, mamá. Tal vez porque me vio que estaba embobada por ella. — explicó mientras se levantaba para ir en busca de galletas.

— Cómo sea, sí hablas con ella es porque estás segura que no la lastimaras. Mira Sana, Jihyo ha pasado por mucho, y lo que menos necesita es una alfa indecisa que solo la quiera para un rato. Te amo, cachorra y por tu propio bien, espero que tomes la mejor decisión. — definitivamente eso era una amenaza, la alfa no podía interpretarlo de otro modo.

Asintió con la boca llena, meditando sus próximas palabras y sus acciones. Al principio trató mal a Jihyo, si la omega la consideraba una idiota no lo tomaría a mal.

— Tienes razón, cualquier cosa te lo diré. No te preocupes, mamá. No lastimaré a Jihyo. — prometió pensando que su galleta tenía más chispas de chocolates de lo normal.

— Bien, cachorra. Recuerda que no te eduque para ser una alfa estúpida. — ambas se rieron por el comentario, porque era cierto.

Sana sabía de primera mano lo que era recibir malas actitudes por que no tenía un padre u otra madre, recibir las miradas juiciosas de todos. Las veces que su madre recibía comentarios morbosos en el trabajo y como tenía que soportar las humillaciones para que ella estuviera bien. Odiaba ver que no faltaba algún idiota que le ofreciera dinero a su madre a cambio de algo más, fue duro vivir eso, porque lo único que deseaba ella a sus seis años, era poder proteger a su mami.

Jihyo no tenía porque vivir con eso, ni Ryujin, realmente nadie merecía eso.

Así como su padre llegó a sus vidas para cuidarlas y darles todo su amor, esperaba ella ser ese Ángel en la vida de las Park, o ellas ser los Ángeles en su solitaria vida.

Sin darse cuenta ya había lágrimas bajando por sus mejillas. Se limpió con el dorso de la mano apenas se dio cuenta.

— Lo sé, mamá. Ahora te dejó porque tengo que ir en busca de Momo. — aclaró comiendo más galletas y creyendo que subiría de peso al no tener más en su despensa.

— Vale, la saludas de mi parte. Te amo, cachorra. Necesito que me actualices cada paso que des con Jihyo. — pidió la mayor.

— Sí, mami, probablemente vaya el otro domingo a casa, tengo que darte la invitación de su boda con Mina. —recordó tratando de buscar en el fondo de su mente, donde carajos dejó el sobre. — También te amo, mami. Adiós, saludas a papá de mi parte.

Luego de una última despedida, Sana espero a que su madre colgara.

Esa platica le trajo sentimientos que había olvidado en su infancia, y con ellos inundando su mente. Tenía más que claro, que debía ser prudente en sus próximas decisiones.

El único pensamiento que abordaba su mente, era pedirle una oportunidad a Jihyo. Sin importarle mucho la respuesta que pudiera tener, aunque estaba esperanzada a que Park aceptará, le daría todo el tiempo que la omega necesitará, realmente haría cualquier cosa con tal de que Jihyo se sintiera segura a su lado.

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Creo que lo prometí hace meses, que por fin lo haré, y también porque alguien lo comento cuando pregunté.