Capítulo III

Mulai dari awal
                                    

Obviamente alguien tan minucioso como ella no hubiese olvidado nada de su extensa lista de compras, pero igual caminó por el pasillo repasando las cosas que llevaba en el carrito. Tres ejemplares de cada edición de libros que especificaba en la lista escolar. Uno para Aris, otro para Sara y el otro para ella.

Estaba molesta, había perdido su turno en la fila y ahora estaba a punto de llorar de la rabia por ese par de idiotas. Sin duda le estaban fastidiando el día con su ingratitud. Lena volvió a llamar a su madre, pero le volvió a saltar el buzón de voz, por lo que solo resopló y se guardó el móvil en el bolsillo de sus pantalones.

No esperaba encontrarse a una persona que empeorara su ánimo, pero lo cierto era que la suerte nunca estaba de su lado, de modo que el ser más detestable para ella, estaba justo ahí.

Venía empujando un carrito de compras similar al suyo; Lena vio que estaba medio vacío a excepción de algún que otro cuaderno con figuritas de carros deportivos, un superhéroe en específico y cuchillos en la portada; y algunos textos gruesos que ella reconoció como la "Guía de especies para novatos", la "Constitución Oficial de los Acuerdos" y la "Guía de criaturas mágicas, tomo I".

Su presencia era tan indeseable para ella, que deseó ser un nefilim en ese momento para volverse invisible y tener que evitarse la molestia de que él la mirara.

Pero él no lo hacía, estaba concentrado buscando algo en la parte superior de las estanterías de su izquierda que no reparó en la mata de pelo negro con el cual cierta chica, buscaba huir de sus astutos ojos; pero de nuevo, no tenía tanta suerte. Lena lo vio torcer ligeramente la nariz y medio segundo más tarde, sus irises se clavaron en ella.

Helena se hizo la loca y fingió que no había estado todo ese tiempo analizando cada uno de sus movimientos y se puso a revisar el lomo de una fila de libros que estaban a su lado.

Elai Will Burke sonrió maliciosamente viéndola enderezar los libros que alguien más había dejado mal ubicados. ella vio por el rabillo del ojo cómo tomaba un ejemplar de un atlas de Thurstine y lo metía cuidadosamente en el carrito. A Lena le irritó que fuera tan meticuloso con todo.

Sentía sus ojos escanearla de arriba abajo y aunque le hubiese gustado decir que se sentía patética en su conjunto casual de sudadera y pantalones de algodón color vino, lo cierto era que lo que pensara aquel chico sobre ella la tenía sin cuidado. Estaba organizando los libros de la estantería cual bibliotecaria compulsiva, porque se rehusaba a darle la atención que con sus ojos rogaba. No iba a dar pie a una de sus usuales guerras de miradas, pues para ella no valía la pena.

Pero Will, quien era tan persistente como insoportable no iba a dejarla salir bien librada de ese fortuito encuentro. Empujó su carrito hasta llegar a donde ella estaba, consiguió golpear suavemente el carrito de ella con el propio y el impacto provocó que la barra para sujetar el carrito de ella, terminara golpeando sus costillas. Fue un roce apenas, pero ella igual gruñó y se puso roja de la rabia.

Will rió entre dientes.

—Hola, Chloe —habló y Lena contuvo el aliento. Ese zoquete era el único que no respetaba su deseo por ser llamaba Lena o Helena, y se tomaba el atrevimiento de usar su nombre de pila porque sabía lo mucho que aquello la irritaba. Pues bien, no iba a darle el gusto esa vez—. Escuché en el pasillo de atrás que la tienda está contratando ayudantes de medio tiempo, deberías enviar tu solicitud —completó viéndola apilar por colores, los libros de la tercera estantería a su izquierda.

Will frunció el ceño; seguramente a los encargados de organizar aquellos textos no iba a hacerle ninguna gracia su hazaña.

Lena siseó y continuó en lo suyo. El tono de voz del muchacho era de todo, menos amigable.

La Niña de las Pesadillas.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang