Extra

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•<| Si, Amor |>•
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Narrador
El invierno iniciaba, los meses fríos arrancaban con suaves y algo heladas brisas, las cuales obligaban a los ciudadanos a portar algo que abrigara sus cuerpos.

Habían pasado alrededor de cinco semanas en las que Silvio y May volvieron a México. Tiempo en el que, claro, Víctor no había dejado de hablar con el peli-morado.
Ambos estaban dando lo mejor en la relación, y esto se notaba en la manera que sus problemas eran resueltos y su noviazgo cada día avanzaba. De hecho, los dos asistían a sesiones; pues diferente a lo que cualquiera pensaría, el hablar con un psicólogo ayudaba muchas veces cuando una relación terminaba, aunque en este caso, ambos lo acordaron para así no volver a crear barreras entre ellos por problemas arraigados de su crianza.

Y bueno, hablando de padres. Víctor se había decidido a confesarse a su familia; por parte de Sparta no sería difícil, lo que quedaba eran sus padres.
El castaño se reunió solo con ellos, avisó que solo iba de paso y fue directo a lo que diría:

No quiero casarme con una mujer, y ni siquiera se si quiero tener hijos –Su voz era segura. Sus padres solo se podían ver aterrados; estaban a punto de interrumpirlo, pues no dejarían que él tomara decisiones "apresuradas"– Y actualmente estoy saliendo con un hombre. Con mi mejor amigo, May.

Con ello sus padres se quedaron atónitos, ¿realmente escucharon bien?. Víctor solo aclaró que nada de lo que dijeran cambiaría su respuesta, y así solo se marchó de la casa.

Por otro lado, su hermano, Andrés, estaba en su nuevo departamento, en la cuidad en la que su hermano vivía. Hace tiempo que había dicho que quería mudarse, iniciar una vida independiente, por lo que había logrado encontrar una buena renta, un trabajo cerca y una mudanza económica que le llevaría algunos de sus muebles ahí. Así, solo se encontraba acomodando sus cosas para cuando llegó el ojiverde a hablarle.

Sparta: No, solo acomodaba las maletas, ¿necesitas algo? –Miraba a su hermano en el marco de la puerta. Mientras, saca la ropa doblada de su maleta para ponerla en la cama.

Víctor: Solo hablar un poco.

Ambos salieron de la casa, y aprovecharon para hacer la despensa de la semana para el departamente, subiendo al coche de Víctor.
En el camino, ambos empezaron a hablar de sus vidas, cosas tribales, además de cómo estaba el menor con la independencia. Así, llegaron a hacer las compras, subieron todo y tomaron camino de regreso.

Sparta: Bueno, quería preguntarte una cosa –Él se encontraba en el asiento del copiloto.

Víctor: Claro, ¿qué es? –Miró unos segundos a su hermano, para luego volver al camino.

Sparta: Últimamente te he visto extraño, en el sentido de que estás más feliz y así… –Era claro que las actitudes que había visto en él cuando se quedó en su casa contrastaban con las que ahora– y bueno, no sé si tiene que ver con lo de los demás o-

Víctor: Estoy enamorado de May. –Soltó, interrumpiendo a su hermano. El auto quedó en silencio, pues Andrés procesaba ese golpe de información.

Sparta: ¿¡Qué!? Entonces… no… ¡Tú! –Estaba alzando la voz, tratando de encontrar lógica a las palabras de Víctor.

Víctor: –Rió por la actitud de su hermano, que se removía en su asiento– Si, pues… digamos que estamos saliendo ahora, y quiero darle una sorpresa para diciembre.

Sparta: ¡Eso es… increíble! Me alegra por ustedes –Su sonrisa era amplia– ¿Entonces, por eso estaban tan raros hace un mes?

Víctor: Si, digamos que era parte…

Y así solo siguieron entre sonrisas.
Podría decirse que a Víctor le fue bien en esto, pues su hermano lo apoyaba, aunque sus padres aún siguieran en contra.

Por otro lado, May tuvo que hablar con los suyos más pronto de lo que esperaba y quería.
Su madre le llamó en cuanto llegó a México para que fuera a la casa de ellos, pues su padre había visto la publicación en redes que el ojiazul puso para comunicarse con sus seguidores. Así, apenas llegó a su departamente a dejar sus maletas, emprendió viaje a casa de su padre, teniendo los nervios de punta y el corazón acelerado.
Bajó del carro, caminó a la puerta, y llenando sus pulmones de aire tocó está para que fuera abierta por su madre, la cual lo veía preocupada y posiblemente igual de nerviosa que él. Podría no estar muy de acuerdo en principio por los gustos de May, pero no quitaba que se preocupaba por su hijo.
Así, estando todos en la cocina; con una voz temblorosa y voz entrecortada, May intentaba aclararse. No sabía lo que su padre pensaría de ello, y mentiría si dijera que no le afectaría, pero tampoco volvería a ocultarse para ser lo que era. Sin embargo, su padre le dijo lo último que pensó escuchar de él, tanto que incluso en su madre se podría ver la sorpresa:

– "May, mirame; sean hombres o mujeres, tú sigues siendo mi hijo, y como mi hijo, te amo tal cual."

Para después abrazarlo. El peli-morado solo pudo aferrarse a la espalda de su progenitor, soltando leves lágrimas que escapan de sus ojos por la enorme felicidad que aquellas palabras le trajeron. Sin duda todo empezaba a ser mejor.

Sus vidas avanzaban nuevamente, y trabajarían para que ese futuro fuera mejor que el ahora.
Hoy estaban juntos, y aunque nada les garantizaba que mañana también lo estarían, podían disfrutar del presente para amarse mutuamente, sin esconderse, sin secretos, pero posiblemente en un mismo lugar, Víctor se encargaría de ello.

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Oficialmente, está historia está terminada.
Gracias por leer.
Nos veremos en otras historias, tal vez románticas o muy fumadas. Sin más, se despide su escritor random:

–Adiuus Oᴗ<

•&lt;× Tristes Recuerdos De Una Linda Relación ×&gt;•Where stories live. Discover now