IV.

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UNA MAÑANA TRANQUILA

Los días en los que tenía una mañana tranquila Felicia Hardy se solía despertar con la música pre programada del despertador de su teléfono. Antes usaba uno de esos despertadores con las noticias, pero no había manera de que eso fuese una mañana tranquila. Solía despertarse abrazando a uno de los muchos cojines que compartían cama con ella, pues se había dado cuenta con los años de que era dada a abrazar durmiendo y a falta de mejor compañía, los cojines nunca se quejaban.

Antes de vestirse hacía la postura de saludo al Sol, le ayudaba a estirar y colocar bien el cuerpo antes de hacer nada más. O al menos lo intentaba antes de que su viejo, enorme y malhumorado gato exigiese de su atención mientras que veía a la ciudad desperezarse.

En los días en los que tenía una mañana tranquila, Miguel O'Hara salía de la cama y la hacía diligentemente, era solamente un mueble sobre el que caer exhausto y al que no le daba mayor importancia.

Estiraba la espalda con cansancio, como si así se pudiese quitarse el peso del multiverso que él sólo se había adjudicado. En su apartamento encima de su oficina había unas vistas sobrecogedoras, pero no solía prestarles atención.

Después de darle de comer a Miggy Felicia comía algo, aunque sabía que luego bajaría a por algo más, pero antes de organizar su día le consultaba a Lyla desde su reloj si algo había pasado y tenía que ir. Los días normales solamente iba unas horas, por lo que de no ser así se preparaba para el resto de las actividades del día en su propio universo.

No es que tuviese el apartamento demasiado decorado porque no llevaba en el más de dos meses, lo que sí había eran fotos. Fotos de su madre, incluso uno de su padre, de Miggy y de algunos amigos. Pero la reina de la estancia era sin duda Mayday, desde que la hija de Peter y Mary había nacido había decidido que sería su ahijada y nunca se habían atrevido a decirle lo contrario.

Miguel consumía café a niveles que matarían a un humano, tenía suerte de que su super organismo pudiese con ello, aunque Jessica le insistía en que en lugar de café, debería probar a dormir más. Hacía un primer chequeo con el primer café de muchos en la mano. Lyla había tomado por costumbre informarle de cada vez que Felicia le preguntaba por su itinerario, lo cual era curioso porque nunca se lo había pedido.

Su apartamento no tenía decoración salvo por el brillo lejano de los monitores y unas cuantas fotografías. La mayoría eran de Gabi. Había dos más, una de Mayday y otra del bebé de Jess que por suerte había nacido sin poderes, ambos eran una manera de recordarle porque seguía adelante.

Dado que no tenía que ir hasta más tarde, Felicia se preparó para su otro trabajo y para el que tenía que vestir mucho más casual. Se soltó el cabello de la suerte de recogido para darle volumen con el que dormía, se puso sus cremas y su protector solar y comenzó un maquillaje ligero antes de dirigirse al armario con pereza y escoger un vestido de punto rojo. No era discreto, pero más que su traje de super sí que lo era.

Seleccionó la música que la iba a acompañar y se dirigió hacia la cafetería donde solía ir. Le gustaba porque ya la conocían y la ayudaban cuando algún otro cliente decidía que iba a probar suerte con ella. No es que no pudiese con los hombres que se le acercaban, pero no le gustaba tener que hacerlo.

Miguel se fue a la ducha y se afeitó sin demasiado cuidado evitando cortes ni demasiado apurado. Al salir se secó el cabello sin mucha importancia y se puso su super traje sin pensar si quiera en otra posibilidad. Su ropa normal colgaba abandonada en el armario.

Lyla canturreó mientras que le decía la hora, y Miguel pensó en que la canción le sonaba conocida. Llevaba mucho tiempo sin música, sin elegir voluntariamente escuchar algo, era como si durante años hubiese perdido la capacidad para disfrutarla y ahora no supiese por donde empezar. El hambre, como una necesidad de las que le ponía en movimiento, le hizo ir a la cafetería del edificio. Lo bueno que tenía, más allá de la comida, era que todo el mundo le conocía allí y ni siquiera intentaban darle conversación.

Duda de que ardan las estrellas (Felicia Hardy x Miguel O'Hara)Where stories live. Discover now