Duda de que ardan las estrellas (Felicia Hardy x Miguel O'Hara)

III.

Felicia le sonrió a Lyla por costumbre, puede que le dijeran que no era necesario porque no era un ser real, pero aun así era del tipo de persona que le pedía perdón a un maniquí si chocaba con él, por lo que a algo que reaccionaba de manera tan orgánica como ella tenía que reaccionar de la misma manera que lo haría con  cualquier persona por pura inercia. Además, por mucho que le dijeran que no, nadie era capaz de explicar porque llevaba esas gafas y mucho menos nadie supo explicar porque a su apartamento llegó un paquete con unas iguales después de que le dijese que le gustaban.

—Estos son todos los Peter que tenemos actualmente, organizados por edad también, tal como me pediste. He creado una interfaz para que te sea más fácil añadir las características que te permita distinguirlos. ¿Es correcto de esta manera? Podríamos añadir un marcador genético, pero de poco te serviría a simple vista.

—Creo que así ya es perfecto, como siempre. Pero...

—No tengo sentimientos Hardy, no tienes que ser cuidadosa al hablarme, solamente dime las cosas. Si tuviera sentimientos habría desaparecido hace tiempo por culpa del jefe.

—Lo comprendo. Me gustaría saber si podría tener una lista con los que no son Peter.

—Lo que dijo el Peter 616B sigue siendo cierto, se supone que solamente tenías que ayudar a los Peter pero has acabado atendiendo a más de los que te tocaba, lo tenía preparado con antelación, solamente necesitas el permiso de arriba y te lo instalaré.

Felicia le dio las gracias al holograma que desapareció alegremente. Puede que fuese una alegría programada, pero quizás por pura respuesta de repetición se contagiaba bastante en el ambiente. No era tanto a los que quería atender, de hecho no es es que pudiera y no quería quitarle el trabajo al Spiderman terapeuta, pero aun así le gustaba estar preparada cuando alguno venía. A Gwen a veces le venía bien hablar con ella y, pese a que le caía bien, debía de buscarle un espacio. Lo mismo con Penny y con Miles, cuando se atrevía a venir después del incidente del año anterior.

Suspiró cansada ante la idea de tener que subir hasta el despacho de la cima y luego volver a tener una pelea innecesaria. Además, ese había sido uno de los días que no se había preparado adecuadamente y había ido con unos vaqueros y un jersey negros en vez de con su traje de batalla. Al menos le sentaban estupendamente y no había decidido ir con algo más suave a buscar a la araña más grande y malhumorada del edificio. El único y verdadero Spiderman de esa dimensión.

Un puto grano en el culo. Bueno, o al menos un grano en el culo para quien tuviese fetiches raros y le excitasen. Nadie podía culparla, a veces le daban ganas de preguntar por el edificio si ella era la única que había estado al borde de gemir en voz alta la primera vez que le habló. No era buena idea ir a por un megalómano traumatizado, por suerte era demasiado gilipollas como para hacer que ni en su estado lo acabase pasando por alto.

Tenía que tener algo de vida fuera del sitio y acción que no consistiese en golpes más pronto que tarde antes de que empezase a disculparle ser un capullo presuntuoso que ni siquiera se había dado cuenta aun de que hablaba español y entendía todas las mierdas que murmuraba, que su madre y ella habían vivido en el barrio latino tantos años después de que detuvieran a su padre que era lo normal y sus vecinas, las que la cuidaban todo el tiempo que su madre estaba trabajando, le decían que de blanca ya solamente tenía lo de fuera. Al menor era divertido, ver esa pequeña semilla de perdida de control y escuchar lo que creía que no lo entendía, al menos lo sería hasta que se enterase y le clavase los colmillos en el culo por pasarse de lista. Suspiró profundamente, no debería pensar en Miguel, colmillos y su culo, y menos después de haber estado viendo series sobre vampiros sexys que se le venían a la mente todo el rato. Porque claro, podría haber tenido unos colmillos desagradables, pero como siempre Miguel elegía complicarle la vida y había optado por el camino de colmillos sexys. Cabrón.