BACK TOGETHER

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Muchos dicen que el amor a primera vista no existe, sin embargo yo prefiero creer que no a todos les sucede, o tal vez si solo que lo pasan por alto y no se dan cuenta, porque eso fue justo lo que me pasó con Arthur, es la explicación más lógica que tenía y aunque no lo fuera, lo que pasó sin duda fue cupido haciendo de las suyas.

Mi abuela siempre solía decir que la persona indicada siempre llegaba en el momento menos oportuno, pero que sin dudas cuando llegaba lo ibas a lograr sentir hasta en el rincón más pequeño de tu cuerpo, significaba que tu alma y la suya se estaban buscando desde hace tiempo y cuando se encontraban no iban a poder estar separadas tanto tiempo.

Desde el momento en el que Arthur me pidió mi número no paramos de hablar aunque era un poco complicado debido a el cambio de horario que teníamos, literalmente le ganaba con un día, cuando en Mónaco eran las 5:00 pm del día anterior, en Melbourne ya era la 1:00 am, la distancia no fue un impedimento para que formaramos una amistad estable, el era como mi salida de la normalidad y eso me gustaba; entonces cuando me ofrecieron la oportunidad de un intercambio a cualquier lugar del mundo no dude en tomarlo.

Lo que más me tenía emocionada a parte de ver a mi monegasco favorito, era que al fin había tomado una decisión por mi cuenta y mis padres no habían interferido en ella, al parecer creían que era una buena forma aprender diferentes técnicas que les podrían servir en un futuro. Y como era de esperarlo no iba a ir sola, Sophie y Natalie fueron las primeras en apuntarse a ir conmigo costará lo que costará.

Las chicas habían decidido viajar un día diferente a comparación mía, ya que según ellas querían que yo pasará tiempo a solas con Arthur, lo cual no me negué ni por un segundo.

Así que como la primera vez que llegue de Australia el aeropuerto estaba repleto pero no exactamente igual, ahora podías caminar perfectamente sin chocar con extraños que te dejan suspirando.

Cuando salí a buscar a Arthur no fue tan difícil encontrarlo, su altura ayudaba un poco y si no era mucha coincidencia se encontraba en el mismo lugar en el que habíamos hablado por primera vez hace unos meses. Desde lejos se notaba que estaba buscando a alguien y ese alguien era yo.

En cuanto nuestras miradas se encontraron no dude en correr hacia él dejando mis maletas a la deriva y lo abrazaba tan fuerte como podía, mientras él me daba vueltas en el aire y los dos reímos.

- No crees que tus maletas corren peligro estando solas - me lo dijo mientras aún me tenía entre sus brazos, y vaya que esa sensación me gustaría sentirla el resto de mi vida

- Oh cállate, arruinas el momento- y como si él ya lo supiera se empezó a reír

- No enserio lo digo, tú espérame aquí yo voy por ellas - la determinación se notaba cuando me habló, y que era lo que tenía este hombre que lo hacía ser tan perfecto

- No creo que se necesario, puedo caminar sabes - y aunque me moría de ganas de que me ayudara con mis maletas, mi mujer independiente interior me pedía a gritos que le pidiera que no me ayudara porque yo podía

- Tarde porque ya empecé a caminar - y así como me lo dijo caminó dejándome con las palabras en la punta de la lengua

Arthur no no se tardó tanto tiempo en ir por mis maletas que no estaban tan lejos de donde estábamos, cuando venía de regreso y mientras lo veía caminar de vuelta a mi con una sonrisa divina, solo podía pensar en la suerte que tuve al encontrarme lo en este mismo lugar

HEALED BY SPEED, ARTHUR LECLERC Kde žijí příběhy. Začni objevovat