ov. capítulo cinco

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Al pensar en esa maldita minion, un gruñido involuntario escapó de su boca. La inseparable amiga de Gavi, quien no solo era una mediocre atriz, sino también miembro del clan Piqué. Ainhoa simplemente no la soportaba, ni nada que tuviera que ver con su nefasta familia, y mucho menos cuando la vio coqueteando con Pedri. Sí, su mejor amigo, el mismo que la había dejado tirada para llevarla a su casa.

Sintió un vacío en el estómago. ¿Qué estaba ocurriendo entre ellos? ¿Acaso Pedri se había fijado en Gaia? ¿Y si le atraía? ¿Y si le proponía salir? Ainhoa no podía consentirlo. Él merecía algo mejor que esa nepobaby mimada e insípida.

Se calzó las botas de fútbol y se dirigió al campo. Tenía que dejar atrás todo lo demás y centrarse en el balón. Era lo único que le daba sentido a su vida.

Se acercó al grupo donde Mapi e Ingrid sudaban haciendo abdominales, con Alexia arengándolas como si fuera una sargento. Cuando llegó, oyó que iban por el sesenta, y observó a Mapi subir y bajar el torso del suelo con los brazos cruzados sobre el pecho. Ingrid, su novia y la persona más adorable que Ainhoa había conocido en su vida, le saludó con una sonrisa radiante mientras le hacía una seña con la mano para que se uniera a ellas.

Mapi, al darse cuenta de su presencia, no perdió la oportunidad de meterse con ella por su aspecto.

—¿Qué te ha pasado, Ainhoa? Parece que has dormido en un vertedero. —le soltó con una sonrisa maliciosa.

Ingrid le dio un codazo en el muslo y le echó una mirada de reproche.

—¡Mapi! No seas maleducada. —la reprendió avergonzada. Luego se giró hacia Ainhoa con una mirada tierna. —Tú estás preciosa, Noa. No le hagas caso a esta bestia. —le dijo con su español fluido y correcto, aunque con un toque nórdico que le daba un encanto especial. Ingrid llegó de Noruega dos años antes, y había aprendido el español a base de esfuerzo y dedicación.

Ainhoa se frotó los ojos somnolientos y se ajustó el pelo recogido. Estaba claro que había dormido poco. Sus ojeras y su palidez delataban su cansancio, y de vez en cuando soltaba un bostezo. No le apetecía compartir con nadie lo que había pasado la noche anterior, pero sabía que Mapi no tenía mala intención. Así que le agradeció el piropo a Ingrid con una sonrisa.

—Gracias, Engen. Eres un sol.

Alexia le hizo un gesto para que se acercara más.

—Venga, Luján, al suelo y a trabajar esos abdominales. —le mandó con firmeza —Te sujeto las rodillas para que no hagas trampas.

Ainhoa acató sin protestar y se echó en el césped junto a sus amigas. Alexia se puso detrás de ella y le agarró las piernas con fuerza. Notaba el corazón desbocado y el aliento entrecortado. No sabía si era por el ejercicio o por los recuerdos de la noche anterior. Trató de alejarlos de su cabeza y enfocarse en el movimiento de sus músculos. Pero era inútil. La imagen de Pedri y Gaia yéndose juntos y el imbécil de Gavi no dejaba de martirizarla.

—¿Qué tal vas, capi? ¿Cuándo podrás volver a jugar? —preguntó, intentando distraer su mente mientras apretaba el abdomen, sintiendo el esfuerzo en cada fibra.

Alexia suspiró con desánimo, como si le hubieran quitado el aire de los pulmones.

—Pues no lo sé, Noa. El médico dice que tengo que ir despacio, que no me exija demasiado. Pero yo estoy harta de estar en el banquillo, viendo cómo las demás se divierten. Quiero volver a sentir el balón en los pies.

Ainhoa se compadeció de su compañera. La extrañaba mucho en los partidos. Era la mejor jugadora del equipo y hacía una gran diferencia en el campo de juego. Pero tenia que sanar y recuperarse por completo. Lesiones como esas habían arruinado las carreras de otros profesionales antes, dejándolos en el olvido.

CONTRAATAQUE ━━ pablo gaviWhere stories live. Discover now