Cuando Jess despertó eran las siete de la mañana. En efecto los médicos no se equivocaron al decir que se encontraría bastante dolorida. Estaba hambrienta y tras levantarse de la cama con mucho cuidado para no despertar a Alisa, bajó al piso inferior con lo que utilizaba para dormir, un culotte azul oscuro y una camisa celeste de tirantas.

De inmediato le llegó olor a comida al llegar a la cocina y cuál fue su sorpresa al encontrar allí a Jayden y él también pareció sorprendido, ya que prácticamente estaba en bragas y con una camiseta que no dejaba nada a la imaginación.

—¡Joder! —maldijo bajando la camisa intentando taparse más, pero lo único que logró con ello fue mostrar más pecho—. ¡Date la vuelta!

—Vale, vale —añadió, divertido—, pero tampoco es para tanto. Si quiere que estemos igualados me bajo los pantalones.

—No digas gilipolleces —protestó, yendo al sofá a por una manta—. ¿Qué haces aquí?

—Me ofrecí a quedarme para daros más tranquilidad y de nada, también os estoy preparando un desayuno.

—¿Qué está pasando? —preguntó Alisa somnolienta.

—¿Por qué no me dijiste que se había quedado a pasar la noche?

—¡Casi he visto a tu hermana desnuda! —intervino Jayden—. He de decir que yo tampoco me esperaba unos buenos días tan agradables.

—Estabas grogui cuando él se ofreció a quedarse —respondió Alisa—. Y tampoco es para tanto, yo muestro mucho más que tú ahora mismo cuando me pongo en biquini.

Jess subió las escaleras protestando, para bajar al cabo de unos minutos vistiendo unos pantalones cortos y una sudadera. Para entonces Alisa y Jayden ya habían preparado la mesa con el desayuno y tomó asiento; el chico le sirvió un plato con dos tortitas donde con el chocolate les había dibujado una sonrisa, además de en el plato escribir: ¡Recupérate!

—¡Gracias, son muy divertidas!

—Pues a mi hermana de trece años ya no se lo parecen, aunque quizá sea los mensajes que le escribo, tipo: ¡No vas a salir con ese chico! —confesó dando un mordisco a la tortita—. Echadme una mano. Mi padre se encuentra la mayor parte del tiempo fuera, y sinceramente, mi hermana me respeta más a mí. ¿Qué hago para que no salga tan pronto con chicos?

—Teniendo en cuenta que mi hermana —añadió Jess mirando a Alisa—, lleva intentando ligar contigo desde que empezó el curso, no creo que puedas obtener buenos consejos y yo apenas tengo citas.

—¡Eres idiota! —replicó Alisa a su hermana.

—No, la idiota eres tú si lo tomas a él por tonto como para no haberse dado cuenta de que llevas mucho tiempo embobada por él.

—¡Al menos me divierto y vivo en el presente! —replicó—. No espero a vivir mi vida cuando esté en Nueva York, ni sigo siendo virgen —protestó, provocando que Jayden abriera mucho los ojos, pero las gemelas seguían enzarzadas la una con la otra.

Jess respondió con un corte de mangas mientras la única respuesta de Alisa fue la de poner los ojos en blanco, gesto que no pasó desapercibido para Jayden, ya que él recibió el mismo gesto con la mano en el partido.

—¡Chicas, por favor! —les interrumpió—. Sé que va a ser inevitable que mi hermana salga con chicos, pero todo esto me supera.

—Dile que puede salir con el chico si tú vas de carabina —añadió Jess—. Elige un sitio, qué sé yo, el acuario y así le das a ella la oportunidad de salir y a ti a observarlos de lejos.

—¡Eso es un coñazo! —protestó Alisa.

—Pues es la única de las pocas cosas que nuestra madre hizo bien —le recordó Jess—. Te dejaron salir con el imbécil de Jason a cambio de llevar una carabina, la prima Jules fue contigo. Tuviste la cita que tanto querías.

Amor en la MentiraWhere stories live. Discover now