03

65 2 0
                                    


Me levante bruscamente ahogando un grito en el proceso, me toque la frente asustada, mire a todos lados dándome cuenta que estaba en mi habitación y que todo fue un mal sueño.

Trate de regular mi respiración pero fue inútil, así que me levante y me dirigí al baño a lavarme la cara, al tener contacto con el frío sentí como poco a poco toda esa ansiedad vivida comenzaba a disminuir.

Me apoye en el lavabo viendo mi reflejo, estaba cubierta en sudor y que decir de mi pelo y ojeras. Respire profundo y aproveche de darme un baño, era bastante temprano pero prefería quedarme en pie que volver a tener esas pesadillas otra vez.

Al parecer el baño me ayudó bastante ya que estaba mucho más relajada, me dispuse a elegir mi ropa cuando sentí mi teléfono vibrar. Sonreí por inercia al ver un mensaje de mi vecino.

"¿Como amaneciste? ¿Hoy si te apetece ir a comer?"

Ya habían pasado tres meses de que había llegado aquí y que lo conocí, y a decir verdad es lo más. Durante estos meses me ha ayudado bastante y también me ha presentado a sus amigos para poder socializar un poco, y desde el día que me ayudo con mi televisión ha insistido en que vayamos a comer.

Estaba comenzando a escribir mi respuesta cuando me entró una llamada del susodicho.

— Te estaba contestando —Respondí mientras me sentaba en mi cama.

Me gano la ansiedad —Ambos reímos—. Y bien, ¿te apetece hoy ir por un Kebab?

— ¿Un kebab? Bueno nunca he probado uno —Escuché como del otro lado Misho se ahogo de la sorpresa.

¿¡Como que nunca has probado uno!? —Tuve que alejar el teléfono de mi oído.

— Bueno, hoy lo probaré —Dije riendo.

Pues mas te vale, ¿a que hora estás libre? —Yo reí por su exageración.

— Más o menos a las seis estaré desocupándome.

¿Tan temprano? El otro día terminaste casi a las nueve, esas niñas abusan de ti, yo que tú las demando —Solté una carcajada, definitivamente Misho hacía mis días con todas las cosas que decía y hacía.

— Hoy se canceló una clase, por eso saldré tan temprano —Explique—. Y no las demandaré porque gracias a ellas, o bueno a sus padres, tengo para vivir.

Es un buen punto.

— Entonces, ¿nos vemos a las seis? —Pregunté, restregando mi mano en la toalla nerviosamente.

Sinceramente no entendía mi nerviosismo, en este último mes habíamos salido bastante, ya que Misho se ofreció a mostrarme la ciudad.

En conclusión soy weona, cómo dirían en mi chilito querido.

Si, si, puedo pasar a buscarte a la academia. Solo si quieres claro —Dijo Misho.

— Sería genial, te mandaré la ubicación.

Vale, nos vemos y no me dejes plantado, porque se donde vives —Dijo burlonamente despidiéndose.

— Está bien, nos vemos —Reí ante sus ocurrencias y corte la llamada.

Al dejar el teléfono en la mesita me sentí hiperventilar, hace un año que no salgo con un chico, pero de igual manera no es para tanto y no debo ilusionarme porque lamentablemente, es hombre.

Suspiré y me dirigí a cambiarme de ropa, simplemente debo mentalizarme de que será una salida de amigos, porque eso somos, amigos. Es verdad que es guapo, habría que estar ciega para no notarlo, pero es solo mi amigo y vecino.

 Ocean Eyes - Misho AmoliWhere stories live. Discover now