capítulo cuatro

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JiMin llego a su hogar pensando en el omega de aquel parque. Abrió la puerta y entro lo más rápido que pudo, se sacó el saco del traje y lo colgo en un perchero que tenia en la entrada de su departamento. Desabotono los botones de las mangas de la camisa y fue camino a su habitación. Allí se saco los zapatos y el resto de ropa para así ponerse comodo y calentito. El frío afuera era demasiado y agradeció haber aparecido para ayudar al omega castaño, duda que haya podido sobrevivir sin pescar un resfriado o algo peor. Le da un poco de tristeza que el omega tenga que pasar por esas situaciones, no es mucho mas chico que el y su situación es horrible, más si tiene un cachorro al que criar.

Salió de si cuarto vestido con unos pantalones de chándal color gris, unas medias de color blanco, sus pantuflas y un hodie color rojo. La casa estaba con su silencio característico, penso en adoptar un cachorro, pero no sabe si es buena idea sabiendo que el no esta en la gran mayoría del día. Abrió el refrigerador y vió si había algo para cocinar, había un poco de la comida del día anterior, así que opto por calentarla en el microondas, fue un día duro y no tenía animos mas cocinar.

Comió en silencio, pensando en el trabajo y puede que en cierto castaño. Hoy estuvo mucho más cerca de él que en la mañana y su fragancia natural era mucho mas exquisita. Obviamente fue disimulado al respirar su olor, pero era demasiado delicioso, podría estar horas oliendo esa fragancia en particular. Terminó de comer y lavó lo poco que utilizo, no le gustaba encontrar en la mañana los trastes sucios. Una vez que finalizó fue hacía la habitación nuevamente para poder conciliar el sueño.

[...]

La noche helada había pasado y ahora el sol iluminaba su rostro. YoonGi abrió los ojos lentamente y los volvió a cerrar por tanta claridad, una vez que pudo abrirlos sin dificultad miró a su bebé. Estaban acostados en el banco como era costumbre ya que no tenían otro lugar para ir. YoonGi se removió un poco y se sentó tratando de no despertar a su cachorro. Se estiró un poco y resfrego sus ojos para sacar ratro de sueño. Luego de eso movió un poco al cachorro para despertarlo, no hizo caso como era de esperarse, así que lo desenvolvió un poco de las prendas que había a su alrededor. Una vez que tenía una vista mas clara del bebé se acerco a su rostro y comenzó a dejar besos en su carita para que despierte.

─Angelito, ya es de día. Hay que despertar, amor, vamos.─susurró mientras seguia dejando besos por todo su pequeño rostro. Una vez obtuvo su objetivo lo desenvolvió completamente de las prendas para así poderlo alzar.

Le dio los buenos dias y un par de besos más, pero era hora de lavarse la cara. Había una canilla que usaban los deportistas para tomar agua o mojarse la cara, ellos lo usaban para su higiene personal. YoonGi agarro un par de cosas de una pequeña mochila que habia en el banco, aquella era usada como almohada, y saco las cosas necesarias, esas cosas las cuidaba como oro, no tenía el suficiente dinero para vivir comprando pasta y cepillo de dientes, asi que usaba lo justo y necesario, ni más, ni menos. Levantó a su cachorro, agarro la mochila y fue rumbo a la canilla. Le lavó la carita a su bebé y luego se ocupo de él mismo. Una vez que terminó de higienizarse él y el bebé, fueron nuevamente al banco, este se volvió algo así como su hogar, aunque claro, no era precisamente un hogar, pero era lo más cercano que tenían a uno.

YoonGi se sentó y se saco la mochila, la dejo a un lado de él y sentó a su cachorro en sus piernas. La mañana estaba tranquila, por el momento no había nadie caminando por el parque, eran aproximadamente las siete de la mañana y los negocios poco a poco iban abriendo, el sol iba saliendo con algo de pereza, era invierno y era sabido que el sol sale un poco más tarde. Su bebé jugaba con sus manitos y el se apresuró a sacar la caja de madera de su bolsa. La abrió cuidadosamente para ver el dinero que tenían, veintitrés libras. No era mucho, pero era mucho más que el día anterior. Fueron al igual que el dia anterior al pequeño supermercado, era uno de los mas económicos de la zona, Londres era un lugar caro y él sabe eso. Lo trataron como siempre, lo miraban de arriba a abajo y no los dejaban entrar, era común ciertas actitudes y YoonGi estaba acostumbrado.

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