13.-Todas las de perder:

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Podía tratar de conversar, entrar en una sana discusión con ellos, pero, muy a su pesar, Raphael sabía que ningún líder de la resistencia se prestaría para cualquiera de esas cosas. Ellos querían pelear por poder, querían matarlo, de no haber sido por Magnus, ya lo habrían hecho.

Se puso de pie y caminó a la ventana, observando el paisaje a través del cristal, solo montañas y residuos de nieve. Viento y nada. No había personas ni animales. La guerra decisiva se estaba llevando a cabo en la ciudadela, y él estaba ahí, fue una de las personas que guío todo para que esa batalla sucediera, y simplemente estaba encerrado en su oficina, tratando de mantener al margen a esas personas.

— ¿Saben?— dijo en voz alta sin mirarlos—. Cuando era joven no me gustaban las batallas, me gustaba estar detrás de todo eso, las misiones a las que acepté ir, fue por mis amigos. Pero ahora... ahora deseo estar afuera, en la ciudadela, me habría encantado estar en la firma de paz en Canadá, y pensar que pude haber hecho algo por salvar a Evelyn o Camila. Sin embargo, estoy aquí, con ustedes. No me gusta del todo, pero tampoco me quejo, todas mis decisiones pasadas me trajeron aquí.

Tomó un respiro y giró para enfrentar a los líderes de la resistencia. Magnus ya había alejado la electricidad de sus manos, pero la amenaza persistía, solo hacía falta un movimiento por parte de ellos para que él los acabara.

—Me molesta no estar peleando en la ciudadela— continúo Lousen—. Pero ya he comprendido todo. No se trata de bandos, no se trata de poder. Todo esto es acerca de a quien damos el apoyo en esta guerra...

Avanzó dos pasos hasta el tablero de control, colocó su mano derecha sobre la pantalla y cerró los ojos. Los números y códigos aparecieron ante su visión, descifrando la complicada mente de Luisa. Raphael hizo que la puerta de la oficina se abriera.

—Pueden marcharse ahora— dijo Lousen abriendo los ojos—. Los evolucionados no los atacarán, tienen cosas más importantes que hacer ahora.

Ninguno de ellos avanzó a la salida. Leonard dio un paso al frente.

—Estás hablando de traición, Raphael— espetó—. Al dar el completo apoyo de la resistencia a los evolucionados.

Raphael sonrió y negó un par de veces.

—Creo que no entiendes las cosas, Leonard. Ninguno de ustedes las comprende. Evelyn lo hacía y estaba de acuerdo— suspiró y se dejó caer sobre la silla—. No se trata de apoyar a los evolucionados. Se trata de impulsar a la siguiente generación, y todos ellos; híbridos, inmunes, sobrevivientes del virus, contaminados, evolucionados... Están peleando por un lugar.

—No hay lugar en este mundo para ellos— bufó Leonard.

—Así que no lo quieres entender...— dijo Lousen y miró a Magnus, el general se encogió de hombros—. No es más tu mundo. Ellos están forjando uno nuevo y no hay sitio para nosotros en él.

Los ojos de Leonard se ampliaron.

—No puedo volver a la zona central ¿Cierto?

Raphael negó un par de veces, paseó la mirada por la habitación, en su oficina estaban los lideres, Shania, Jocelyn, Leonard, Albert, él y Magnus. ¿Cómo era posible que en los hombros de tan pocos descansara la responsabilidad de decidir sobre los evolucionados, cuando no pertenecían a ese grupo? A pesar de todas las variantes que la evolución trajo consigo, nada había cambiado en realidad, los poderosos seguían tomando las decisiones de la mayoría. Pero Raphael apostaba a que eso estaba a punto de cambiar.

—Yo les sugeriría abandonar la resistencia. Cuando los evolucionados tomen el poder...

— ¿Cuándo lo hagan? ¿No si lo hacen?— preguntó Jocelyn alarmada.

Mente Maestra la sagaWhere stories live. Discover now