Capítulo 09.

260 14 0
                                    

Caleb.

Vivir con Chiara es, increíble.

Si me hubieran dicho que eso pasaría cuando era niño y estaba locamente enamorado de ella no me lo creería.

Y sí, soy un desalmado pero cuando se trata de esa mujer soy diferente, ella es... luz.

Verla dormir, despertar, sonreír e incluso rabiar me hacen sentir por primera vez completo. Cuando mis padres murieron no estaba en el país, sólo quedábamos mi hermana y yo, pero ella creció y se enamoró de mí consigliere, lléndose de mi lado.

Estaba completamente solo.

Hasta que ella apareció en mi vida.

Arribo con el ejército rojo en el Club Laguerfield, Kellerman pidió una reunión conmigo, quiere negociar un cargamento para la próxima semana y lo cierto es que unir lazos con otra mafia es lo ideal.

Más aún cuando tengo a los Ivanov encima. Maldita mafia Rusa.

Me están tocando los cojones y no voy a seguir soportando estupideces, mucho menos en mi jodido territorio. La mafia Alemana no es tan grande ni tan poderosa como la mía, pero de algo servirá.

El imbécil está en la barra del club con alguien, seguro es una de las putas del lugar, no reparo en su ser y me acerco, cuanto antes concretemos la reunión mejor, tengo una deliciosa mujer esperándome para cenar.

—Russo—Saluda

—Kellerman—Respondo estrechando su mano.

La chica se voltea hacia la barra, ignorando la situación. Cosa que me hace fruncir el ceño.

—¿Estás ocupado?—Pregunto dándole una mirada desconfiada a su acompañante.

—Algo así, pero podemos dejarlo para otro día, ¿verdad?—Le pregunta Kellerman, ella solo voltea, asiente y hace ademán para irse.

Por fin.

—Tienes que dejar de buscar putas, Kellerman—Diga hastiado de que siempre en nuestras reuniones tiene que tener a alguien encima.

—Lo dices porque estás casado—Comenta con diversión.

—Felizmente casado—Respondo orgulloso.—Pero no vine aquí para hablar de mi matrimonio, no es algo que te interese.

—Tienes razón—Señala el área vip.—Vamos a conversar.

Camino hacia el lugar, tomo asiento y sin rodeos le pregunto:

—Y bien, ¿Qué es lo que quieres?

***

Luego de concretar los detalles para la operación me fuí directo a la oficina, en unas horas pasaría por Chiara para cenar y hacerle mi propuesta.

—Bien, esto sería todo lo que tendrías que terminar antes de irte de luna de miel—Dice Antoni con diversión.

—No es una luna de miel—Respondí arcaico.

—Seguro, porque un viaje a Santorini en estos momentos es un paseo—Rodó los ojos para concentrarse en la carpeta que tenía en sus manos.

—Es un fin de semana, si fuera una luna de miel no tendríamos está conversación—Dije mordaz.—¿Acaso no fuiste tú quién se llevó a mi hermana casi un mes?

—Así es.—Dejó los documentos para mirarme fijamente.—Pero yo me casé en buenos términos y sobrio.

Sonreí levemente recordando la locura que desató desde esa noche, las caras de asombro, los chismes, incluso la gran molestia de mi hermana al enterarse.

Todo lo que trajo Chiara a mi vida me hizo sentir extasiado.

Sinceramente no me arrepiento de nada, excepto de esos seis meses en los que ella desapareció, algo sobre lo que todavía no tengo respuesta.

Ya me encargaré.

—Si no fueras mi consigliere te pondría una bala entre las cejas—Le digo sonriente.

El me lanzó una mirada algo molesta antes de responder:—También soy como tu hermano, además de ser tú cuñado, Caleb.

—Tranquilo, Cariño. Tú sabes que eres el único—Hice un puchero mientras ambos reímos.

En eso, la puerta se abre sin previo aviso.

—Increíble, mi hermano me quiere quitar a mi marido—Dice mi hermana desde la puerta con los brazos en jarra, claramente divertida.

—Primero fué mío, lo sabes—Rodó los ojos y se sentó en el regazo de Antoni.

Me miró con... Duda? Antes de hablar.

—Escucha, Caleb...

Me levanto de mi escritorio para ir al minibar.

—... Si, ya sé, la Cosa Nostra quiere la ceremonia de bodas tradicional.

—Están enfadados, no es para menos—Se levanta también, caminando para enfrentarme.—¡Te casaste en Las Vegas! Sin aviso, Otorgando a la Mafia una reina, ellos no te dicen nada por respeto, eres el Don y te respetan, pero sabes lo importante que es la tradición—Suspira hastiada.—Quieren el pacto de sangre antes de que termine el mes, y pienso que es lo mejor, para calmar las aguas.

Me llevo dos dedos al tabique, miro al techo y finalmente la miro.

—No le he hecho la propuesta a Chiara todavía.

—¿¡Cómo que no!?—Grita furiosa.

Para mí hermana es importante mantener todo en orden pues, al ser mujer las posibilidades de estar en un puesto tan grande como lo es ser mi Capo debe mantener una imagen pulcra ante los arcaicos machistas que conforman el consejo de la Cosa Nostra.

Si bien, soy el Don, pero no el único dentro de la gran pirámide de la Mafia Italiana. Hay todo un legado que debe ser respetado por el bien de mi familia.

—No he encontrado el momento perfecto para proponérselo.

Se lleva una mano a la frente, colérica.

—¡No tienes que proponerle nada! Cuando se casaron y te hizo firmar ese contrato sabía en lo que se metía, sabía quién eres y lo que representas.

—¡Lo sé, Fiore! ¿Acaso no ves que trato de arreglarlo—Pregunto, ahora enojado.—¿No has pensado que tal vez no quiera? ¡Ser la dama de la mafia es una gran responsabilidad, es su decisión!

Antoni, que se había mantenido al margen se interpone.

—Entiendo tú punto, Caleb. Pero no voy a permitir que le alces la voz a mi mujer.

Fruncí el ceño, nisiquiera sabía que había gritado. Mi la expresión de mi hermana y me doy cuenta de mi error.

Doblo las mangas de mi camisa y me dirijo de nuevo al escritorio.

—Hoy hablaré con ella, no te preocupes—Dije viendo los documentos que tengo pendientes.

Escucho un breve suspiro y una voz que susurra:—Espero que sepas lo que haces, hermano...

Y luego, la puerta cerrándose de un portazo.

Pacto Con El Diablo [+18]Where stories live. Discover now