El salto de la princesa consorte

0 0 0
                                    

Ya había pasado una semana desde las pruebas que se dieron a muchas jovenes del Imperio Helianthus.

Los emperadores estaban analizando y seleccionando a las mejores candidatas para que tome el título de princesa consorte.

—Su majestad, creo que tenemos a la elegida. — informó un sirviente alzando una de las pruebas.

—Déjeme ver. — exigió el superior.

Al ver todo el contenido de la prueba, sonrió, parecía que todo el trabajo había terminado.

—Ella es la elegida, emperatriz. — celebró alegre.

Le entregó las hojas a su esposa para que festeje con él, pero lo único que obtuvó fue un rostro decaído.

—Emperador, ¿podría hacer una excepción con esa niña? No creo que le guste mucho la noticia. — explicó la emperatriz.

—Emperatriz, ya discutimos sobre esto, todo debe ser justo, ella fue la más destacada entre todas las damas, ¡se obediente por una vez en su vida! — ordenó.

—Pero... — musitó.

—Si sigues insistiendo, pediré el divorcio; se que Amelia sería una emperatriz más obediente que tú. — advirtió.

La mujer se quedo callada, no quería replicar, todo podría empeorar si decía algo.

—Así me gusta, emperatriz. —dijo para salir de la sala.

Las sirvientas rodearon a la emperatriz que empezaba a lloriquear, tal y como un bebé recién nacido; no era la primera vez que la amenazaban de esa forma, pero dolía tal y como la primera vez.

—Disculpame Diana, no pude ayudarte... — susurró, no deseaba que las sirvientas escucharan sus lamentos.

En otra parte del imperio se encontraba una pequeña niña de cabellos castaños dibujando alegremente.

—¿Diana? — ingresó una dama de cabellos oscuros como la noche.

—¡Oh! Buenas tardes lady Magnolia, ¿qué sucede? Usted casi nunca entra a mi dormitorio si no es por una razón importante.

—La Duquesa Leanor, a regresado. — exclama, por primera vez una leve sonrisa se puede distinguir en su rígido rostro.

—Mi madre volvió... Debe haber pasado algo malo, ¿pasó algo malo lady Magnolia?

—Descubralo usted misma — su inexpresivo rostro volvió.

Cuando lady Magnolia se retiró mis pensamientos me torturaban, no podía dejar de hacer teorías sobre la prematura llegada de mi madre.

Unas risas que provenían del primer piso alejaron esos pensamientos, si habían risas es por que no pasa algo malo, ¿verdad?

Me arreglé lo mejor que pude y baje, mi madre se encontraba riendo junto a lady Magnolia y mi hermana Adelaida estaba intentando leer un libro en medio de ese bullicio.

—¿Madre? — la atención fue dirigida hacía mí, todas las miradas me analizaban desde la cabeza hasta los pies.

—Ven mi pequeña Diana — Me tomo entre sus brazos y peino cariñosamente mi cabello —, Ada, prepara un poco de té.

Mi hermana se quejo sobre el pedido de mi madre, no quería ir a la cocina y preparar un té como una sirvienta, pero mi madre tampoco desistió de la idea.

En cuanto Adelaida se fue a preparar el pedido de mi madre, ella me explicó la verdad.

—Mi pequeña, Leticia ayer me contó que asistieron a la prueba.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 01, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

la familia DaffodilWhere stories live. Discover now