Capitulo 23

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"¿Nervioso?"

Dejé de mover mi pierna cuando escuché su agradable voz, voltee a mirarlo y me encontré con esa sonrisa de lado con la que solía verse tan encantador. Liberé mi labio inferior de lo mucho que lo estaba mordiendo y suspiré, quizás empezaba a apestar a nervios más de lo que era consiente.

"Algo."

"No voy a devorarte, Bright." Detuvo el auto cuando un guardia observó su rostro, entonces este le permitió continuar después de que Win le dijera que no se preocupara, que él guardaría su coche. "Quiero, pero primero podemos cenar algo o hacer lo que desees."

Quiero que mi alfa me devore.

"Cenar algo suena genial." Asentí. Su auto se detuvo y entonces otra vez los nervios empezaron a apoderarse de mí. Me sentía extraño, estaba por entrar al penthouse de Win, el mismo lugar donde había pasado eso hace pocas noches ¿Cómo iba a controlarme y no rogarle porque me hiciera suyo de nuevo? Ser un omega decente, yo puedo, sí puedo.

"Además, quiero que la recepcionista te conozca, así puedes venir otro día a pedir tu tarjeta."

"¿Tarjeta?"

"Sí, para que puedas ir directamente a mi penthouse, me encantaría traerte todo el tiempo, pero habrán días que la hora me jugará en contra y sería perfecto encontrarme a mi omega esperándome."

"¿Si?" Bueno, está bien, eso está bien. Win no me está pidiendo que sea un omega como mi madre, él no quiere que me quede en casa y no trabaje, solo... Solo desea verme, eso es bueno, a mí me gusta verlo también así que todo está bien. Respiré hondo, relajándome un poco. "Pero... Darme la tarjeta ¿No es como darme las llaves de tu penthouse?"

"Sí, no tengo problema, Off también tiene una, aunque él la usará solo para emergencias, tú puedes venir cuando quieras, hasta con Dew, sería genial que lo trajeras algún día."

Me relajé mucho más cuando escuché el nombre de mi pequeño, observé al alfa ante mis ojos y Win me regalaba la sonrisa más sincera posible ¿Cómo negarme a algo así? Él estiró su mano y tomó mi barbilla, acercándome lo suficiente para que libere mi cinturón y sus labios se rocen con los míos.

"¿Estás bien con eso, bebé?"

"Uh... Ujum." Asentí en un ligero movimiento, no quería separarme de ese delicado roce. "Bésame ¿Si?"

Él sonrió, mis mejillas se pusieron tan calientes antes de que sus labios atrapen los míos en un suave beso, sus caricias subieron hasta mis pómulos y entonces pasó su lengua por mi labio inferior. Aún recordaba tener la herida de la mordida que me dejó justo sobre ese lugar.

"Mío." Murmuró cuando nos alejamos, respiré profundo para recuperar el aliento y me apoyé en la puerta del auto ¿Cómo iba a sobrevivir a eso? ¿Cómo? Besar a Win era la mejor sensación de la vida.

Incluso me sentía algo mareado, sus besos me dejaban así, relajado, tan tranquilo, como el omega más sumiso del mundo. Esperaba él no lo note o sabría que tenía el poder de hacer que yo hiciera lo que deseara con solo tocar mis labios de la forma que sea.

Volví a la realidad cuando escuché el sonido de la puerta de mi lado abriéndose, me sorprendí al verlo parado ahí y giré mi cabeza para notar que ya no estaba sentado en el lugar del conductor ¿Cuándo se había movido? Tomé su mano y salí del auto, él entrelazó nuestros dedos antes de colocarle la alarma al lujoso Ferrari y guardar la llave en el bolsillo de su pantalón.

Subiendo por un elevador, llegamos al piso principal que ahora se encontraba lleno de gente, no quise preguntarle cómo hicieron la noche en que fui, cuando los betas me hicieron subir al elevador, el primer piso se encontraba absolutamente desolado ¿Habrían cerrado esa zona solo para que yo suba? Aún después de una salida en el estadio más famoso de Bangkok, de un auto tan caro como mi casa y de un penthouse de película, me seguía sorprendiendo la cantidad de dinero que tenía Win y toda su familia.

Él y yo nos acercamos a una recepcionista, ella se mantuvo observando nuestras manos entrelazadas por los segundos más largos existentes, además de que con la misma discreción que mi madre tomando fotografías, o sea, nula.

"Gwen." Habló Win cuando estaba seguro que a ambos nos empezó a incomodar el silencio de la chica. Ella reaccionó, dibujando una falsa rápida sonrisa, acomodando los mechones desordenados de su largo cabello rubio.

"Wi- ¡Señor Metawin!" Se corrigió al instante. Arquee una ceja ¿Estaba bien que lo suela llamar por su nombre? Suspiré, tantas cosas que realmente no entendía de las personas con dinero. "Dígame ¿Qué se le ofrece?"

"Nada en particular, solo necesito que por favor saques otra tarjeta de entrada para mi piso." Win tiró suavemente de mi mano, acercándome más a él.

"Claro, no se preocupe." Ella empezó a teclear, mientras observaba su pequeño monitor que tenía en frente. "¿Algo más? Su tarjeta puede estar lista para mañana mismo."

"Sí, quería presentarlos. Gwen, él es Bright." La mano de Win rodeó mi cintura antes de que dijera algo. Mordí mi labio, reteniendo la mirada de la rubia omega. Ella notó la acción de Win y soltó un sonido raro, parecido a un ligero siseo antes de recomponerse. "Él es mi novio. Mi omega." Aclaró Win y la chica lo observó, separando sus labios ligeramente.

"¿En serio?" Preguntó en un hilo de su voz.

"En serio y la tarjeta es para él, de ahora en adelante puede entrar y salir de mi penthouse cuando él lo desee ¿Entendido?"

"S-Sí, señor." Gwen le mostró una pequeña sonrisa y luego suspiró, volviendo su mirada al monitor, escribiendo más cosas que seguro no tenían nada que ver con nosotros. Win entonces me volvió a tomar la mano y me condujo tranquilamente hasta el elevador.

"¿Qué fue todo eso?" Pregunté apenas las puertas delante de nosotros se cerraron y el ligero movimiento me dejó en claro que ya estábamos subiendo.

"Realmente no importa, bebé."

"Win." Advertí. Él me mantuvo la mirada por unos segundos y suspiró.

"Gwen es como Love." Explicó, acercando mi cuerpo al suyo para rodearme por la cintura, permitiendo que yo recargue mi cabeza en su hombro y mi nariz se roce con su cuello, ronroneando al dejar que mis fosas nasales disfruten de su olor. "De hecho, no lo recuerdo bien, pero creo que fue una de las chicas que llevaron a mi penthouse esa noche. Supongo que se sorprendió, es todo."

"¿De que estés con un omega chico?"

"No, de que sea la primera vez en la vida que presento a alguien como mi novio." Me sorprendí y subí la mirada hasta encontrarme con la suya, él me observaba con tal tranquilidad y sinceridad. Sus ojos siempre reflejaban transparencia, no dudaba de lo que decía, hablando ligera y vagamente pero diciendo puras verdades. Verdades que solo lograban hacerme sonrojar.

"¿No has tenido otro novio o novia?"

"No." Suspiró, rozando su nariz con la mía antes de dejar un pequeño beso en mis labios.

"¿Y por qué?"

"Nunca he sentido la necesidad de tener una pareja, ya sabes, no es algo común eso de tener novios."

"¿Y ahora sí sientes necesidad?"

"Ahora eres todo lo que necesito."

No dejé que dijera más, tomé sus labios en otro suave beso antes de que note como mi rostro se iba poniendo demasiado caliente, e incluso mientras nuestros labios se movían lentamente, sentí su sonrisa e imaginé que él sabía muy bien todo lo que provocaba en mí.

Seguro, si hablaba con alguien de lo que me sucedía con Win, ese alguien me diría que estábamos tomando las cosas de un modo muy precipitado, no es que nos conozcamos de hace semanas, pero no llevamos ni medio año juntos como para sentir mi corazón saltar de mi pecho, deseando que le gritara a él y a todo el mundo lo que sentía, algo que iba más allá de un alfa cortejando a un omega, era diferente.

Eso no estaba bien e igual se sentía tan hermosamente correcto. Quizás necesitaba a un psicólogo o algo así, y definitivamente no sería Off.

Escuché el sonido del ascensor detenerse y entonces tuvimos que separarnos. Él besó dos veces más mis labios antes de guiarme dentro. Nos sentamos en su "pequeño" living, cuando encendió unas luces suaves, con tonalidad amarilla. Escuché que también sonaba la radio con una canción lenta, solo faltaba una... Oh sí, encendió la chimenea eléctrica.

"Me siento en una película." Él me miró mientras se sentaba a mi lado, entregándome una copa de vino. Aún recordaba que fue la bebida que tomé en la exposición la que hizo que conociera a Win, de no ser por eso, hubiera terminado mi trabajo y salido de ese lugar para seguir con mi vida.

"¿Por qué una película?"

"Bueno... "Velas", música y "fuego"..."

Señalé respectivamente cada cosa, primero las luces suaves, después el gran estéreo que intenté de sobremanera que mi mandíbula no se desencajara por lo enorme que era, para después señalar la chimenea, volviendo hacía él, quien me observaba completamente entretenido.

"Sí... Es agradable." Le restó importancia, tomando un poco del contenido de su copa.

"Si no te conociera mejor, diría que me estás seduciendo."

"¿En serio?" Dejó la copa sobre la pequeña mesa frente al sofá y arrimó su cuerpo hasta colocarse mucho más cerca. Nuestros costados se rozaron e incluso nuestras rodillas se frotaron mutuamente. Intenté no atragantarme con el vino; quizás eran las luces, pero su intensa mirada no dejaba de brillar, mientras su rostro se acercaba más y más. "¿Y está funcionando? Porque créeme que es justo lo que estoy haciendo."

"Eh... Funciona, sí." Alejé la copa de vino cuando sentí su respiración ya chocando contra mi rostro. Cerré los ojos lentamente, aunque en un último intento por conservar mi cordura, los abrí y noté que justo al lado de donde Win había dejado su copa, se encontraba una revista con el nombre de su empresa en frente. "¡Oh, mira!"

Escuché su ligero gruñido aunque no dijo nada, me estiré hasta tomar la revista y noté que estaba marcada en una página. Él volvió a inclinarse hacia atrás, levantó una de sus piernas y apoyó su tobillo en su rodilla contraria cogiendo su copa para tomar un poco más del líquido.

"¿Qué tiene?" Dijo después de unos segundos en los que yo leía el artículo de la página marcada.

"¿Sueles comprar revistas que hablen sobre ti?"

"Sí." Él relamió sus labios. En serio tenía que dejar de hacer eso. "¿Has escuchado a todos los personajes de revistas cuando dicen "Yo nunca me intereso en leer lo que escriben sobre mí"? Es pura mierda. Todos lo leen, no porque sea verdad, sino que siempre sirve estar enterado de lo que dicen sobre ti. Algunas veces son cosas ridículas, otras veces son cosas arregladas."

"Oh, bueno... Algo de eso entiendo." Intentando seguir mi instinto y a mi omega queriendo estar más cerca de su alfa, ahora fui yo quien se acercó más a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro, le mostré la revista y señalé justo el párrafo donde él hablaba. "Sé que en las revistas no dicen las cosas tal cual los entrevistados lo dicen, sino que cogen lo importante y lo editan; también sé de noticias falsas, a veces me ha tocado fotografiar escenas donde ocurre algo, pero desde ese ángulo se entiende otra cosa."

"Todo es parte del marketing, bebé. Si quieres tener éxito, debes jugar muchísimo con tu imagen pública." Su brazo rodeó mi cuerpo por sobre mis hombros y ronronee, haciéndome espacio bajo este, soltando un suspiro lleno de tranquilidad antes de volver a observar la revista.

"Es cierto, tu empresa es de eso ¿No? Marketing y publicidad."

"Más que una empresa, M-Alfa es una agencia publicitaria, hacemos diseños digitales, eventos, campañas publicitarias, mercadotecnia, análisis de ventas y financiamos empresas que puedan ayudarnos de alguna manera."

"¿Y se gana bien con eso? No me juzgues, pero pienso que tienes demasiado dinero como para ser parte de una agencia ¿No eres un mafioso ruso o un rey inglés, verdad?"

"Bueno..."

"¡Win!"

"Es broma, es broma." Sus labios besaron mi cien con mucho cuidado, mientras me alejaba lo suficiente para poder mirarlo a los ojos. "No tenemos nada que ver con eso, claro que no me sorprendería si mi madre conoce a algún sicario o a algún rey, pero no tratamos casi nada que tenga que ver con leyes, así que no hay personas enojadas queriendo matarnos."

"Entonces ganan bien siendo una agencia." Relajé mi cuerpo, ni siquiera noté el segundo el que me había puesto tenso.

"Sí, la agencia ya es internacional y nos va bien. Solo menciona una marca y te diré si M-Alfa está involucrado con ella."

"Uhm... ¿Coca-Cola?"

"Sí."

"¿Toyota?"

"También."

"¿Yorkshire Tea?"

"Oh mierda, sí." Él suspiro. "Y vaya que odio esa cosa."

"De acuerdo, ya entendí, son conocidos." Suspiré. Acomodé de nuevo mi cabeza en su hombro. Una gran sonrisa se formó en mis labios cuando noté como su mano buscaba la mía, entrelazando nuestros dedos segundos después. Su pulgar acarició el dorso de mi mano, ronroneando y disfrutando del cálido ambiente.

"Bebé." Me habló en un ligero susurro, solté un sonidito, queriendo que sepa que lo estaba escuchando. "Me encanta hablar contigo, y te prometo que luego podemos ordenar lo que quieras comer pero... ¿Puedo hacerte el amor ahora, por favor?"


The Perfect OmegaWhere stories live. Discover now