𝓋𝒾𝑒𝓇𝓃𝑒𝓈

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La noche anterior Hyunjin no había alcanzado a establecerse dentro del apartamento de Jeongin porque había tenido que sacar sus cosas y ayudar a sacar las de su amigo, Han, de donde antes compartían vivienda con Chanyeol.

Entre llantos y abrazos, a las tres de la mañana, por fin habían terminado de empacar sus pertenencias en cajas y las habían llevado al edificio de Lee Minho, el amigo de la infancia de Han, el cual quedaba a tan solo unas cuadras del anterior. Como el edificio de Jeongin estaba al menos a media hora de distancia, luego tendrían que mover las cajas de Hyunjin en el carro de Minho hasta el apartamento de Jeongin, ya que a Hyunjin le había dado pena, sueño y pereza hacerlo a las tres de la mañana, pero de eso se preocuparían después de salir del trabajo.

Solo faltaba una hora para que llegara la señora Dahyun a relevarlos y Hyunjin no podía contener su emoción. Por fin conocería más a Jeongin. Desde el momento en que lo había visto sonreír, había querido saber todo acerca del castaño, sus gustos, sus pasiones, su tipo de humor, cualquier cosa. Ahora sabría si el menor era igual de desorganizado a Han, o si era un completo loco de la limpieza. Tal vez tendría una sala llena de flores que alguna mascota podría disfrutar, tendría sentido que Jeongin viviera con un pequeño gato negro.

Por otro lado, la cabeza de Jeongin estaba trabajando a mil revoluciones por minuto. Había intentado limpiar su apartamento antes de salir. Bueno, decir que intentó era una exageración, en realidad había pensado en arreglar un poco para que no se notara tanto la carencia de alegría en su vida. A pesar de su leve esfuerzo, su cuerpo no encontró el impulso para agarrar una escoba y por lo menos quitar el polvo. Haber tenido que seguir su rutina de todos los días había sido esfuerzo suficiente.

Contradictorio a su falta de interés por el estado de su hogar, el interés de Jeongin por lo que Hyunjin diría al respecto lo había mantenido estresado desde el instante en el que se saludaron en la mañana. Además, estaba muy confundido, tuvo que echarse agua fría en la cara para caer en cuenta de que la propuesta de ser compañeros de apartamento no había sido un sueño. ¿Eso significaba que después de renunciar hoy a su trabajo, seguiría viendo a Hyunjin? ¿Se harían amigos? El castaño no podía creerlo, había hecho la promesa de que no volvería a acercarse a nadie, que esta semana se vería consumido al fin por la soledad. ¿En qué momento apareció Hyunjin para hacerlo sentir culpable por la manera en la que había estado viviendo hasta ahora?

Entre cliente y cliente, la hora pasó rápido y la campana de la puerta sonó, avisando que Dahyun había llegado.

— Espérenme un momento, hoy les doy su pago — Dijo Dahyun con una sonrisa en su rostro que fue correspondida por un grito de victoria por parte de Hyunjin.

— Toma Hyunjin — Le entregó Dahyun un sobre al de pelo negro, quien agradeció con esa familiar reverencia en un ángulo de noventa grados.

— Te espero afuera Innie — Dijo Hyunjin antes de salir por la puerta. Innie era un lindo apodo, lástima que no pudo escucharlo por más tiempo.

— Y aquí está tu pago Jeongin.

El orden de eventos normal de todos los viernes en los que Jeongin recibía su pago consistía en tomar el sobre de dinero con ambas manos, dar las gracias y salir en dirección a su apartamento, pero hoy no era un día normal.

— Noona, hay algo importante que tengo que decirle — La expresión preocupada de Dahyun hizo que Jeongin se sintiera culpable. — Voy a renunciar.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿Estás bien? — Más que estar preocupada por perder a su mejor empleado, la señora no entendió por qué, después de dos años, Jeongin había decidido hacer un cambio tan brusco. Había notado que el muchacho no era el más hablador, que no era la persona más social, pero no pensó que llegara a odiar su trabajo, después de todo, Dahyun había aprendido varias cosas acerca de algunas especies de flores gracias a Jeongin y había notado que se llevaba bien con el nuevo empleado.

Gladiolas [Hyunin]Where stories live. Discover now