CARTA 2

0 0 0
                                    

Dulce Luna;

No he sabido cómo decírtelo, pero todas las noches siento que mi alma está llena de sombras. Desde que te fuiste, todo en mí se ha convertido en un torbellino. La universidad, el trabajo, ejercicio me ha mantenido ocupada y distraída, pero solo en la superficie.

No he permitido a las emociones fluir, y están a punto de salir a florecer, con o sin mi consentimiento. He estado intentando escapar de mi sentir, pero me está atrapando. No puedo seguir fingiendo que no me afecta. Me siento desgarrada, deshecha por dentro.

No sé cómo hacer para continuar así. Vivir sin ti se ha convertido en una agonía, trato de silenciar mis lágrimas pero no puedo seguir mintiéndome a mí misma. No puedo seguir fingiendo que estoy bien.

Cada día me siento atormentada por la rutina más simple. Me resulta difícil comer, la comida no tiene sabor y mi estómago está atorado de angustia. Mi cuarto se ha convertido en una celda, y me cuesta hasta levantarme de la cama. Aún cuando mis pies caminan hacia la escuela o el trabajo, mi mente está muy lejos. Estoy en blanco, en un modo de supervivencia en el que tengo que hacer lo que hay que hacer, pero sin sentimiento. Sin alma. Me siento como un cuerpo vacío, una marioneta controlada por la rutina.

Después de un día de vacuidad, cuando la oscuridad me rodea, es cuando todo explota en mí. Cuando ya no hay más rutina que seguir, cuando nadie me mira, en esa noche, siento la agonía de mi corazón, de mi alma.

Mi dulce y fiel Luna, sé que no me responderás, pero en cada lágrima y en cada canción, te encuentro a ti. En cada canto y en cada nota, siento tu calor.

Me siento tan sola en esto. Mis amigas y familiares dicen que hay que superarlo, que hay que seguir adelante. Pero, ¿qué no entienden? No es tan fácil, y me siento extraña a su lado. No quieren escucharme, no quieren ver mis lágrimas. Siento que me van a ver mal si digo que sigo soñando contigo.

Me dicen cosas como: "tienes que seguir adelante, no seas dramática", "estás exagerando", "no deberías extrañarlo tanto". Pero, ¿cómo pueden decirme eso? ¿No pueden ver la agonía que siento? ¿No ven que esto es más que nostalgia, más que un simple sueño?

Cuando estoy con ellos, les muestro una máscara. Me hago la fuerte, me muestro tranquila y bien. Les doy una versión falsa de lo que siento. Y lo peor es que ellos parecen creerla, tanto que comienzo aceptarla. Parecen sentirse aliviados de que no estoy en un estado emocional más difícil, un estado más auténtico.

Y así, mientras escondo mis sentimientos, contemplo tu brillo, dejo mi corazón en estas palabras, y te digo: regresa a mí, querida Luna. Regresa y guíame. Hazme sentir segura, consolada, apoyada, aunque sea en una forma diferente, aunque sea más subtil. Te necesito más que nunca.

Cartas a la LunaWhere stories live. Discover now