Capitulo 35: En el océano también hay cosas preciosas.

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Me da tres palmaditas antes de adentrarse al restaurante del hotel.

Atlas es un chico bastante genial, lo conocimos en nuestro primer día en San Francisco cuando se presentó en la firma de libros de Abby, tomamos un café juntos, resulta que encontramos muchas cosas en común de las que hablar. Atlas es bastante reservado, su personalidad se parece un poco a la de Abby, por lo que cuesta un poco atravesar sus muros, pero debo haberle caído bien. Se nota que es alguien que no duda en hacer un favor a pesar de no estar muy cómodo con el ambiente. 

Atlas me contó que trabaja en un contratista donde pinta casa y hace trabajos de carpintería. No le molesto escucharme parlotear como un loro la mayor parte del rato que compartimos juntos en la cafetería. Le llame al día siguiente para preguntarle que sitios de San Francisco podría visitar y se ofreció a darme un pequeño tour por la ciudad, luego me hablo de una exposición en una de las galerías de esta ciudad, Abby me había dicho que tenía el resto del día libre solo para mi así que le pregunte a Atlas si le apetecía ir conmigo y no tuvo problemas. Le interesa el arte, me pregunto por mi trabajo y le conté todo lo que había logrado hasta ahora, también se intereso en comprar alguno de mis cuadros. 

Me cae bien, Atlas.

Pierdo el hilo de mis pensamientos cuando recibo una llamada de mi hermana, quien ha llamado para contarme que esta mañana se ha levantado para descubrir que papá se había encargado del desayuno en casa y que, para su sorpresa, se encontraba platicando con mamá en la cocina, extrañamente no peleaban, solo estaban hablando. Según el punto de vista de Alya, a nuestro padre se le veía abatido durante la plática.

Se van a divorciar...—sentencia Alya al otro lado de la línea telefónica cuando contesto su llamada.

Contengo el aliento.

—¿Estas segura de eso?

¿Por qué otro motivo ellos volverían a hablarse después de todo este tiempo? Esta vez no era una discusión, se les veía muy neutrales—dice—. Ahora ella esta planeando una cena familiar para cuando regreses, no porque quiera pasar tiempo con nosotros, sino porque tiene algo importante que decirnos, ¿Que otra cosa podría ser?

—No lo sé, Alya, la última vez que le saque el tema del divorcio mamá se negaba a ello—paso una mano por mi cara, agotado. Intento asimilar toda la información.

Probablemente el que se separen definitivamente podría ser la mejor de las opciones, mejor eso que seguir viviendo con la constante tensión a la que nos han sometido durante los baches de su matrimonio, no merecíamos ser arrastrados a batalla que libraban entre ellos. Esto es lo que hemos estado esperando durante mucho tiempo, la solución más sensata a todo ese infierno. Sin embargo, que se haga realidad es algo espantoso, como si las esperanzas de un pequeño Archer que deseaba que sus padres lograran resolver las cosas para volver a ser la familia feliz que eran le fueran aplastadas.

Siento un vacío en la boca de mi estómago que no debería estar allí realmente, esto es lo que hemos estado esperando durante mucho tiempo, se veía venir, no debería sentirme de esta forma. Debería ser más fuerte que esto. 

Me repito una y otra vez que será para mejor, que estaré para mis hermanas, me haré cargo de protegerlas de los daños y de las secuelas que ese divorcio podría causar en nosotros.

Si, pero ahora que está saliendo con su jefe las cosas han cambiado—dice con indiferencia—. ¿Por qué crees que falto al cumpleaños de Cassie? Hablo de una cena de negocios que no podía perderse, pero estoy segura de que estaba en una cena con ese sujeto. 

Su comentario me cae como una patada al estómago.

—No sabemos eso—repongo.

Alya suelta un bufido.

Girasoles en verano (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora