Chapter 2

34 5 0
                                    

— La caída de Lord Voldemort — Todos fueron ajenos a las dos sombras en el fondo de la habitación que sisearon de dolor en sincronía, o a los nombres muy poco amables con los que llamaron a Albus — está más cerca de lo que cualquiera de ustedes imagina.

Los miembros de la Órden se removieron en sus asientos, expectantes a una explicación. Algunos tamborileaban los dedos en la mesa, otros juntaron sus manos temblorosas junto a sus pechos. Tras unos minutos de silencio con los que Dumbledore se veía dolorosamente complacido, con una mirada perdida, alguien soltó un suspiro dramáticamente largo, conociendo las extravagancias del hombre mayor.

— ¿Te importaría iluminarnos, Albus? — Un hombre al que ninguno de los chicos le podía poner nombre habló, apretando la mandíbula.

— Estoy esperando a que nuestros invitados decidan mostrarse. — Dijo con su sonrisa de abuelo.

Unos minutos más tarde en los que la tensión y ansiedad de la sala incrementaron, con alguien golpeando el piso con su pie impacientemente para diversión de los chicos, las sombras detrás de la silla de Dumbledore comenzaron a removerse, hasta que de ellas se formaron dos figuras.

— ¡Mortifagos!

Todos los hechizos lanzados rebotaron, mientras Dumbledore mantenía esa sonrisa juguetona y una molesta mirada de satisfacción, con un brillo de 'yo sé algo que tú no'. Y cuando el humo de los hechizos se disipó y se logró distinguir quiénes eran los individuos, distintas reacciones estallaron:

— ¿¡Regulus?! — Sirius tardó unos segundos en recuperarse del shock, con su boca y ojos abiertos casi cómicamente, y pálido como nunca, pero cuando lo hizo, brincó de su asiento y corrió todo el camino desde el otro lado de la larga mesa de madera oscura hasta acercarse a su hermano, sin embargo, una barrera invisible le impide tocar o acercarse a menos de un metro. — ¡Quita esta mierda! ¡Albus, quita esta puta mierda!

— ¿SNIVELLUS? — James soltó un quejido cuando la pierna de Remus se movió misteriosamente bajo la mesa y se oyó un golpe. Carraspeó vergonzosamente.— Quiero decir, ¿Snape? ¿Albus? — James le miró inquisitivamente, así como todos en la sala. En un punto, cuando fue claro que ellos no iban a atacar, todos bajaron las varitas, aún sin guardarlas. Por si acaso.

El sonido de una alarma, alertando de un intento de Aparición fallido, irrumpió la habitación y silenció a todos. Fue Regulus quien habló, tras unos segundos.

— ¿Cuál es la prisa, Peter? Que yo sepa, el Señor Oscuro no ha convocado ninguna reunión. — Dijo con su tono de voz calmado y sereno, las manos entrelazadas detrás de su espalda, pero su labio curlandose ligeramente con disgusto.

Un "¿qué?" colectivo recorrió la habitación. Antes de que cualquiera pudiera notarlo, los tres magos a la cabeza de la mesa habían sacado sus varitas y apuntaban directamente a Peter, quien a su vez los estaba apuntando.

— Estás jugando un juego donde tienes todas las de perder, Pettigrew. Y lo sabes, sé que lo haces. ¿Por qué intentarlo? — Podía ver la mano no dominante de Severus temblar. Quiso tomarlo de la mano, transmitirle la poca paz que tenía, ayudarlo a calmarlo y calmarse él mismo, pero estaban jugando un juego demasiado peligroso.

— ¿Y por qué no?

Era un Peter que nunca antes habían visto. Hombros hacía atrás, la espalda recta luciendo toda su estatura, de alguna manera haciendo intimidante su metro y pocos centímetros. Lo más sorprendente era que estaba haciendo contacto visual con Dumbledore, y no lo soltaba ni mostraba la mínima indicación de incomodidad.

— ¿Pet? ¿Qué demonios haces? — Los gritos de Sirius fueron ignorados por todos.

— No hay salida, mi muchacho. Me temo que, dadas las circunstancias, tu única opción es bajar la varita. No vale la pena intentarlo para fallar miserablemente.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 11, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Betrayal, Sacrifice, RedemptionWhere stories live. Discover now