Capitulo 8

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Continúa...

Llegando a su casa, Prashanti guardo el diario en un cajón, y no lo quiso leer ya que tenía mucho sueño.

Al día siguiente, luego de ir a la escuela, se pasó gran parte de la tarde con su abuela, estando allá, Axel llego... y ambos comieron y cenaron ahí.

- Es agradable tenerlos de visita... - comparte la anciana.

- Debería acompañarnos al rio algún día - la invito él, esa anciana tenía algo especial o quizá era que el jamás convivio con sus abuelos, y por lo tanto no se ganaron su cariño. En cambio Ángeles se ganó su cariño en cuanto la vio.

- Ya soy vieja, no puedo andar de arriba para abajo - bromea ella un poco.

- Oh vamos abuela, ni que tuvieras 80 años - le sigue el juego.

- Si Dios me deja, llegare a ellos, por eso no salgo excepto a misa... pero no se preocupen, algún día los acompañare en una de sus citas a hacerles mal tercio - continua bromeando.

Casi era el toque de queda, cuando ellos se marchan, Axel camino de la mano de Prashanti, dirigiéndose al centro del pueblo.

- Iré a tomarme una copa antes de irme a dormir... ¿No te importa? - es increíble como esa mujer forma parte de su vida ahora... pensándolo bien, siempre ha formado parte de su vida.

- Claro que no, ve... mañana nos vemos - le dio un beso fugaz pero lindo, y se despidieron. Solo falta una cuadra para su casa, así que decidió irse ella, así no se haría más tarde.

Falta casi media hora para el toque de queda, por eso Axel aprovecho, entro en la cantina y se encontró ahí a dos sujetos más que bebían divertidos, mientras el cantinero limpia la barra.

- Extranjero, que milagro... pásale - lo invito el cantinero en cuando lo vio.

Axel se sentó en la barra, y los hombres que se hallaban ahí le prestaron suma atención.

- ¿Ya acepto Prashanti casarse con usted? - se atrevió a preguntarle uno de ellos.

- No te metas Rodolfo - lo recrimina el cantinero. Axel ni siquiera vio al hombre.

Pidió una bebida doble, y empezó a beber, no quiere apresurarse, no le gusta tomar en exceso y menos en ese pueblo donde el toque de queda es tan temprano que ni oportunidad da de embriagarse y disfrutar la noche, como en la ciudad. Es entonces donde si extraña su hogar... ¿estaría dispuesto a renunciar a eso y más por una simple mujer?


A dos casas de llegar a la suya, Prashanti se detuvo en seco y volteo hacia atrás, presintiendo que la siguen, pero al no ver a nadie excepto a una mujer metiendo a su hijo a su casa a los lejos; ella volteo al frente a seguir su camino. Cuando lo hizo dio un salto, llevándose un susto. Una pelirroja estaba a unos metros de ella, acariciando a un perro en el suelo.

Prashanti se quedó helada al contemplarla... la única explicación que le ocurre, es que esta enfrente del espectro de Kismar... y eso la asusta y le da mucha curiosidad al mismo tiempo.

Alcanza a escuchar que ella canta una canción, una muy sombría pero bonita.

- ¿Kismar? - decide llamarla dudando que sea ella. No obtuvo respuesta, la mujer ni siquiera se movió.

Los ojos de Prashanti se llenaron de lágrimas sintiendo una horrible tristeza, que embargo su cuerpo.

- ¿Que te sucedió? - dice ella en voz alta, un tanto desesperada por que el fantasma no se va, y por qué no le contesta.

Entonces Kismar paro de cantar, y paro de acariciar al perro. El canino corrió en otra dirección y Kismar se fue inclinando, pero no voltea con Prashanti así que no puede verla directamente a los ojos.

Cuando Prashanti decide tomar fuerzas e ir con ella, alguien abre la puerta de su casa, tapando la imagen de Kismar.

- Entra hija, estaba preocupada porque no llegabas - dice Padma.

Prashanti camina y mueve la puerta para ver a Kismar detrás pero ya no vio nada.

- ¿Que pasa? - le pregunta su madre, al verla pálida y con los ojos llorosos.

Prashanti no le respondió y se metió enseguida a su casa, Padma quedo preocupada mas no quiso presionarla, quizá mañana ella misma se la que le diga.


En la cantina, Axel vio su reloj, faltan 15 minutos para el toque de queda.

- No te preocupes, de todos modos yo les aviso faltando 10 minutos, para que tengan tiempo de llegar a sus casas - platica el cantinero, quien se ve ya anciano. - Tengo 62 años si te preguntas.

Parecía que hubiera leído su mente, Axel concentro su atención en el vaso que tiene en la mano ya más vacío que lleno.

- ¿En el pueblo no hay alguien que haya vivido en la época donde todo paso? - pregunta curioso.

- Había gente sí, todos ancianos... dos de ellos aún viven pero su mente los traiciona. Los demás se han muerto, o incluso huido del pueblo y jamás vuelto a ver - explica.

Los dos hombres se van. El cantinero entra a su casa por la escoba, y para terminar todo y meterse a su casa. 4 minutos más y Axel debe correr para el toque de queda. Entonces algo llamo su atención... más bien alguien. En un rincón, con una capucha se hallaba alguien... alguien que cuando Axel entro creyó que no estaba.

- Ya será el toque de queda... ¿no debería irse? - le pregunto haciendo un poco de platica mientras el cantinero vuelve para poder pagarle.

No obtuvo respuesta, entonces dio por concluido que es un sujeto tímido o gruñón, y cuando creyó que no obtendría ninguna charla de él, saco su dinero para dejarlo en la barra e irse.

- Tu también deberías irte - escucho que ese hombre le hablo, y su voz sonó un tanto ronca.

- Si eso hare. No lo había visto por aquí... bueno más bien usted no me había visto verdad - él siempre ha sido sociable y amigable, por eso no le importo que aquel hombre ni siquiera volteara a verlo.

- Se quién eres, pero dudo que tu sepas quien soy - le responde con el mismo tono de voz, quizá así es su voz o quizá ha durado mucho tiempo sin hablar que así se le escucha.

El cantinero no volvía, así que Axel se desesperó y dejo el dinero sobre la barra.

- Me tengo que ir, quizá en otra ocasión hablemos - se despide de ese sujeto, que por una extraña razón siente que debería acercarse.

- Quizá... hay tantas cosas que podríamos hablar. Que le vaya bien - se despide, levantándose y entra al baño.

Axel un tanto confuso frunce el ceño, pero viendo de nuevo su reloj, decide salir del lugar, cuando abre la puerta el cantinero aparece.

- Perdón por la tardanza -

- No se preocupe, le deje el dinero sobre la barra... o por cierto, el cliente ese está en el baño, dígale que se apresure si no quiere que le alcance el toque de queda - le dice tan rápido que el cantinero no pudo siquiera responderle.

Antes de irse noto su rostro confuso.

ººººº

CAE LA NOCHEWhere stories live. Discover now