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iba saliendo del instituto para chicas, salia mas tarde de lo habitual ya que tuve que quedarme a unos asuntos del concejo estudiantil
camine por una calle solitaria, siendo este el unico camino hacia mi casa, sin embargo, antes de poder dar vuelta por una calle, sentí como me jalaban fuertemente hacia unos oscuros callejones, tirandome al suelo mientras me soltaban
mire a mis lados asustada, percatandome de las aterradoras sonrisas de unos chicos, que a simple vista, parecian peligrosos
sentí miedo...
miedo de verdad, tanto miedo, que sin quererlo me paralice, quedandome vulnerable ante los enormes monos que tenia frente a mi.
comenzaron inten tando quitarme mi camiseta hasta lograrlo, despues quisieron ir tras mi falda, sin embargo, yo me aferraba a ella, rogando a los cielos que ocurriera un milagro que me salvara
empeze a llorar del miedo al sentir como mis fuerzas se iban de mi ser, al sentir como algo frio pero filoso amenazaba contra mi espalda, cortando mi sosten en el proceso, provocando que soltara la falda para cubrirme arriba, solo escuchaba como estos se reian, diciendo obsenidades de mi
no sabia como nadie llegaba, estaba segura de que mis sollosos se escuchaban lo suficientemente altos como para ser escuchados por cualquiera que pasara fuera del callejon
pero nadie llegaba...
cuando estaban apunto de subir mi falda y cumplir su cometido conmigo, cerre los ojos con fuerza, sin querer ver sus caras de satisfaccion, sin embargo, despues de unos segundos no senti nada mas que algo ponerse sobre mis hombros, haciendome abrir los ojos lentamente asustada, notando que me cubria un largo saco blanco con algunos escritos en negro.
voltee a los lados buscando al dueño, para encontrarme con la cara seria de un chico albino con unos hermosos ojos violetas, los cuales veian con atencion como unos chicos con una vestimenta similar a la suya golpeaban a mis agresores
el al percatarse de mi mirada cohibida me miro con atencios para despues decir con un tono autoritario
- esos idiotas no volveran a hacerte daño, ya estas a salvo.
sin saber que responder te levantaste lentamente, cuidando tu distancia con el le diste una reverencia pronunciada, dando a entender lo agradecida que estabas.
el entendio que por el susto quizas no podias hablar, y sin decir nada se dio la vuelta, deteniéndose al darce cuenta de que no lo seguias
- que esperas?, te llevare a tu casa en lo que ellos terminan con los idiotas - dijo apuntando con el menton a los mensionados, sin decir nada, lo seguiste aun con su saco ensima.
el a diferencia de los otros no se veia peligroso, pero no cabia duda con solo ver su porte al caminar, y su manera de hablar que un santo no era
lo seguiste hasta salir del callejon, donde se detuvo para girarse en mi dirección.
