Su respuesta me hace hundir el cejo.

—¿Solo por eso?

En cuanto me percato de que he soltado esa pregunta en voz alta y no se ha quedado reclutada en mi cabeza, me doy cuenta de la metida de pata que acabo de hacer al tan solo dejar escapar esas tres simples palabras.

—Sí, solo por eso —confirma él y retrocede un paso, lo siento querer apartarse lo más posible de mí —. No te ilusiones. No te defendí porque me gustes o porque seas alguien especial. La única razón por la que te defendí, fue porque no me agrada la chica que te estaba molestado. Nada más.

Sus palabras son un golpe en el pecho para mí. La frialdad con la que las ha dicho, extrañamente, me produce un dolor que no logro comprender. Para rematar, me dedica una mirada de indiferencia total y me da la espalada.

—Ahora, déjame en paz —me dice —. Mantente lejos de mí.

Y se aleja sin mirar atrás.

Permanezco quieta, sin poder comprender porque creí que al defenderme ya quería decir que él sentía cosas por mí o que era alguien importante para su vida. Pero otra interrogante se formula en mi cabeza: «¿Quiero yo que él sienta cosas por mí?» Sin dudar, niego con la cabeza y alejo esa idea de mis pensamientos.

Al pensarlo mejor, acepto que ha sido una estupidez de mi parte haberle preguntado por qué me había defendido cuando todos en la escuela sabemos que Darek no tiene sentimientos por nadie (o eso es lo que ha demostrado).

Yo fui la que malinterpreto las cosas.

Me doy la vuelta, decidida a continuar con mi día sin que lo que ha dicho Darek me afecte en lo más mínimo.

Me detengo justo en la parada del bus, para así esperar a que mis amigos lleguen en el siguiente autobús, pero en eso siento unas miradas furtivas clavándose en mi espalda con un disimulo que no es para nada discreto. A causa de sentirme espiada, vuelvo la cabeza por encima del hombro y echo un vistazo hacia atrás, mis pupilas terminan aterrizando en un grupito de tres chicas que se encuentran a pocos pasos de mí. Las conozco, se trata de Rebeca, Raquel y Roxana; han estudiado conmigo desde que tengo uso de razón, ellas han sido inseparables desde que empezamos nuestros estudios secundarios, supongo que tener la misma inicial en sus nombres ha fortalecido su amistad, no lo sé. Lo cierto es que ellas nunca antes se han fijado en mí, puesto que son unas de las chicas más populares de todo el instituto.

Que me miren de esa forma me pone a pensar en qué pude haber hecho para ganarme su atención, pero regreso mi mirada al frente y continúo con la espera del próximo bus. Pasan unos diez segundos cuando un débil murmullo llega a mi oído y me deja anclada al piso.

—Creo que es la novia de Darek... —Rebeca dice algo más, pero lo hace en un tono tan bajito que no alcanzo a escuchar.

Aguzo el oído en busca de captar su conversación.

—Sí, hasta la defendió de Leticia —comenta Roxana y puedo sentir sus par de ojos negros enterrados en mí.

—Darek nunca había defendido a nadie —Raquel se une a la charla.

Dios mío, no, no, no y no.

No puede ser que ahora también vayan a correr el rumor de que Darek y yo tenemos una relación, eso sí que no.

Mis piernas, que ahora parecen de plomo, no consiguen moverse, aunque en este instante lo único que quiero es salir corriendo hacia ellas y decirles que no, que no tengo ninguna relación con Darek. Como si la mala suerte estuviese en cada gota de sangre que corre por mis venas, el segundo autobús estaciona frente a mí y las chicas que hablaban a mis espaldas deciden retomar su caminata con dirección a la entrada de la prepa.

No acercarse a DarekWhere stories live. Discover now