✩⭒ 𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 7⭒✩

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A la mañana siguiente, y con una entrevista en dos horas. Me había dejado el USB en el edificio, que para mi desgracia, compartía con Pedri.

Me hizo prometer que no se lo podía decir a nadie o si no me echaba del piso. Me tenía agarrada por las pelotas.

Pedaleé los más rápido que pude, porque tenía un tren que no podía perder si quería llegar a tiempo a la entrevista.

Al llegar al edificio tiré de mala manera la bici para subir a toda prisa. Supuse que Pedri estaba en casa porque no tuve que dar dos vueltas a la llave para entrar.

Busqué a toda mecha por el salón mi lápiz de memoria, sin éxito. Sigilosamente, para que nadie se enterase que estaba allí, busque por mi habitación y tuve la misma mierda de suerte.

Caí en la cuenta que debería estar en la sala que tenía ordenador.

Problema.

La puerta estaba cerrada y era la parte de la casa de Pedro. No me quedaba otra que picar.

Le eché dos huevos y pa' alante. Al fin y al cabo era también mi casa.

—Pedro. Soy yo. — le grite desde el otro lado. — Necesito un favor.

—Pedri, creo que te llaman.—dijo una voz desde dentro. Sentí el chirrido de la cama y segundos más tarde, abrió la puerta mi compañero de piso.

—Joder, Gara.

—Es un minuto, necesito el USB que estará en el ordenador. Por favor. — volvió a entrar en la habitación y me dio el USB, pero miré la hora y ya era imposible llegar al tren.

Casi me pongo a llorar ahí mismo. Con las manos en la cabeza. Pedri salió completamente de la habitación, y cerró la puerta tras de sí. Dejándonos a los dos en el pasillo.

—Ey, ¿Qué pasó?

—Nada.

—Venga, Gara. ¿Qué pasó?

—Tengo una entrevista.

—Eso es bueno. ¿Por qué lloras?

—Acabo de perder el tren. Y no puedo ir en bici. Y si se lo digo a mi hermano no creo que le haga mucha gracia que me ofrezcan trabajo sin contar con él.

—¿A donde tienes que ir?

—Al polígono del sur.

—Déjame calzarme y te llevo.

—¿QUE? No, Pedro, no hace falta.

—Da igual.

—Tienes visita. No la puedes dejar plantada.

—Gara, es más importante tu entrevista. Créeme.

—Créeme tú a mi. No pasa nada.

—Oye, cállate necia.

—Qué tengas coche no te da derecho a mandarme callar.— él se rio y entro en la habitación, cerrando la puerta.

Me senté en el sofá del salón cuando una rubia salió del piso y me miró a matar. Luego vino Pedri y me guió a su coche.

—Tienes otra oportunidad de echarte atrás.

—No seas boba y sube antes que cambie de opinión.

—Me das miedo al volante no se si subir...

—Que subas, joder.

No me iba a quejar. Se había ofrecido él.

𝘿𝙊𝙉𝘿𝙀 𝙌𝙐𝙄𝙀𝙍𝙊 𝙀𝙎𝙏𝘼𝙍   [pedri gonzález]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon