⤿ resident evil. ━━━━ au's

albert wesker. ─── demon au!

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Albert Werker demon x human fem!oc

TW: Mención de alcohol, alcoholismo, mención de violencia y sufrimiento.

Alex's pov.

"I feel like I'm screaming,
but a moan is all I'm leaving."

Había perdido la cuenta de las horas que llevaba sentada en el taburete de aquel bar de carretera, solo sabía que llevaba demasiado tiempo fingiendo risas y sonrisas ante los hombres que se me acercaban y que me estaba costando terminarme la la última copa; sin embargo, no quería irme a casa. Ante mí resposaba sobre la barra una copa de vino tinto de mala calidad casi por la mitad, era la tercera de la noche y, sin embargo, el alcohol parecía afectarme menos de lo que debería. Aquel local se encontraba repleto de hombres y mujeres que parecían divertirse salvo uno: un hombre alto, corpulento, trajeado, de pelo rubio y con unas gafas de sol que no se había quitado al entrar. Me miraba fijamente desde el otro lado del lugar desde hacía ya varias horas, ni siquiera apartaba la vista cuando yo lo miraba. Intenté no darle importancia, era el menor de mis problemas, porque era obvio que si yo había acabado ahí, sola y buscando desesperadamente la embriaguez, no era por tener una vida plácida y feliz.

Tenía veinticuatro años, acababan de echarme del trabajo y vivía en una casa pequeña con una madre enferma y un padre violento y alcohólico que hacía cualquier cosa menos tratarnos como debía; no era extraño cuando llegaba a casa y me lo encontraba tirado en el sofá con una botella de bourbon en la mano, vociferando palabras ininteligibles. Tampoco eran extrañas las incansables peleas que más de una vez llegaban a las manos. Recordando dichos momentos toqué mi abdomen por encima de aquel vestido negro sin tirantes, donde se dibujaba en mi piel una cicatriz a causa de una de aquellas violentas discusiones.

Decidí que ya era hora de volver a casa, probablemente mi padre ya estaba dormido así que estaba fuera de peligro, o eso quería pensar. Pagué mi consumición bajo la lasciva mirada del camarero, tomé mi chaqueta y mi bolso y salí del local. Llovía a cántaros, tanto que incluso llegué a pensar en pedir un taxi, pero no vivía lejos y necesitaba despejarme del alcohol, así que opté por tomar un cigarrillo de mi cajetilla de Malboro recién comprada en la máquina del bar, y lo encendí.

No había nadie por la calle, lo único que se escuchaba aparte del sonido de las gotas de agua siendo recibidas por el asfalto, era el chocar de mis tacones contra el suelo. El ambiente que se respiraba aquella noche era tenso, intranquilo, la oscuridad se avalanzaba sobre mí salvo en los pequeños tramos donde una farola alumbraba con su luz amarilla la carretera y la acera. Tuve la sensación de que había alguien detrás de mí, siguiéndome a cada paso que daba, pero al girar la cabeza comprobé que estaba sola. Quedaban quince minutos para llegar a mi casa cuando escuché unos pasos detrás de mí que antes no existían en el eco de la noche, giré la cabeza y lo vi: el hombre rubio con gafas de sol que había estado mirándome en el bar. Aceleré el paso todo lo que pude para evitar caerme al suelo y torcerme el tobillo por culpa de los tacones, aunque había cierta distancia entre nosotros. Mi paso aceleraba por momentos hasta que llegué a un punto donde los caminos se cruzaban, lugar donde había una única farola que no llegaba a alumbrar el sendero que yo debía seguir. Este estaba completamente a oscuras, ni una mísera luz que eliminara la oscuridad. Me paré en seco, barajando mis opciones. Me giré para observar si aquel hombre continuaba siguiéndome, pero me sorprendí al ver que ya no estaba. Suspiré aliviada y volví a mirar hacia el cruce cuando algo se interpuso ante mí: él.

Su pelo rubio estaba perfectamente peinado, sus facciones eran afiladas, su traje parecía estar hecho a medida y sus gafas reposaban sobre el tabique de su nariz, ocultando sus ojos. Me miraba con semblante serio, y a pesar de no poder ver sus orbes, sentía cómo estos penetraban en los míos, como si pudiese ver cada rincón de mi mente. Di un paso hacia atrás tratando de alejarme, pero él dio uno hacia delante, por lo que fue inútil.