"Hermano Cheng Luo..."
Los niños corrieron y estaban perdidos cuando vieron a Cheng Luo arrodillado en el suelo en una postura extraña, y Yu Tang detrás de él con los ojos cerrados.
Retrocedieron medio paso, sin siquiera atreverse a preguntar qué pasó.
El ambiente digno permaneció estancado durante mucho tiempo.
No fue hasta que Cheng Luo finalmente se movió que se rompió.
Puso a la persona detrás de él con mucho cuidado, se sentó en el suelo, abrazó a Yu Tang, besó su frente y ayudó al hombre a alisar su cabello desordenado con dedos temblorosos, y le limpió la sangre y las lágrimas restantes en su rostro.
Todavía no lloraba, pero sus ojos estaban ligeramente rojos y respiraba con dificultad.
Después de abrazar a Yu Tang así por un tiempo, lo abrazó horizontalmente.
Poniendo los brazos relativamente suaves de Yu Tang adentro, se enderezó y sonrió a los niños asustados que lo rodeaban.
"Vámonos, volvamos".
"Vamos de aquí en autobús con tu tío Yu Tang".
Los niños lo miraron sin comprender. Después de un rato, un niño muy pequeño preguntó tímidamente:
"Hermano, ¿qué le pasa al tío Yu Tang?"
"Se durmió", Cheng Luo le respondió con naturalidad:
"La primavera está cansada y el otoño está cansado, tiene sueño, lo dejaré dormir un rato".
"Debes ser obediente y no despertarlo, ¿sabes?"
Niños, me miran, yo los miro y finalmente asentí: "¡Sí!"
El niño mayor guió al niño más pequeño y siguió a Cheng Luo.
Observando al joven sujetando firmemente al hombre, caminando paso a paso hacia adelante.
El sol de otoño brillaba sobre los dos, como si los separara en un espacio separado.
Solo ellos dos, nadie puede entrar.
Algunos niños escucharon a Cheng Luo hablar, pero no a ellos, sino a la persona en sus brazos.
Tangtang, mira, no lloré.
Yo tampoco estoy triste.
No tienes que preocuparte por mí.
Mi cuerpo y cerebro se han desarrollado al extremo, no envejeceré, es difícil morir y puedo controlar muy bien mis emociones.
Después de que te vayas, pronto podré calmarme y cumplir nuestros sueños.
También te escucharé y no haré cosas que no quieras que haga.
Respetaré las normas morales que me has fijado.
Tratare de vivir como una persona normal.
Ayudaré a muchas, muchas personas y haré muchas, muchas cosas buenas.
En ese momento, acumularé mucho mérito para ti, para que cuando reencarnes, puedas unirte a una familia feliz y feliz sin preocuparte por la comida y la ropa.
En la próxima vida, ya no serás un huérfano, tendrás padres que te quieran y amigos que te ayuden, y ya no serás tirado por tipos malos para controlar un monstruo desvergonzado debido a una compatibilidad física de mierda.
No habrá chips enterrados en la cabeza, y ya no serás controlado por otros y sufrir dolor.
Estarás a salvo y feliz toda tu vida, y finalmente envejecerás lentamente y morirás de vejez.
No me volverás a encontrar en tu próxima vida, tendrás tu propia vida, esa vida ordinaria pero maravillosa...
Sin embargo, en la próxima vida, quiero encontrarte y quiero empezar de nuevo contigo.
Dijiste déjarme encontrar a alguien que me guste y yo también, pero no quiero.
Puedo hacer lo que sea por ti.
Pero solo, no me dejes amarte, no puedo hacerlo.
Puedo esperar a que vivas una vida cómoda, y luego dejar que tu próxima vida, la próxima vida y la próxima vida tras otra me pertenezcas.
En ese momento, seré maduro y sensato, y no te obligaré a hacer nada que no te guste.
Aunque todavía no puedas enamorarte de mí, quiero seguir a tu lado, siempre a tu lado.
No puedes irte en coche aunque quieras...
