Capítulo IV - Visita a la Villa

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Una exaltación le recorría la sangre y una sonrisa desquiciada se le formó en el rostro.

Le excitaba fantasear con su madre hecha un lío cuando estuviera frente a esa nerd antipática y distante.

Análogamente, George le vio con disimulo, no estaba de acuerdo con lo que Su Alteza hacía, pero no lo iba a hacer desistir del asunto del noviazgo, porque era contrariarlo. Y tampoco lo delataría, porque era traición. Así que guardaría silencio.

En resumidas cuentas, el paseo terminó. Kai llegó al lugar feliz, repasando la mentira que diría a los empleados:

"Que se habían conocido haces meses atrás, y que él, recién le había contado que era heredero al trono de Listan".

Siguiendo el contexto, Julia comenzó a sentir que el mundo iba más lento, que las personas caminaban más despacio; cosa que era casi imposible.

Se sumergió en su mundo, perdiendo el sentido del aquí y el ahora.

Como era común en ella.

—¡Hey! —dijo Kai para que Julia bajara del auto cuando llegaron.

Ella lo hizo lentamente, sorprendida del sublime paisaje y de la casa, no parecía un palacio; pero era una enorme mansión estilo neoclásico con un jardín trazado con diseño moderno.

—Esta mansión no debe pasar de los 30 años —expuso la joven—. Qué digo 30, ni de los 25 años —se respondió a sí misma.

—No sé exactamente cuando fue construida, George dijo que aproximadamente hace unos 15 o 20 años. Pero, pasa y dime que tal esta por dentro.

—La buena arquitectura no excluye a la naturaleza, lo contrario, la complementa —dijo Julia en voz alta mientras se dirigió al interior de la casa.

Estaba fascinada, no era para menos.

Ella era arquitecto.

A veces parecía una loca, como esas señoras que hablan con los gatos, solo que Julia odiaba a los gatos y a casi todos los animales en general. Así que prefería hablar con ella misma.

Al entrar quedó aún más impresionada, era una obra de arte que utiliza los materiales existentes en una forma más humana e incluso poética; cosa rara, porque ella no parecía congeniar con los humanos.

Para ella, la casa era arte y poesía pura, su estructura era solo un reflejo del estado espiritual del hombre que la había diseñado.

Otra cosa rara, acaso... ¿A Julia le interesaba el espíritu de los demás?

—¿Qué te parece? —preguntó Kai.

—¡Silencio!, así podrás escuchar lo que yo vivo.

—Solo oigo el sonido del motor del carro —soltó él azotando la puerta.

—Ven aquí y cierra tus ojos —ordenó ella colocándose de frente a Kai y cubriendo los ojos con ambas manos_. Intenta decirme como es la escalera.

—No lo sé —respondió bruscamente él.

—Inténtalo —repitió de forma cálida.

—Déjame recordar... —agregó respirando profundo, sintiendo el perfume de Julia. No era Chanel ni ningún otro perfume reconocido que él recordara, pero era un olor agradable, dulce y suave—. ¡Una enredadera! —respondió en voz baja—. El balaustre de metal de la escalera tiene una enredadera y los escalones son blancos.

—Perfecto príncipe Felipe —dijo apartando sus manos de él.

Observó el piso de cerámica símil madera brillante. Al entrar a la cocina notó que era bastante grande.

MALO HASTA LOS HUESOS Where stories live. Discover now