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"Eh, ¿no eres la chica de esa serie de TV?"

Maya entrecerró los ojos, actualmente ocultos por las oscuras gafas de sol que lucía. "Ni siquiera lo pienses, Jack" le advirtió. "Te mataré."

Jack sonrió abiertamente. "Error mío" se disculpó, apoyándose en sus brazos. "Por un instante creí que eras otra persona." Echó una mirada al gentío que pasaba. Washington Square Park estaba a rebosar de energía mientras los artistas reclamaban sus justos sitios y empezaban sus rutinas. Había acróbatas, pintores, cantantes y bailarines. Parecía que toda Nueva York estaba fuera disfrutando el delicioso clima.

La identidad de Maya estaba bien disimulada tras enormes gafas de sol y una corta peluca morena. Vestía informalmente con vaqueros y una camiseta de los Mets de Nueva York. Se está bien aquí fuera dijo desde su sitio junto a la fuente. Era agradable estar fuera recreándose en el anonimato del enorme gentío en una gran ciudad. Hasta ahora nadie la había mirado dos veces. "Quizá me mude a Nueva York cuando la serie acabe."

La atención de Jack estaba en otra parte.

"Y me monte un trio con elefantes del espacio exterior" continuó Maya despreocupadamente.

"¿Uh?" Jack miró. "Lo siento. Estaba sólo... um"

"¿Comprobando la carne blanca local?" adivinó Maya.

"Es lo que hay de cena" contestó Jack con una sonrisa.

Maya miró al cielo aunque él no podía verlo. "Es asqueroso."

"No hay nada asqueroso en la unión de un hombre y una mujer" contestó Jack. "O incluso un hombre y dos mujeres. O tres..."

Maya se rio. "Apenas puedes arreglártelas solo ¿qué vas a hacer con tres mujeres?"

Jack parecía ofendido. "Mi querida e inocente muchacha. Hay un gran plantel de cosas que no sabes de mí. Soy un semental, después de todo."

Maya sólo sonrió, incapaz de discutir. Jack era guapísimo y él lo sabía. Estaba segura que Hollywood lo pescaría en nada de tiempo si tan sólo considera el actuar como opción. Pero estaba decidido a ser director y guionista y Maya admiraba su persistencia. Pero más que nada, admiraba su determinación a tener éxito por su cuenta. No había tantos aspirantes hollywoodenses ahí fuera que, siendo los mejores amigos de alguien con un pie en la puerta, rechazaran un poco de ayuda.

"Tengo ganas de comprar algo" declaró Maya ausentemente, sus ojos yendo por los diferentes artistas. Consideró comprar un collar o algo simple, pero entonces un cuadro captó su atención. Era un boceto a carboncillo de una figura solitaria de pie entre una muchedumbre, la mirada fija en un objeto distante. "Jack, ve y cómprame eso." Señaló con la cabeza a la imagen que había estado mirando.

"Ve y cómpratelo tú misma." replicó Jack. "No soy tu esclavo."

Maya le miró. "Por favor."

"Bien" cedió Jack. Miró en la dirección general que le había indicado. "¿Ése con esa cosa?"

Maya se rio. "Sí, exactamente. Ése con esa cosa."

"Vale." Jack fue para allá, mascullando algo sobre estar domesticado.

Maya observó para asegurarse que seleccionaba el cuadro correcto. Entonces arqueó una ceja cuando la conversación entre Jack y la chica detrás de la mesa se alargaba unos momentos más de lo necesario.

Cuando él volvió a su sitio, portaba una luminosa sonrisa en la cara. "Aquí está su cuadro, vuestra alteza" dijo, entregándolo.

"Ligando con la artista ¿no?" le preguntó Maya, ojeando la imagen con genuina admiración. Es como si la hubieran dibujado con ella en mente.

Jack negó con la cabeza y se sentó. "No es la artista explicó. Es amiga de la artista. La muy mona amiga de la artista que acaba de darme su número." Alzó una tarjeta comercial en énfasis. Orgullosamente volvió la tarjeta para mostrar donde la chica había garrapateado sus cifras.

"Rauda operación" le dijo Maya. "Estoy impresionada."

"Algún día puede que seas así de hábil" le aseguró Jack. "Sólo sigue conmigo."

"Eh" Maya se quejó, ligeramente ofendida. "Podría agenciarme una cita en dos segundos."

Jack arqueó una oscura ceja mientras observaba a su mejor amiga con mirada dudosa. "¿Y cuándo, si puedo preguntar, fue la última vez que te diste un revolcón?"

"Eso" Maya respondió, poniéndose de pie "no es asunto tuyo."

Jack también se incorporó, disfrutando el hecho de que estaba ganando esta discusión. "Tanto hace ¿eh?"

Maya empezó a alejarse, no queriendo participar más en esta conversación. Podía encontrar con quien dormir. Había montones de personas que dormirían con ella. Millones de ellas, en realidad. "Hay cosas más importantes que el sexo" le informó a Jack una vez que se hubo puesto a la par de ella.

"Eh, Maya, sabes que sólo estoy bromeando ¿verdad?" preguntó, repentinamente serio. "Sé que es difícil para ti."

"Lo sé." Pero todavía le molestaba. No iba de sexo... realmente eso no le importaba. Era todo lo demás. Era encontrar a alguien que la amase por ella. No por la atención de los medios, o el dinero, o el glamour, o quién ella fingía ser.

Jack suspiró. "No vas a encontrar a nadie a quién amar si no le permites acercarse a ti."

Maya no le dirigió la mirada. "Te permití acercarte a mí."

Él sonrió. "Sí pero, para mi desaliento, no parezco ser tu tipo."

"Y en eso yace el quid" le contestó Maya.

El lado ciego del amorWhere stories live. Discover now