Sentí la necesidad de hacerlo.

Es la verdad, las palabras abandonaron mi boca con naturalidad y soltura, sólo me pude detener al verlo derrumbado.
Sonrió inconforme, sobre la mesa puso la cabeza del hombre con el corte perfectamente hecho por una sierra.

Ella lo hizo, no puede soportar ver llorar a su víctima en vez de escuchar súplicas.

Mira su rostro, es de tristeza y no de miedo.

Lo si

¡Cállate, Ragen, nunca aprenderás! —interrumpió llena de cólera, con rudeza sostuvo mi brazo.

A rastras me sacó de la casa y me llevó a la parte trasera de la misma, mis ojos se abrieron al ver un pequeño cuarto de madera oscura, su mano presionó tan fuerte que sentí sus uñas ser incrustadas en mi piel.

Para ser un niño de seis años todo es extraño y de alguna manera intrigante.
Abrió la puerta y me lanzó dentro, de no haber colocado los brazos para frenar la caía sin duda hubiese terminado con una contusión grave.

Así aprenderás —cerró con llave y candados gruesos.

No hay luz ni muebles, sólo una manta y un colchón viejo, permanecí inmóvil analizando la situación, a pesar de estar atento en todo momento no me di cuenta del momento exacto en que ella lo construyó, tarde o temprano me habría metido así no haya cometido un error.

Este lugar estaba hecho para mí.

Lo construyó para aprisionarme como una bestia.

Pasé días sin comer, sólo el sonido del bosque y algunos animales me mantenían consciente, pero todo lo que me rodea es oscuridad, sólo un rayo de luz se colaba por el techo de aquél lugar, ella solía entrar para dejar una mísera bandeja de comida y de no consumirá ella me golpeaba, fue inútil pues sus golpes eran nada para mí cuerpo, no experimenté dolor, repitió la misma rutina por días, semanas y meses.

Existía cómo un animal encerrado en una jaula esperando que alguien lo mate o salve, nadie vendrá por mi.
Un día vacío ella entró de golpe y a mis pies arrojó un objeto que inmediatamente reconocí, una tijera, dejó una lámpara a pilas al centro de la habitación, gracias a esa luz artificial después de meses volví a ver el rostro de mi madre, sus carnosos labios están pintados por un intenso labial rojo y su cabellera cae en ondas por sus hombros desnudos.

Quiera o no, mi madre es hermosa.

La miré con detenimiento.

Si sobrevives saldrás de aquí más fuerte que nunca.

Mamá...

Mi susurro se desvaneció, mi garganta requiere de agua pero me niego a rogarle.

Una respiración pesada se hizo presente al mismo tiempo que observé a un hombre ingresar, fumando se apoyó en el marco de la entrada, permaneció quieto hasta terminar su cigarrillo, ella se le acercó, hablaron tan bajo que no logré escuchar su conversación, antes de marcharse me miró de reojo y cerró la puerta pero está vez lo hizo sin seguro, no llegué a escuchar el sonido de los candados y llaves, el sujeto caminó hacia mi a paso lento, un instinto me llevó a tirar de la cadena que apresa mí mano izquierda.

Una semana después de haber sido encerrado ella me encadenó para limitar mi movimiento.

Se lanzó sobre mi empezando a tocarme de una forma asquerosa, cerré los ojos al sentir que sus ásperas manos bajaban a mis pantalones, su barba pinchaba mi cuello al dejar besos.

RagenWhere stories live. Discover now