Once

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"Todos tenemos, en nuestras manos, el poder para matar; pero la mayoría de la gente tiene miedo de usarlo. Los que no tienen miedo, controlan la vida misma"

- Richard Ramírez


- Richard Ramírez

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Ragen

—¿Estás loco?

—Quizá —contesté a la pregunta de Frank.

—No puedes usar tú autoridad para estar sin guardias.

—Moriré de aburrimiento si todo el tiempo estoy en compañía de un guardia.


Con su dedo índice apuntómí pecho reiteradas veces pero, no hice nada.

Es un tipo muy fastidioso.

—Me importa una mierda si mueres de aburrimiento, estúpido alemán.

—Maldito italiano —dije con falso enfado.

Entré a mi habitación y al asomarme por la ventana vi aquella melena rubia de Jaina ingresar a su edificio, seguí atentamente a Emett hasta que se encontró con Antoni y juntos entraron al edificio, son como uña y mugre, lástima que la mugre no es difícil de quitar.

Me recosté leyendo, aquello logra cambiar mi humor, además, me ayuda a planear y saber algunas cosas, como dice la psicología, la lectura nutre la mente, mí feliidad y paz duró poco pues la puerta fue abierta de golpe.

—Conrad —solté con rabia al verlo entrar.

—Emett se está saliendo de control, él hizo algo—

—Sí, ya lo sé.

—¿Cómo pudo hacerlo?, temo que Antoni reaccione de manera violenta.

—Eso pasará —aseguro sin despegar la vista del libro.

—No ayudas, Ragen.

—¿Qué esperas?, estoy cansado de vigilarlos como a niños, quiero salir de este maldito lugar.

—Sabes que es imposible.

—Mientras que estemos con ellos sí lo es.

—¿Tienes a alguien esperando por ti?

—No, al igual que tú sólo soy un peón.

—Emett está volviendo con sus andanzas.

RagenWhere stories live. Discover now